Después de recibir el año con esperanza y confianza en que se pueda superar al coronavirus, a muchas de las familias bolivianas que tienen sus hijos en colegios particulares, se les viene a la cabeza una interrogante, ¿este año habrá incremento en la pensión del colegio?
Hace algunos días las autoridades competentes del área educativa manifestaron que el inicio de las actividades escolares se realizaría bajo la modalidad virtual, lo que implica una serie de acciones previas, tanto para los padres de familia, porque estos deben proporcionar medios tecnológicos que permitan a sus hijos el ingreso a las plataformas educativas, sumado al tiempo para hacer un adecuado seguimiento; como para las unidades educativas, que deben contar con adecuadas plataformas educativas, además de la capacitación del uso sus docentes.
El 2020, con la presencia de la pandemia, fue una gestión complicada no solamente en el ámbito de la salud, sino que también vimos que la economía se vio fuertemente afectada por la paralización de las actividades productivas, condimentada por una inestabilidad política provocada por un gobierno de carácter transitorio; aspectos que influyeron en la educación, teniendo como resultado la suspensión de clases presenciales en marzo y el cierre del año educativo en agosto.
Todos estos aspectos conllevan a una reflexión profunda en lo que se refiere a la idea de incrementar el monto de las pensiones escolares, en razón a que, con una economía golpeada, un rebrote evidente de la pandemia y un inicio de la gestión educativa bajo la modalidad virtual, nos coloca en una situación contradictoria y difícil de imaginar.
Ante este contexto, el Ministerio de Educación plantea una propuesta de realizar algunos ajustes en las pensiones que permitan la reducción porcentual de las mismas, en función a la modalidad de enseñanza, virtual, semipresencial y presencial.
Esta reducción porcentual oscila entre el 5% y el 35% dependiendo el costo de la pensión, mientras se desarrollen las actividades de manera virtual, porcentajes que se reducirían aproximadamente a la mitad, cuando se pase a la modalidad semipresencial y al 0% cuando las actividades sean presenciales; sin embargo, esto conlleva una negociación con los representantes del sector, la cual, debería concluirse antes el inicio de las clases.