Ellos
Ellos están por las calles
todos los ven, como viendo a nadie
desnudos, visten su carne
de sueños rotos y naufragantes.
Cargan una esperanza indolente
en silencio se desplazan
lúgubres, ya sin máscaras,
tan ausentes.
Derrochan todas las ternuras
en lomos de perros hambrientos
golpeados y olvidados como ellos
en un paisaje desdibujado, a veces siniestro.
En el invierno, de manos
que se cruzan indiferentes
suena extraño recomponer los abrazos
volver a los recuerdos vagos
es la mejor forma de sentirse,
un poco humanos.
Sus ojos se extravían
en horizontes de risas ajenas
y en su interior, desesperanza, agonía
tropiezan con los gritos callados las blasfemias,
¡ya todo no importa nada!
si acaso ya nada queda
Ellos son los olvidados,
presos y flagelados,
por un tiempo enmudecido
ellos, sumergidos en océanos
de gente muerta, que creen estar tan vivos.
No hay un desierto más vacío
que la humanidad que se ha adormecido
¿dónde se perdieron las almas?
Se llenan los escaparates
de los centros comerciales,
se rompen los cristales
en deseos, banalidades
se ensordecen mujeres
y hombres superficiales.
Mientras ellos se arrastran
en las calles, sin corazones
un sucio panorama de gula y bulimia
¡Es la anorexia de empatía!
desordenes de una sociedad “casi” perdida.
Aunque el “casi” es la fe
un bálsamo enfrascado
que siempre puede romper tu mano
y la de tu hermano.
El miedo
El miedo no tiene color, ni voz
es solo un nublado, un infinito silencio
una flor secándose mientras no llovía
y unas manos pidiendo
mientras otras se escondían.
Una mirada atropellada por la indiferencia
un corazón escribiendo su testamento
en las fauces de un ilusionado león muerto.
Un paraguas que no se abría
mientras corrías en la tormenta, perdida,
una canción, que jamás se escuchará igual
después de descubrir una mentira.
El miedo no tiene color, ni vos
solo tinta, para escribir sin medida
Aún estás
Languidecen las horas
en el anhelo de la atmosfera
oscura de tus ojos.
Ahí estás.
Muerdo tu recuerdo
en el que me permito sentir
y hasta respirar.
Porque estás
Salpican a mis pies vestigios de fantasía
en medio del castillo construido
entre nubes y algarabía
en las paredes, en los pasillos.
Ahí estás.
El fuego perpetuo de mi pecho
Ilumina los instantes etéreos
que se hacen eternos.
Porque estás.
Te llevo en los sueños
que nacen al despertar,
prendido tan cerca a mis latidos
no hay más luz, que necesite entrar.
Siempre estás.
Biografía
María Elena Saavedra Ríos nació en Potosí, Bolivia.
- Licenciada en Auditoría – Contaduría Pública Autorizada, cuenta con post grado de especialización en el área, actualmente ejerce sus funciones en el Gobierno Autónomo Municipal de Potosí y es la Secretaria de Capacitación del Colegio de Auditores Potosí CAUP.
- Ganadora Nacional del Concurso de ensayo “Resolución de conflictos éticos en el ejercicio de la Auditoría Interna Gubernamental” realizado por la Contraloría General del Estado gestión 2014.
- Ganadora del concurso de poesía “Mujeres en la poesía” organizado por el Gobierno Autónomo Municipal de Potosí gestión 1995.
- Participó en diversas Antologías poéticas Latinoamericanas, revistas culturales y eventos culturales como tertulias y programas radiales.
Libros auto editados:
Amanecer – Libro de Poesía
Habla el corazón – compendio poético
Antologías:
Antología – Ilusión Liquida
Antología – Poemas y cuentos Latinoamericanos.
Antología – Letras y Misterios.
Participante del festival de la Cultura en el área de Literatura, Potosí gestión 2015.
Coordinadora de diversas actividades culturales en la ciudad de Potosí.
Desde muy niña escribe Poesía y recientemente Cuentos y Micro cuentos.
