Invasión de cuatro ruedas
Qué maravilla despertar en silencio un domingo, por lo menos un día al año, sin el estruendo de alguna volqueta destartalada y ruidosa que pasa por la calle, sin las bocinas estridentes de los enfermos del volante que siempre salen tarde a algún lado y se ponen histéricos como si estuvieran a punto de parir. […]