Maurizio Bagatin
Todos tienen la razón, todos tenemos la razón, todos somos inferiores a cualquier razón. Hoy, la miseria de occidente, hoy, las miserias de todo el mundo. Hoy en el mundo a cuanta más pobreza hay, más música en las calles… en los semáforos bailarines y malabaristas, en los trenes saxofonistas y actores, en plazas desconocidas el corazón de pintores anónimos, el grito silencioso de Pierrot, la máscara desvelada de Pulcinella, el mímico movimiento de Marcel Marceau, faltan aún los aedos y unas vendedoras de prosas… que pronto vendrán. Es el último espectáculo. La poesía de la vierge folle hoy, como nostalgia de una condición catabólica, hoy que lo humano se vuelve siempre más anabólico. Todo el resto es vida. Seguimos andando como caricaturas de Saul Steinberg, buscando lo imposible, una sombra bajo el árbol que no hay, detrás la muralla del éxodo humano permanente. Ya no vivimos el abrazo silencioso, espontaneo, la fuerza de ser simple… en constantes cambiamientos desfilamos obnubilados. Todo el resto es vida. En esta vida adonde no existe lo increíble. Todos los “in” no son nada más que la oportunidad de lo contrario. Imposible, incierto, insostenible, increíble. “La simplicidad es la complejidad resuelta» dijo Constantino Brancusi…y se alejó del maestro. La mujer conoce el momento, más que el hombre, el orgasmo, la fecundación, el placer, la conciencia y el amor. Conoce todo. Todos andan cansados como en las poesías de Pessoa, todo parece viejo y ya inútil. El capitalismo inventó el remedio a todo esto. Los jóvenes tienen nuevos valores, nuevas poesías… el retorno a las calles es inminente. Todo el resto es vida.
