Blog Post

News > Etcétera > Sequía creativa

Sequía creativa

Sagrario García Sanz

Mi musa me había abandonado. Quería escribir pero no podía, era tan sencillo como que no llegaba esa ansiada inspiración. Cuando apenas tenía tiempo, las ideas brotaban a borbotones una tras otra y era incapaz de capturarlas todas, se despeñaban por el precipicio del olvido. Ahora que tiempo era de lo que más disponía, mi musa se había largado y me había dejado tirada. Seguramente se habría escapado con el Murphy ese de la famosa ley.

Sentada frente a mi portátil y con la mente en blanco decidí prepararme un té, así que me dirigí hacia la cocina para poner en marcha el calentador de agua. Revisé la balda de los tés y me decanté por uno negro: fuerte de teína, con aroma y sabor. A ver si así conseguía que mi mente alcanzara un estado aceptable de activación.

Mientras degustaba el té agradeciendo su calor en un día tan frío de invierno, la sequía creativa me seguía castigando vilmente y empezaba a invadirme también la desidia, así que me tumbé en el sofá envuelta en una manta y me puse a disposición de Morfeo, quien no se hizo de rogar para venir a visitarme tan solícito y con la misma velocidad con la que mi musa se había alejado.

Una hora más tarde me desperté súbitamente, ella había vuelto, la musa me había arrancado de los brazos de Morfeo de manera abrupta para llenar mi cabeza de imágenes y palabras a las que dar sentido. Las ideas aparecían y se desparramaban como la lava de un volcán en erupción mientras yo trataba de asimilar y canalizar tal brote de creatividad.

–¿Dónde ha quedado tu sutilidad, hija de musa? –me pregunté. Me abandonaba por completo o aparecía súbitamente como una tempestad en medio de la nada, y siempre me tenía a su merced. No quería hacerla esperar y aproveché su preciada buena disposición permitiendo que mis dedos volaran sobre las teclas del ordenador.

Cuando me quise dar cuenta habían pasado varias horas y mi creación albergaba una veintena de páginas. No me lo podía creer, hasta me había olvidado de comer, entonces me percaté de que mi estómago se quejaba con razón de su nivel de vacío. Vi la taza de té con más de la mitad de contenido del que también me había olvidado por completo, pero la sed hizo su acto de presencia y, a pesar de que ya estaba más que frío, lo apuré de un trago.

El volcán de creatividad parecía algo más apaciguado y mi sensación de hambre empezaba a superarlo, así que me preparé algo de comer y me puse a meditar sobre mis inestables estados creativos. Mi musa nunca me había tratado tan bien, se había presentado forma brusca, sí, pero se había puesto totalmente a mi disposición durante casi todo el día. No quería que me abandonara otra vez, por ello devoré rápidamente mi comida y volví a ponerme manos a la obra. Las ideas siguieron fluyendo, pero con una mayor tranquilidad, y a altas horas de la madrugada ella se volvió a marchar para que Morfeo regresara a tomarle el relevo.

Estaba tan exhausta que ni siquiera me fui a la cama, volví a envolverme en la manta y a tumbarme en el sofá para rendirme a un plácido sueño. Cuando desperté, bastante desorientada, era de día y me sorprendió ver que la taza de té estaba sobre la mesa llena hasta la mitad. Recordaba habérmelo bebido, entonces una extraña sensación me recorrió y rápidamente fui a mirar mi portátil, en él solo se veía una única página completamente en blanco. Entonces me percaté de la hora, había dormido un par de horas y todo había sido un sueño. Completamente desolada me levanté y cogí la taza de té, me dirigí a la cocina y tiré su contenido por el fregadero y, a continuación, cogí el té negro y lo arrojé a la basura.

Mi musa no había vuelto, yo no había escrito absolutamente nada y tanto ella como Morfeo se había reído de mí descaradamente.

error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights