José Luis Mollinedo De la Quintana

Cuando Evo Morales salió del país y Jeanine Añez entró a palacio, el eje político anti-MAS pensó que eran las fuerzas soviéticas que tomaron Berlín e hicieron volar le esvástica nazi de la cancillería del Tercer Reich Alemán. Consideraron que el MAS había muerto y que solo quedaba perseguirlos como a ratas y enjuiciarlos como en Nuremberg.

Está visión del que el MAS había desaparecido y que fue reducido a su mínima expresión del escenario político e histórico del país, se fortificó aún más cuando los militares en El Alto sofocaron las reacciones aisladas y caóticas de simpatizantes del MAS y se consolidó la presidencia de Jeaninne, salida de una triquiñuela jurídica de Luis Vásquez.

En medio de esa parafernalia solo la voz de Carlos Mesa, desde el eje anti-MAS salió a defender la Wiphala que con orgullo desafiante los sectores populares del país se negaban a permitir su proscripción, que algunas mentes extraviadas del gobierno de Jeanine pretendían hacer.

Está visión de que el MAS estaba liquidado y que ya no había fue la primera falla geológica de incomprensión política del antimasismo.

Cofundir el tren con el maquinista

«Confundir el tren con el maquinista», esta frase pertenece a Sergio Almaraz, ideólogo del nacionalismo revolucionario, la usó para demostrar que quienes como Walter Guevara y otras fracciones del MNR y de la izquierda tradicional, plantearon en 1964 que lo más importante era derrocar a Víctor Paz, así sea pactando con el diablo sin importarles el destino de la revolución nacional; confundían el tren con el maquinista, ya que al derrocar a Víctor Paz estaban derrocando a la revolución nacional, de la que juraban ser leales.

La visión de confundir el tren con el maquinista fue la segunda falla geológica del eje antimasista.  Interpretaron la victoria del 21 F y la «revolución» de las pititas como una interpelación de fondo y un rechazo contundente de la población al modelo económico y social del llamado ““proceso de cambio””. Cuando en el fondo se trataba de una ofensiva contra los intentos de reelección de Evo Morales y contra su entorno. Pero en ningún momento, ni las pititas y el 21F planteó el retorno del liberalismo y de los viejos políticos al poder. Tenía fuerte dosis de crítica a la conducción del masismo y sancionaba errores concretos del “proceso de cambio”, pero en esencia no cuestionaba su vigencia histórica.

Es evidente que Evo Morales había logrado alejar a sectores de la clase media de las ciudades de su gobierno que rechazaban su continuidad en el poder. Hubo incluso sectores del MAS que se manifestaron contra la pretensión y el deseo de Evo de permanecer en el poder indefinidamente, pero eso no significaba una actitud contra el llamado “proceso de cambio” y menos contra su modelo económico.

Ahí está su equivocación de confundir el tren con el maquinista.  Creyeron que caído el Evo se liquidaba el “proceso de cambio” y ni siquiera se liquidó el MAS,

Está segunda falla geológica los llevó a una tercera, que como diría Durán Barba, pensaron que su mundo era el mundo real.

Bajo la hipótesis que Evo, el MAS y el “proceso de cambio” eran muertos a los que solo había que enterrarlos se desarrollaron desde el antimasismo dos líneas de acción: la primera de un discurso rupturista y condenatorio al MAS, pero no solo a Evo y a su cúpula, sino a todo lo que olía al masismo, creyeron su discurso de que el 75% del país odiaba al masismo y no solo no quería que vuelva al poder, sino querían extirparlo del país. Entonces, bajo está lógica, el enemigo principal de Bolivia era el MAS.

Con distintas tonalidades todos afirman lo mismo. Samuel decía: Nunca tranzar con el MAS; Tuto decía: son “narco chavista” y desde el gobierno decían que eran cocaleros y alteños violentos. Sumado a estos epítetos los calificativos contra Morales de pedófilo y el discurso de corruptos y derrochadores de dinero, todo cargado y forrado por un celofán racista y discriminador, que no solo afectaba al alto mando evista, sino a los más de tres millones de bolivianos que por razones diversas eran simpatizantes y, en muchos casos, militantes del MAS. Pensaron (el bloque antimasista) que se podía construir Bolivia al margen de lo nacional-popular.

Y como cherry de la torta Camacho reclamó para sí la victoria de las pititas y la propiedad política de Santa Cruz.

Sobre este escenario se desató una guerra intestina entre ellos que lo único que logró fue paralizar al eje antimasista y disminuir sus posibilidades de volver al poder a través del voto popular.

Pese a tener una posición menos agresiva y más silenciosa, Carlos Mesa no deja de tener su cuota parte de responsabilidad en la paralización del antimasismo.  Aun cuando al final acabo siendo el más perjudicado.

Ni siquiera cuando en MAS bloqueó las carreteras pidiendo que se realicen elecciones, el eje antimasista reaccionó.  Pensó que era la acción de violentos que no dejaban pasar ambulancias, que ocasionaban muertos.  Pensaron que eran los últimos estertores de un ser agonizante. Cuando en el fondo era la muestra de la fuerza subterránea del MAS disponiéndose a enfrentar el embate electoral.

Tuvieron que ser las empresas encuestadoras las que les digan: ¡Cuidado, el MAS puede ganar!

Lo que demuestra la incapacidad intelectual y política de los dirigentes antimasistas que no cumplen la regla básica del dirigente político esclarecido que es la de prever los escenarios y diseñar estrategias.

No tengo nada en contra de las encuestadoras, pero el dirigente político que base su visión solamente en encuestas, es que carece de formación política para comprender la realidad social y política de un país. Las encuestas son simplemente una herramienta que no supera ni sustituye la capacidad política que debe tener un estado mayor político.

Referirse al desastroso rol que cumplió el gobierno de Jeanine y los Demócratas y la alianza JUNTOS está por demás. Solo queda decir la sentencia bíblica: “Por sus frutos los conoceréis”.

La nueva centralidad política

En una conversación con Óscar Eid (el estratega de las victorias del MIR) con su acertada visión política comentó que uno de los defectos de las distintas fuerzas políticas era la incomprensión de la nueva centralidad política que en los 14 años del llamado “proceso de cambio” se había desarrollado en el país. Está nueva centralidad política, a la que se refería Oscar, demostraba que en temas políticos y electorales la vida del país se definía en el Alto, el Chapare, las ciudades intermedias y el campo, pero además arrastraban detrás de si a otros espacios geográficos del país y desplazaban a las ciudades capitales del eje troncal La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de ser el epicentro de la política.

Resulta que, en esta nueva centralidad política, el MAS es actor hegemónico con una fuerte presencia política extendida social y orgánicamente a lo largo y ancho del país de manera transversal, lo que convertía al MAS en la primera fuerza política del país, dónde la presencia del bloque antiMAS es minoritaria.

La presencia del bloque antiMAS se concentra más en el voto de las ciudades del eje central y otras ciudades sin llegar a ser hegemónica y, además, matizada de distintas visiones políticas, tanto partidarias como regionales.

Hecho que certifica que el antimasismo no tenía, ni tiene, la capacidad de pelear y revertir la hegemonía en los espacios que componen la nueva centralidad política, convirtiéndose en movimientos políticos citadinos básicamente de sectores de la clase media.

Está debilidad congénita del antimasismo de no entender la nueva la centralidad política del país revela su incomprensión de lo que se denomina la Bolivia profunda y muestra. por lo tanto, su carácter antihistórico.

Es tema de economía

La famosa frase de Bill Clinton en los debates contra Busch, de que la política está ligada a la economía fue la premisa principal de esta elección.

La gestión de la presidenta Añez fue tan desastrosa que sumada a la pandemia del coronavirus, grandes sectores sociales comenzaron a perder sus ingresos y se depauperó la economía de miles de familias bolivianas. Está situación contrastaba con la estabilidad financiera que tuvo el país en los años del gobierno del MAS.

Entonces, al MAS para enfrentar el tema electoral y volver aglutinar su caudal político solo le bastó transmitir a la sociedad dos mensajes. El primero: ¿cuándo vivías mejor y más estable económicamente? ¿ahora? o ¿en nuestro gobierno? Y el segundo: ¡tenemos que votar por nosotros mismos, no por otros!

El primer mensaje se lo posicionó con la imagen de Lucho Arce (Ministro de economía de Evo) y la encarnación de la estabilidad económica durante el “proceso de cambio”.

Del segundo mensaje el transmisor fue David Choquehuanca que pedía a los aimaras, quechuas y sectores mestizos de clase media a votar por su identidad social, racial y cultural. Dejando claro que ellos eran los auténticos dueños del denominado “proceso de cambio” antes que cualquier caudillo.

Esta combinación fue un golpe mortal para el eje antimasista, ya que combina la necesidad de resolver las urgencias económicas con la reafirmación de la identidad social, cultural y política de las fuerzas populares, es decir: de lo nacional-popular.

Hay que destacar que en esta combinación tuvo mucho que ver el olfato de animal político de Evo Morales que contra muchas de las corrientes internas del MAS, que proponían un binomio encabezado por Choquehuanca o Andrónico, impuso la candidatura de Arce con gran percepción política. Estoy seguro de que para tomar tal decisión Evo no consultó ninguna asesoría de marketing o estrategas políticos. Evo, simplemente, fue la reacción de un político de raza.

Al margen de las simpatías e incluso que la militancia política, al momento de votar, el ciudadano piensa en su estabilidad económica y en la de su familia como primera prioridad y se inclina por la que cree que resolverá el tema económico.

Y éste fenómeno se repite en la política boliviana.

Ya se dio con el Gral. Banzer que ganó dos elecciones por el solo hecho que en su gobierno el país gozó de estabilidad económica que benefició a grandes sectores de la clase media y los salarios de sectores populares estuvieron estables. Banzer se dio el lujo de ganar en las minas cuando los mineros fueron la oposición más feroz a su gobierno.

Lo propio ocurrió con el MNR que ganó la elección con Goni en 1989 después que Víctor Paz había implantado el célebre Decreto 21060 y decretado la relocalización laboral.

Y sucedió ahora con el MAS. Volvió al poder después de ser acusado de haber hecho fraude electoral y que su máximo líder saliera del país.

¿Por qué sucedió esto?

Los tres fenómenos tienen su explicación en la importancia de la economía.

La gente votaba por Banzer porque extrañaba su estabilidad económica ante el caos que se dio en la UDP.

La población votó por Goni porque garantizaba (para el ciudadano), la continuidad de la estabilidad financiera que logró el Víctor Paz con el D.S. 21060.

Y en las últimas elecciones el MAS logró la victoria en primera vuelta porque después del desastroso gobierno de transición que pauperizó la economía, la mayoría de la gente añoró la estabilidad económica de los 14 años del MAS y votó por Arce con un aditamento para que ganará en primera vuelta porque intuyó que en una segunda vuelta el poder podía caer en manos de quienes no tendrían la capacidad de administrar la crisis que se avecina.

Y cuando la variable económica se vuelve uno de los principales vectores que orientan el proceso electoral hay temas que pasan a un segundo plano.

Basta recordar que cuando gran parte de la sociedad añoraba el retorno al banzerismo por su estabilidad económica, pasaron a un segundo plano el hecho que Banzer había encabezado una cruenta dictadura, dónde se encarceló, se creó campos de concentración, hubo desaparecidos e incluso se eliminó físicamente a militares disidentes del régimen.  Dónde el país se endeudó, donde no se respetaron los derechos humanos y dónde se dio inicio a la actividad de protección al narcotráfico. Nada de eso le interesó al ciudadano común que votó por Banzer añorando su gobierno.

Igual ocurrió con el MNR, la gente olvidó todos sus vericuetos, retrocesos y claudicaciones que había hecho Víctor Paz, todo quedó atrás porque Víctor Paz con el D.S. 21060 sacó al país de la mayor crisis económica que vivió y logró de la noche a la mañana acabar con la hiperinflación y dar certidumbre y tranquilidad financiera a la población boliviana. Esto no solo permitió al MNR renovar su liderazgo, sino potenciar la figura de Gonzalo Sánchez de Lozada que ganó tres elecciones gracias al legado de Víctor Paz en materia económica. Que Goni haya (en su segundo gobierno) perdido el rumbo y se haya derrumbado enterrando al MNR, es tema que merece otro análisis.

Y en esta última elección pasó lo mismo, con todos sus errores y desaciertos el hombre de a pie, como se suele llamar al ciudadano medio, gozó en los úlitmos14 años de una estabilidad económica que jamás tuvo.

Poco le importa saber a la gente que esta época de vacas gordas fue porque hubo mucho ingreso económico al país, fruto del de los buenos precios de las materias primas, del endeudamiento o del narcotráfico. Lo cierto es que el MAS generó una estabilidad y un manejo de la economía que dio tranquilidad al hombre de a pie que por su ADN (ácido desoxirribonucleico) nacionalista considera que todo esto fue posible porque Evo nacionalizó los hidrocarburos.

En cualquier actividad los hechos hablan por sí solos. Y en política los hechos son testarudos.

Es por esos 14 años de estabilidad económica que, junto a otras variables, hicieron que el MAS recupere su potencial y fuerza social y arremeta como una avalancha. reduciendo la incidencia de las acusaciones que, ciertas o no, se lanzan hasta ahora contra el MAS y sus principales dirigentes.

Rivales de poca monta

Uno de los políticos más esclarecidos de este país, Irving Alcaraz, me decía que el MAS tenía la suerte que siempre tuvo al frente rivales políticos de segunda línea.

Considero que el MAS no tuvo rivales políticos, sino rivales electorales de carácter coyuntural.

Los «líderes » políticos que enfrentaron al MAS han carecido y carecen de dos elementos que hacen a la construcción de un liderato político.

Es decir: carecen de “ishu” político y de acto fundacional.

Entendemos por “ishu” político la capacidad de seducción y de enamoramiento del electorado y por acto fundacional el momento constitutivo de un liderato que emerge como representación, necesidad y expresión política de un sector o sectores sociales, que componen, en nuestro caso, los distintos actores de la sociedad boliviana.

Haciendo una revisión rápida de los rivales del MAS.

Tenemos a Jeaninne y los Demócratas que llegaron al poder por accidente y que pensaron que una casualidad histórica los convertía en la nueva fuerza política del país y que reflejaban una nueva emergencia generacional. Lo evidente es que Jeaninne y el partido del 5% nunca representaron nada y a nadie, ni siquiera a sectores cruceños ligados a determinadas logias. Era como si Rodríguez Veltzé en su transición hubiese querido construir una opción política.

A esto se sumó que la presidenta de transición se rodeó de un círculo, no solo de ineptos políticos, sino de gente con rasgos paranoicos como Murillo y López, de acciones estúpidas y erráticas.

Cuando Jeanine se unió con Samuel en JUNTOS, se juntaron el hambre con las ganas de comer.

Lo de Samuel es un caso patológico, cree que, basado en su fortuna personal, está destinado a ser presidente de Bolivia. Samuel nunca fue una referencia política, construyó un partido con grupo de ex miristas y gente ligada a SOBOCE, nunca tuvo una identidad política. Siendo paceño no pude siquiera representar a las clases medias paceñas. Su vida política siempre estuvo ligada a las alianzas que tuvo con los Demócratas.

Hoy Unidad Nacional (UN) tiene poca incidencia en la vida nacional y se comprime como piel de sapa. Samuel seguirá haciendo política, amparado en su fortuna, pero su rol será complementario y marginal. Incluso los años ya le juegan una mala pasada, ya es un hombre que pasó los 60 años y su desconexión con las nuevas generaciones es cada vez mayor.

El caso de Tuto Quiroga no es muy distinto que digamos. Después de llegar a la presidencia debido a renuncia del general Banzer por enfermedad, gobernó el país con Acción Democrática Nacionalista (ADN) y con la coalición política que viabilizo el retorno de Banzer al poder por la vía democrática.  A la muerte de Banzer no pudo heredar ni el partido ni el caudal de votos que tenía el banzerismo. Por el contrario, lo primero que hizo fue desmarcarse del banzerismo y de ADN, en una visión megalómana de la política que lo llevó a pensar que era el conductor de una nueva emergencia política.

Muy pronto la realidad demostró que Tuto no era Banzer y que jamás ocuparía el espacio político del General.

Con el complejo de la madrastra de Blanca Nieves que se mira al espejo y repite ¿Quién es más bonito? ¿Quién es el más capaz e inteligente? Y para su desgracia, el espejo enmudece.

En su mundo y de sus pocos acólitos delira con que el único que puede salvar al país y manejar bien la economía, es él.

Se vanagloria de la gestión de su gobierno cuando fue un gobierno más de los muchos que hubo en nuestra historia y que con el transcurso de los años solo merecen pocas líneas en los libros de historia. 

Con un discurso antipopular y trasnochado intentó posicionarse como el catalizador político de las pititas y como el político que destruiría al MAS. Discurso que ni los recalcitrantes antimasistas creyeron. En un país cuya medula política es lo nacional-popular Tuto sale sobrando. Su desconexión con los sectores populares es dramática.

Tuto seguirá frente al espejo de la madrastra de Blanca Nieves esperando que el espejo le hable y le diga: Tuto: ¡es tu hora, el pueblo te necesita!

En tanto, Tuto ya entró en la tercera edad y su presencia e importancia cada vez es menor.

Bailar con la más fea

Mucho se ha criticado la conducción de la campaña electoral de Carlos Mesa culpando a Ricardo Paz como el factor principal de la derrota de CC.

Desde mi punto de vista nada más falso y exagerado. Que Ricardo Paz cometió errores, sin duda, tal su más grande fue ser fiel a su estrategia del voto útil y no ser más versátil, pero es perderse en las ramas y no ver el bosque.

Hay que ser claros. Carlos Mesa era un mal candidato sin “ishu” y acto fundacional al igual que Jeaninne, Samuel y Tuto.

Su emergencia fue fruto de la ausencia de un liderato y de un proyecto alternativo al MAS y como en política no puede haber vacíos, Mesa llenó ese espacio porque era el menos malo de todos y no porque simbolizaba un proyecto alternativo. Resultó coyunturalmente la mejor trinchera para evitar la reelección de Evo, pero una vez que Evo no fue candidato sus expectativas se comenzaron a diluir.

Ya era otro escenario y la sociedad de manera mayoritaria no reconoció en Mesa la posibilidad de tener un buen presidente.

Muchos factores gravitaron en eso. Para comenzar su pasado político confuso, para decirlo suavemente, su presidencia poco grata, su relación contemplativa con Evo. Pero, ante todo, su estilo acartonado, sin sangre, sin alma, desconectado de relación con la gente. Mesa confío mucho en sus dotes de comunicador social e hizo su campaña como hacía sus programas “De Cerca”, con un tono académico más que político. Contra todo lo previsto resultó ser un mal orador de plazoleta y de concentraciones masivas. Jamás logro enfervorizar a sus simpatizantes y nunca tuvo un real estado mayor político. Su entorno principal fue de «intelectuales» cuya vida política es la zona sur de La Paz.

Optó por poner de vicepresidente a un ciudadano cruceño que no le agregaba ni votos, ni propuesta programática.

Pero sobre llovido, mojado. Se convirtió en el enemigo principal de los otros candidatos del eje antimasistas que lo denostaron y atacaron permanentemente, aun cuando ni el caso de Jeanine, Samuel y Tuto acabaron apoyándolo cuando las papas quemaban y la derrota de Mesa ya se veía llegar.

Lo que sucede con Ricardo Paz es que siempre le toca bailar con la más fea, es decir, con candidatos que tienen muy pocas opciones de ser ganadores.

Instalación política

Quizás quien con más criterio político actuó (de los políticos del eje anti-MAS), fue Camacho.

Camacho buscó su instalación política con fuerza propia.  Inteligentemente no se dejó atrapar en la dicotomía: con el MAS o contra el MAS. Entendió que las elecciones eran un medio para catalizar y condensar todo el apoyo que tuvo cuando desde Santa Cruz se opuso a la reelección de Evo.

Camacho repitió, como buen estudiante, el libreto que le elaboró Walter Chávez de que había llegado la hora de que Santa Cruz pase de tener el control económico del país a tener el control político y que había llegado el momento de expandir el «modelo de desarrollo cruceño».  Con este discurso pensó que arrasaría en Santa Cruz, en todo el oriente y el sur del país.

La verdad fue que el discurso de Camacho funcionó a medias.

Días antes de la elección conversé con un dirigente de la COR de Santa Cruz y él me dijo: “Camacho tendrá buena votación, pero no la que espera. Se olvida que su famoso modelo cruceño no beneficia a grandes sectores populares de Santa Cruz, el MAS tendrá buena votación y pasará del 25% en Santa Cruz. Los únicos perjudicados con la candidatura de Camacho serán los Demócratas y los Mesistas». Debo reconocer que en lo único que se equivocó el dirigente obrero cruceño fue en que la votación del MAS paso el 30%.

Pero el discurso de Camacho pasó a ser un discurso anti-kolla y de tintes racistas que le cerró las puertas del Occidente del país.

Camacho ganó en Santa Cruz, pero no logró el control territorial del departamento y todavía no derrotó completamente a sus rivales de la región: Los Demócratas. Pero su objetivo mínimo fue logrado, se instaló en el escenario de la política boliviana con fuerza propia.

Para concluir esta parte del análisis, quiero sostener que cuando me refiero a acto fundacional, me refiero a que la presencia de un actor político tiene que tener alguna representatividad y justificación histórica.

Al margen de los líderes históricos de la revolución nacional (Paz, Siles, Guevara y Lechín) que su presencia estuvo ligada a la Revolución Nacional del 52, hubo otros políticos con acto fundacional.

El general Banzer representó las aspiraciones de las clases medias citadinas que veían en él al político capaz de dar estabilidad económica y orden, anhelos que están en la esencia política de las capas medias. Pero además Banzer al romper con García Mesa reafirmó su vocación democrática y fue uno de los políticos que sacó de las FF.AA. del golpismo y que logró que los militares se sometan a la Constitución y asuman el rol que la Carta Magna les designa.

Jaime Paz encarnó el liderazgo de una generación que salió de las concepciones guerrilleristas para convertirse en la generación que reconquistó la democracia.

Gonzalo Sánchez de Lozada fue el hombre que más nítidamente encarnó una propuesta neoliberal en el país y el heredero del liderato histórico del MNR.

Carlos Palenque fue como el mismo lo decía: era la voz de los sin voz y representó por mucho tiempo lo más significativo de lo nacional-popular.

Y, por último, Evo Morales que como acto fundacional es el caudillo que expresa la emergencia campesina y popular en el país.

Los políticos del eje del anti masismo no tienen acto fundacional, son solo alternativas electorales.

Lo que se viene

Hay que partir del hecho objetivo de que la victoria del MAS significa en primer lugar la continuidad del ciclo del proceso cambio. Es decir, de la narrativa de lo nacional -popular por encima de los presagios y predicciones de políticos del eje antimasista y de «supuestos» analistas que ese ciclo había terminado y que entrabamos en un nuevo ciclo de transición.

La segunda constatación es que el MAS es el único partido político con sus propias características que hoy existe, con semejanzas y diferencias en su rol político y en su estructura, ha sustituido al MNR.

Este hecho determina que la política nacional se determinará y desarrollará más dentro del MAS que fuera del él.

La tercera constatación es la evidencia de que el MAS, como partido e instrumento político, tiene su propio peso, fenómeno que se complementa con la figura de Evo Morales que tiene identificación étnica y cultural con los sectores populares; ese mismo hecho convierte a Evo Morales en que sea el único caudillo de la política boliviana.

Pero, para retornar al poder tendrá que lograr curar las heridas que ha tenido con la clase media durante la gestión de gobierno. Su retorno al poder no es ni fácil ni sencillo.

Sobre esa lógica actuará el nuevo gobierno del MAS.

Es evidente que el gobierno de Arce será distinto al gobierno de Evo por razones que son obvias, pero el hilo conductor de la forma y visión que caracterizó al llamado “proceso de cambio” no sufrirá cambios centrales.

En fútbol se dice que equipo que gana no se toca ni se cambia.

En política igual. ¿Por qué el MAS habría de cambiar su estilo político, si con ese estilo gobernó,14 años y ganó la última elección?

Veamos un solo tema como ejemplo:

En el concepto de democracia de la oposición, ésta se queda sin voz gritando que el MAS no es democrático, que es autoritario y es dictador.

Hay que señalar que como todo en la vida no hay una sola concepción que rija las cosas.

La concepción del Amor es diferente a la de un musulmán a la de cristiano y no por eso una invalida a la otra.

La concepción de democracia del MAS es populista por lo tanto hegemónica, es la misma visión de democracia que tuvo el MNR del 52 al 64, la misma que tiene el peronismo y que tuvo el PRI de México.

En contraposición está la visión de democracia no hegemónica, la llamada democracia de concertación que proponen los partidos de oposición al MAS (que más que por convicción lo hacen porque son electoralmente débiles).

Lo que no entiende y nunca entendió el antimasismo es que para meter al MAS en la concepción de la democracia pactada tienen que derrotarlo políticamente.

En tanto el MAS tenga la legitimidad social que tiene y pueda encontrar salidas legales seguirá practicando su visión de democracia hegemónica.

En lo que respecta a la política económica hay que entender que el MAS tuvo una acción dual. Jamás atacó los intereses de sectores empresariales y de poder. En los 14 años de poder la banca privada gano más dinero que nunca, los sectores de la agroindustria cruceña soyeros, cañeros, etc., también. Los empresarios de la construcción tuvieron una buena época. Dentro la economía informal tanto legal como ilegal hubo una expansión masiva.

Lo único que el MAS hizo fue utilizar el excedente de los ingresos de la nacionalización de los hidrocarburos y de los precios altos de las materias primas y de empresas como Entel y otras, para distribuir un pequeño porcentaje en bonos y el resto en obras que le rentaban políticamente.

El MAS no cambiará su lógica en política económica. Seguirá con lo mismo. Aplicará medidas de ajuste en materia fiscal, pero sin espantar a la perdiz. Sabe que con controlar la inflación y el valor de la moneda boliviana le basta y le sobra. Para eso tiene la suficiente espalda política para hacerlo y es evidente que tendrá la capacidad de conseguir recursos económicos de afuera con más solvencia y facilidad que cualquier otro partido político y liderato rival.

No hay que rasgarse las vestiduras por esta visión pragmática de la economía.

El hombre de a pie sabe que los discursos de proyectos de cambio de la matriz económica, de no ser extractivistas y de industrializar el país son deseos de hace años y promesas desde la revolución del 52. Por eso su problema es el día a día y eso se refleja en tener ingresos y que no suba el dólar.  Eso indudablemente sabe hacer el MAS y lo seguirá haciendo así tenga que seguir endeudando el país.

Pero una de las fortalezas mayores del MAS es su identidad cultural y racial que es el empoderamiento de mestizos, indígenas, aimaras, quechuas, etc.

El MAS no ha hecho una inclusión social, ha hecho una sustitución social.

Con el MAS han tenido acceso al poder y al aparato del Estado bolivianos que nunca tuvieron acceso antes. No estamos hablando si tienen o no la capacidad para estar en el aparato del Estado, simplemente están. Ya saben lo que es poder y no quieren dejarlo

Cómo me dijo un político destacado: vivían en el sótano y se subieron al living y ahora no se quieren bajar.

Estos sectores de la Bolivia profunda saben que solo el MAS les permite eso, que en ninguna otra alternativa política son los actores principales.

El gobierno de Jeanine en sus meses hizo recordar a las masas populares que otra vez se quería gobernar de espaldas a ellas, ahí empezó la rearticulación de lo nacional-popular y la fuerza subterránea electoral del MAS.

El poder del no poder  

Es cierto que hoy pese a todas sus contradicciones internas y los problemas que va enfrentar internamente la gestión de gobierno, el MAS tiene más posibilidades de salir airoso de batalla política que la oposición marginal y degradada.

La política boliviana se desarrolla más dentro del MAS que fuera de él. La oposición tiene el poder de no poder derrotar ni electoral ni políticamente al MAS. Y lo segundo es lo más dramático: una oposición sin ideas, sin proyecto político, sin liderato, poco o nada puede ofrecerle al país.

No solo que ni siquiera puede condensar en una sola opción política a los no pequeños sectores de clase media opuesta al MAS, sino lo más grave es que no puede romper la nueva centralidad política generada por el MAS: El Alto -el Chapare -ciudades intermedias y el área rural a los que se suman los barrios periféricos de las capitales que son fruto de la migración campesina. Mientras la oposición no dispute con el MAS ese espacio, sus posibilidades son muy escasas.

En palabras más simples, mientras la actual oposición no le quite al MAS parte de su base social, la tiene muy difícil.

Quizás el ejemplo del General Barrientos es el más nítido en este sentido.  Barrientos para desplazar al MNR desarrolló una política de seducción al sector más duro del movimientismo: el campesinado. A través del pacto militar-campesino y de su carisma estaba desplazando al MNR del campo haciendo movimientismo sin el MNR.

Pero para lograr ser una alternativa sería de poder el Antimasismo requiere, desde mi punto de vista, desarrollar lo siguiente.

  1. Entender que la contradicción principal no es dictadura-democracia.

La democracia se ha vuelto, desde la caída del muro de Berlín y la fragmentación de la Unión Soviética, en la forma hegemónica que tienen los pueblos de vivir y de desarrollar su vida política, pero dentro del sistema democrático se confrontan distintas visiones de cómo debe ser y de cómo debe marchar un país.

En el país la disputa es muy clara: Por un lado, está los adherentes del modelo nacional-popular que la derecha llama populismo y del otro los que dicen representar lo moderno y la economía de mercado lo que la izquierda llama neoliberalismo.

El mayor defecto de los » neoliberales» fue creer que eran los detentadores de la democracia contra los «autoritarios» y dictadores. Chocaron su rostro contra la pared porque cuando se recurrió a la esencia de la democracia que es voto popular el autoritarismo les dio una verdadera tunda.

  • En segundo lugar, tienen que generar un instrumento político que, por el modo histórico de organización política que se tiene en Bolivia, tiene que un movimiento con gran extensión social, ser policlasista y tener estructura nacional en forma piramidal que empiece en el barrio y acabe en la cúpula partidaria.
  • En tercer lugar, debe proponer al país un proyecto moderno neoliberal con grandes dosis de populismo capaz de arrancarle al MAS parte de su electorado. Tienes que ser un proyecto moderno populista o, en lenguaje más simple, un populismo de derecha. 

El último intento en Bolivia fue Goni, que propuso un proyecto neoliberal, pero sobre las espaldas de un partido popular como el MNR. No se trata de volver al gonismo que ya caduco históricamente, sino de encontrar un ensamble entre lo moderno y lo popular.

  • El último requisito es el de promocionar un liderato nuevo con características de caudillo.

Los pueblos como Bolivia siempre buscan caudillos o líderes fuertes, es parte de su genética política.

Indudablemente esto es un proceso de construcción cuyo tiempo de maduración dependerán de las condiciones objetivas de la política nacional, pero inevitablemente es la ruta crítica que debe seguir el antimasismo.

El nuevo escenario

Desde la asunción al poder de Luis Arce el escenario político se caracteriza por la mayor condensación del accionar político, será dentro del MAS y hacia fuera al ritmo y son que el MAS marque o señale.

Lo primero será en lo electoral, consolidar a través de la elección municipal la hegemonía territorial del MAS-IPSP logrando la victoria en más de 200 municipios, pero paralelamente el MAS tiene como objetivo lograr la hegemonía total en el departamento de La Paz, es decir, ganar las alcaldías de la Hoyada, de El Alto y la gobernación. Objetivos nada despreciables y no muy lejanos de conseguir. La Alcaldía del Alto y la gobernación son, salvo que se cometan errores muy gruesos, metas fáciles de conseguir por el MAS.

Indudablemente este el mejor momento para que el MAS capture la alcaldía de La Paz, no solo por el efecto secundario de la elección nacional, sino por el desgaste de SOLBO, por la falta de un referente político con características regionales y municipales

Del mismo modo el MAS querrá avanzar sobre las gobernaciones de Cochabamba y Santa Cruz y la alcaldía de Cercado en Cochabamba. En el resto del país, con la excepción del Beni, el partido de gobierno tiene grandes posibilidades de llevarse la victoria.

Las elecciones subnacionales servirán también para un ordenamiento interno del MAS, que con seguridad potenciará la figura de Evo Morales que será el factor ordenador, centro político de las mismas al ser un jefe de campaña visible y presente que al mismo tiempo comenzará su campaña para el 2025.

La cosa es clara: Arce y David gestión gobierno; y Evo jefe y mando político

Es una convivencia que, aunque la oposición no quiera, se va a dar por un solo hecho: El MAS tiene una gran vocación de poder por encima de sus contradicciones internas.

El otro factor de incidencia que tendrá el resultado electoral es el de regular el accionar HEGEMÓNICO del MAS

Si la victoria es contundente y nuestra que el MAS tiene fuerza expansiva en el territorio nacional lo que implique que tiene masa popular y calle, su accionar HEGEMÓNICO será continuo y resuelto.  Fiel a sus genes el MAS arrinconará a sus rivales y los someterá hasta donde puede. Si la correlación de fuerzas muestra una oposición repuesta y control del territorio, entonces tendrá la posibilidad de poder crear un cuadro de negociación. Al final, en política todo es correlación de fuerzas.

La oposición entre la confusión y la dispersión

Es difícil el camino de la oposición por las causas que mencionamos líneas arribas.  Entrará a las elecciones subnacionales entre la confusión y la dispersión.

Mesa entrara con su CC tratando de demostrar que CC es el paraguas mayor de la oposición. Ya su debut fue triste cuando en su permanente falta de visión pensó que el tema de reclamar la vigencia de los 2/3 en el parlamento sería el detonante de un nuevo 21F.  Mesa no es reconocido por nadie como jefe de la oposición Incluso mantener la unidad de su bancada le costará. Por una razón muy simple, nadie en su sano juicio cree que Mesa llegará en algún momento a ser presidente del país, no solo porque su perspectiva política se achica, sino que hasta la edad le juega una mala pasada, está muy cerca de llegar a los 70 años. Y no es que estemos contra los políticos de la tercera edad, sino que para tener vigencia política en la tercera edad hay que tener la fuerza histórica y la espalda de un Víctor Paz, de un Hernán Siles, incluso de un Banzer. Lamentablemente Mesa está lejos de esos caudillos políticos.

Es muy iluso pensar que a partir de la elección subnacional se pueda armar un proyecto político nacional alternativo al MAS, no solo porque la nomenclatura de la elección municipal o de gobernación es diferente a la Nacional, sino porque en las actuales circunstancias es difícil pensar que el voto de oposición se concentre en un solo candidato opositor, por ejemplo, en imposible que en La Paz el candidato de CC o el de Solbo concentre toda la votación de los sectores no afines al MAS.

Las elecciones subnacionales estarán marcadas por la dispersión del voto opositor y por la aparición de candidatos nuevos amparados en las llamadas agrupaciones ciudadanas.

Por otro lado, está demostrado que las victorias de candidaturas partidarias no siempre potencian al liderato nacional de un partido. Como ejemplo basta citar el caso de la Sole. La presencia política y de gestión de la Sole nunca se convirtió en un crecimiento de Doria Medida en El Alto. Por el contrario, Doria Medina es uno de los políticos con más rechazo en El Alto. Por eso, mirar las elecciones subnacionales cómo la acumulación política a un liderato nacional antiMAS es mucha pretensión.

Dos parecen ser las batallas más importantes que tiene la oposición en las subnacionales.

La elección municipal de ciudad de La Paz que puede poner fin a casi 20 años de gobierno municipal del movimiento sin miedo de Juan del Granado y de su continuidad SOLBO de Luis Revilla.  La otra y más importante es la lucha básicamente entre Demócratas y CREEMOS por el poder de la región de Santa Cruz, la misma es vital porque si de alguna región puede salir un contrapeso al MAS es Santa Cruz.

Conclusiones

Se puede sacar a manera de evaluación las siguientes conclusiones:

  1. El ciclo del “proceso de cambio” sigue vigente. La adhesión al modelo estatista como expresión de lo nacional-popular es la narrativa que, por genes políticos, asume la mayoría de la población boliviana.
  2. El MAS es el partido político más estructurado y con más identidad política del país que le permite tener la mayor expansión territorial y social.
  3. Pese a quien pese Evo Morales es el único caudillo de la política boliviana con presencia y vigencia.
  4. Mientras se mantenga la centralidad política El Alto – Chapare – ciudades intermedias – campo, la hegemonía política del MAS será fuerte y la política boliviana estará marcada por su accionar.
  5. La oposición tiene que desarrollar un proyecto alternativo nuevo que signifique una propuesta neoliberal con base popular e instrumento político y nuevos liderazgos.
  6. Los líderes tradicionales del antimasismo como Mesa, Samuel o Tuto han cumplido su ciclo y sus perspectivas futuras son escasas. Solo les queda dar un paso al costado o ser factores complementarios y residuales de la política.
  7. El proceso de renovación política es más urgente en la oposición que en el MAS que por lo menos ha generado expectativas de renovación en actores políticos como Copa y Andrónico.
  8. Creer que la crisis económica se comerá al MAS y que el poder caerá en manos de los actuales jefes de la oposición es de una ingenuidad alarmante por las siguientes causas
    1. El país no llegará a una crisis como en la UDP porque la historia no se repite y cuando lo hace es como tragedia o como comedia.
    1. Quien más espalda política tiene para enfrentar la crisis es el MAS ya que por su relación con la masa popular es el único que puede aplicar medidas correctivas sin que se produzca un Chernóbil social.
    1. No hay argumentos de fondo que sostengan la tesis que el MAS no podrá conseguir inversiones y créditos internaciones. Los inversionistas extranjeros y organismos internacionales no tienen colores políticos, solo intereses. Y cuando se cumplen las reglas del juego trabajan tanto con moros como con cristianos.
    1. Pero admitamos que la crisis económica ocasiona que caiga el MAS.
      1. No serán los partidos y líderes de la actual oposición antimasista quienes se beneficiarán. Lo más probable es que se produzca una salida inédita o que se dé lo que los Nazis llamaban “el huevo de la serpiente”, es decir, que el enemigo salga del interior del MAS.
      1. Cuando cayó el MNR no subió al poder la Falange. Una Falange que estaba muy encima de los actuales opositores al MAS, una Falange que tuvo un liderato electrizante como Unzaga de la Vega, una Falange que sedujo a la juventud de clase media llevándola incluso a la lucha armada y a la inmolación.

Haciendo un parangón con los miembros del eje antimasista podremos decir que Mesa, Tuto, Samuel, etc. son falangistas de segundo nivel.

El MNR cayó y subió Barrientos que salió de sus entrañas y que siendo militante del MNR comenzó a generar su propio espacio político. Barrientos fue un auténtico “huevo de la serpiente”!

  • No cabe ninguna duda que el factor que ordenará la marcha política del país y del gobierno será Evo Morales. Su fuerte liderato le permitirá someter, castigar y arrinconar a la oposición y que el gobierno de Arce actúe en esa dirección.
    • Por último, si la oposición quiere tener posibilidades de éxito tendrá crear una nueva centralidad política y electoral.

Para decirlo en palabras de Jaime Paz Zamora: crear una Nueva Mayoría.

Jaime Paz soñó con crear una nueva mayoría político electoral que supera y desplace a la Mayoría político electoral que construyó el MNR gracias a la Revolución Nacional del 9 de abril y que fue policlasista bajo el eje del nacionalismo revolucionario y la conducción y actuación principal de la clase media.

El MIR jamás pudo ser el constructor de una Nueva Mayoría. Acabo siendo el mejor articulador de alianzas político-partidaria. Quien construyó la Nueva Mayoría que desplazó a la mayoría del 52 fue el MAS. El MAS creó una Nueva Mayoría basada en la emergencia campesina, en lo plurinacional y la recuperación del rol Estado y el proteccionismo económico.

Mientras la oposición no derrote a esta Nueva Mayoría su futuro es complicado.

Para lograr tal cometido tendrá que concentrar en sus filas a la clase media y cambiar el eje de lo Plurinacional a lo Pluriregional. Tendrá que tener un punto de partida en Santa Cruz como poder regional y de contrapeso. Tarea que es difícil de cumplir mientras la política cruceña sea la pelea de dos logias, la Toborochi contra Caballeros del Oriente, mientras Santa Cruz tenga lideratos débiles a nivel nacional o muy confusos como el de Camacho y mientras la Santa Cruz profunda y campesina no se identifique con su oligarquía local.

En tanto en Bolivia, como homenaje a Zabaleta Mercado, seguirá dominante lo Nacional Popular.