Maurizio Bagatin
“J’écrivais des silences, des nuits, je notais l’inexprimible. Je fixais des vertiges” -Arthur Rimbaud-
El dinero es el más grande personaje de la historia, créanme, lo escribió un Poeta. Y la pobreza, las enfermedades, la basura y ahora el agua son los medios con los cuales hacerse ricos. Lo vemos todos los días. Todo es primordial, nuestras inocencias y nuestras bellezas, nuestros errores, nuestros pecados y nuestro final.
Nunca hemos estados mejor que ahora y nunca hemos vivido peor que ahora, distorsionando Dickens. Y que ningún hombre y ningún país le enseñe a otro hombre y a otros países como vivir. No somos buenos ejemplos. Nadie lo es. Terminamos el año así, ni peor ni mejor de cómo lo empezamos.
Tierra de nadie…hormigón y desechos, basura y cemento, ruidos y vulgaridades, brutalidades y escombros…el desierto. Así Heródoto vería nuestra Historia.
Empezarán a vacunarnos, y encerrados en catacumbas desapercibidas seguiremos nuestro irrefrenable progreso. Un milagro, el único milagro que nos salvará es la vida, si un día lo percibiremos así, y la estética y la ética nunca tendrán más agradecimiento…la lluvia sobre el Tunari, un vino verdadero entre amigos, nuestro buen dialecto, una caricia, resistir…si el dolor y el miedo que desde el alba del mundo no serán como el silencio de Sócrates, de Buda y de Cristo.
Lentius, profundis y suavis, más lento, más profundo y más suave, el mañana será o no seremos; la inocencia abrazando el conocimiento, el imaginar platónico y la indiferencia.
Y así uno avanza, enamorándose y amando, construyendo y sepultando, bailando en este Titanic que aun creemos eterno, en un eterno presente, así con humores como el cielo, un día abrazando un imaginario Prometeo, otro ya de vuelta a una Penélope paciente.
Vivir sin recordar sería, tal vez, el secreto de los dioses…
Imagen: Jackson Pollock