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Poetas del mar interior de América

Homero Carvalho Oliva

La poeta y escritora Gigia Talarico lanzó un nuevo proyecto literario para promover “la travesía y el intercambio de aprendizaje e información permanente” a esta aventura la bautizó Poetas del mar interior de América, en el que propone que “desde nuestra realidad americana pluricultural, en permanente cambio, y observando la necesidad de acercarnos y de acercar nuestros pueblos eliminando las fronteras y las barreras de marginación, crear espacios duraderos de intercambio y seguimiento, que permitan el desarrollo y la formación de propuestas, fortaleciendo así la solidaridad, la hermandad y la red de contactos entre pueblos sin distinción alguna” el objetivo de este grupo de poetas es el de “promover el acercamiento y el intercambio del trabajo de las poetas, que derive en espacio permanente de análisis, crítica, debate, e inclusión, promoviendo el trabajo conjunto por una sociedad inclusiva, solidaria y respetuosa de las diferencias”.

Gigia sabe de la importancia del trabajo en equipo, porque ya, en otras oportunidades, ha realizado proyectos literarios que han congregado a un buen número de poetas nacionales y extranjeros, así que para este emprendimiento convocó a las poetas Márcia Batista-Ramos, Sandra Concepción Velasco, Carolina Rivero y Homero Carvalho, para llevar su velero a buen puerto. Iniciativa que fue muy bien acogida iniciándose con una página de Facebook que lleva el nombre del proyecto: Poetas del mar interior de América. Ese es un equipo base que irá sumando otros nombres, porque “Arrieros somos y en el camino nos encontramos”.

La santa hermandad de la orquídea

En un artículo titulado Santa Cruz, capital Poética de América Gigia escribió:

“En el año 1939, en plena ebullición de los movimientos de vanguardia, tres jóvenes poetas argentinos, Godofredo Iommi, Efraín Tomás Bo y Juan Raúl Young, junto a los poetas BRASILEROS Gerardo Mello Mourao, Abdías de Nascimento y Napoleón Lopes Filho, toman la decisión de iniciar una travesía en busca de la poesía americana en el hombre, en la selva, en los ríos de la Amazonía, con el propósito de escribir el Poema de América. Con apenas 19 años y un año de universidad cursado, revisan sus escritos y parten hacia la Amazonía, considerándose a ellos mismos, poetas del mar interior. esa alianza poética que constituyen terminan llamándola La Santa Hermandad de la Orquídea, porque, así como la orquídea se sustenta del árbol y no tiene vida propia, ellos, jóvenes y sedientos de saber, aspiraban a alcanzar lo divino de lo cual podrían alimentarse (Gerardo Mello Mourao)

Esta travesía poética por Brasil, Colombia, Venezuela, Perú, Chile Argentina y Bolivia que dura casi dos años viviendo todo tipo de experiencias y dificultades, es la primera de esta categoría que se conoce, durante ella, bajo la consigna de Dante o nada, se dedican al aprendizaje, a la interpretación de Dante, a la filosofía, y ellos terminan por llamarla el mar interior de América, por el cual avanzan, incorporando espacios al terreno de la palabra, como si cada lugar que visitaran o personas que encontraran, correspondiese a crecimiento interior.

Pasan los años y cada uno de ellos toma rutas distintas, pero no olvidan la consigna que habían decidido repetir a diario de Dante o nada, como ritual de exhortación a la vida y al emprendimiento, no permitiendo que algo los aleje del camino de la creación. Por lo cual siguen fervientemente la consigna por medio del emprendimiento y la experimentación, en tanto que la poesía inaugura los lugares, los ve, comprende sus vicisitudes y condiciones geográficas.

No escriben el libro de América que pensaban escribir durante el viaje, pero los resultados de la travesía son muchos, aunque algunos permanecen ocultos. Efraín Tomás Bo escribe “Los cuadernos del hombre verde como resultado de la travesía.

Algunos otros importantes poetas participan estrechamente con ellos y en actividades independientes, por ejemplo, Jonathan Boulting (inglés), quien Junto a Mello Mourao y Vanessa Redgrave envuelta en una bandera de Cuba en el Royal Albert Hall, declaman frente a asombrados ingleses. Godofredo Iomi en los años 50 funda en Europa La Falenne, grupo de poesía itinerante con mucho éxito en ese tiempo. También está Edison Simmons, que nació en Panamá, en una familia de orígenes europeos e indostanos, poeta controversial e itinerante, hace de las travesías a través del mundo su forma de vida, Simmons parece tener el incondicional apoyo de todos ellos. E. Lago, Premio Nadal 2006, se inspira en él para el personaje principal de su novela Llámame Brookling. Godofredo Iomi Junto con Alberto Cruz (Arquitecto), quienes son contratados para llevar a cabo cambios importantes En la Universidad Católica de Valparaíso, impulsan, junto al filósofo Francois Fedier, el poeta francés, Michel des Guy, Jonathan Boulding, el escultor Claudio Girola, el escultor Henry Tronqoui y el pintor uruguayo Jorge Pérez Román, Todos se unen en permanentes travesías anuales por América del Sur. Durante una de esas travesías, debido a la hipotética razón de que, en ella, se produce el cruce de la Cruz del Sur invertida, declaran a Santa Cruz de la Sierra la Capital Poética de América. Pérez Román impulsa en su arte esta misma inversión. Entre tiempo, corre la dictadura en Brasil, y planifican y llevan a cabo un arriesgado escape del Poeta Mello Mourao.

Todos los poetas, arquitectos, artistas y filósofos ya mencionados, ya mencionados, terminan creando la Ciudad Abierta de Ritoque, en Valparaíso y escribiendo una obra llamada Amereida. Todos fueron fieles a la amistad inicial del año 1939.

Recuperamos y honramos a estos poetas, su búsqueda en el Interior de América, trasladándola a 80 años después, con todo lo que eso implica en tiempo y en cambios, constituyéndonos en POETAS DEL MAR INTERIOR DE AMÉRICA”.

Producto de su investigación sobre este grupo de poetas, Gigia escribió el libro El espíritu de la palabra, en este ensayo, escrito de manera erudita, revelador y minucioso, nos habla de la Santa Hermandad de la Orquídea, ese grupo de poetas liderado por Godofredo Iommi Marini (1917-2001), un argentino que luego fundó la Escuela de Arquitectura de Valparaíso, Chile, “en base a los principios del suizo Le Corbusier, reformista universitario e impulsor en tiempos de Salvador Allende, de la comunitaria Ciudad Abierta de Ritoque, destinada a albergar a jóvenes urbanistas.

La investigación de Gigia y las entrevistas que realizó dieron como resultado un hermoso texto que se constituye en un homenaje a la amistad de un grupo de jóvenes poetas y una celebración de la poesía. El ensayo se abre como una reveladora cita del filósofo alemán Martín Heidegger, que dice “La palabra es la casa del ser”, y eso me trajo recuerdo de que en alemán la palabra “ser” significa existencia y pertenencia, lo que me llevó a pensar que existimos en la palabra y pertenecemos a ella. Gigia, de entrada, me hizo reflexionar.
Para la Santa hermandad de la Orquídea, cuya consigna era “Dante o nada” como un homenaje al poeta de La divina comedia, la poesía también era una excusa para hablar de filosofía, de arte, de arquitectura y, por supuesto, de literatura. Sobre esta variedad de temas, Gigia nos informa que uno de los poetas, Edisón Simmons, un panameño que luego se unió al grupo, “creía firmemente en la existencia del libro del saber infinito, que recorre el mundo desde hace milenios, acaso el libro del conocimiento —o del desconocimiento— primigenio y cuya sola visión tendría poder iniciático y permitiría la lectura de las antiguas lenguas en que está escrito, ampliando el espíritu y la posibilidad de crear”.

Esta Hermandad, que se mantuvo unida por más de seis décadas, algo inusual en grupos poéticos, dio como resultado muchas obras poéticas, entre las que se destaca el extenso poema Amereida, y la posibilidad de hacer de la palabra América un verbo, el verbo “americar”, toda una propuesta poética. El libro nos enseña tanto la poética de esta Hermandad como la poemática que los impulsaba o inspiraba a escribir.
Este grupo, que se convirtió en una vanguardia literaria, recorrió muchos países y nombró a Santa Cruz de la Sierra capital poética de América, un título que muy pocos cruceños y bolivianos lo saben, así como también se ignora que, en la ciudad misma, en la plazuela Callejas, a pocas cuadras de la plaza 24 de septiembre, se encuentra un imaginario centro geográfico de Sudamérica.

Leamos el descubrimiento de Gigia: “La travesía poética que deriva en la obra Amereida y luego en la Ciudad Abierta de Ritoque recorre de Tierra del Fuego a Santa Cruz de la Sierra, a la que declaran capital poética de América por su situación geográfica en el corazón mismo de Sudamérica, donde según ellos se juntan la llanura y la selva, los dos mares interiores de América, y donde se produce una hipotética inversión estelar que representa también la inversión de los ejes de América. En ésta, Chile, con su larga costa, se juega en la vinculación del mar interior con los océanos y la Ciudad Abierta se ubica debido a eso, en el mismo borde del océano Pacífico, o sea en el remate del mar interior que va desde el Atlántico hasta el Pacífico. Santa Cruz se descubre como la capital de la continentalidad americana mostrándole al Pacífico el mar interior, exactamente donde más tarde su situará la Ciudad Abierta. En esta inversión, la estrella polar se convierte en Cruz del Sur y sale de debajo de la tierra y ve las estrellas. Hay algunos puntos de vista distintos, por ejemplo, Amereida estudiada por el filósofo François Fedier es un asunto que tiene que ver con el norte, el parte del sol, no de polo (…) El viaje se realizó en una camioneta y llevaron consigo máscaras y otros implementos de juego, que sirvieron para organizar los actos y representaciones poéticas y teatrales. Así, aunque a Santa Cruz no llegaron porque la policía boliviana no los dejó pasar (era fines de 1965 y ocurrían cosas en Bolivia) esa ciudad quedó como una referencia importante para las demás travesías, las cuales se realizan constatando en todas ellas su distancia hacia ella. Cuando se hizo ese camino, que es el de Amereida, quienes ya estaban en la posibilidad de concebir la Ciudad Abierta iban reconociendo América según ese trastrueque radical de invertir lo que fue sur por norte, hacia la que se les mostraba como la capital poética del continente a lo largo de la travesía: Santa Cruz de la Sierra”, nos informa la poeta.
Es bueno saber que el espíritu de la poesía congrega a tantos poetas, mujeres y hombres, en un proyecto que, estamos seguros, será un éxito, como todas las cosas que se hacen por amor.

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