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Poemas de Cristian Camilo Ceron

Pálpitos

Ésta fatiga

de inconfundible lejanía,

del cuerpo que a mi traje,

del ser que de mí huye,

del tiempo que castiga.

Pensar para no pensar

en este viaje que ya termina,

caminar, caminar, huir,

caminar sobre la piel mía.

Sentir el pálpito en mis manos

de una nube agonizante,

dejarme ser en el mar

donde se consuelan palpitantes,

derrotados corazones

que en la profundidad batallan,

hasta pudrirse de cansancio.

Sobre la ciudad,

una nube nunca mía,

deja caer mis lágrimas,

revuelve y exprime el cielo,

revuelve e inunda el mundo,

revuelve la luz en mi agonía.

(Sin título)

I

Te soñé, amor,

igual que en la noche que dormimos juntos,

llevabas en cada dedo de tu mano un anillo;

todos diferentes y con diversas piedras.

Colocaste esa misma mano frente a mi rostro,

se movía lento por lo pesado de las joyas.

II

Vi tu cuerpo desnudo,

se hizo cenizas en la noche.

Sentí tu mirada liviana antes de darte a la fuga,

mi corazón intentó esquivar la angustia de tu

pecho,

y la carne, mi carne,

se coció en el calor de tu ombligo.

III

No encontraron abrigo en tu seno las aves de

mayo,

mis oraciones te atravesaron el alma,

las palabras que un día fueron tuyas,

resbalaron por tu cuerpo

hasta desaparecer cerca de nuestros pies.

Y la tierra se tragó cada uno de mis pálpitos,

pero a ti no llegó,

sino el ruido del mundo.

Adentro, tierra. Aire, fuera

Llega el viento,

pasa por los surcos húmedos,

trae el olor de la tierra,

olor a fértiles campos

que anuncian mi paz eterna.

En el mundo del aire, me ahogo.

Esta luz, mi miedo,

canibaliza el espacio,

abandona mis ojos.

Preguntan las bestias: ¿es un hombre?

Responden las aves: es un despojo.

(Sin título)

¿Y qué?

¿Y esas arañas?

¿Y esa pared que se derrumba?

¿Y esos ojos?

Fueron miles de ojos atrapados en la pared.

¿Y qué?

Es polvo.

Fue y nada es.

¿Y qué?

¿Y los hijos que no vio nacer?

Fue de casa la sala,

habitación de motel,

lugar de espera,

ruinosa oficina,

almacén de drogas,

rojo cabaret.

¿Y qué?

¿Y esa pared?

Fue amor,

violación,

una caricia y un golpe.

Allí hablaron del mañana,

del futuro que no es.

¿Y qué?

Si de un niño se escucharon gritos

y el llanto ahogado de alguien.

Acá exhalaron los gatos,

y un viejo no paró de toser.

¿Y qué?

Si allí se sintió sola,

sola por última vez,

y conoció la desventura

de amar y dejar de querer.

¿Y qué?¿Y esa pared?

A la vejez vio apoderarse

del cuerpo de una mujer,

y la juventud vio marchitarse

en el espejo de un hombre.

Los gritos que sonaron

rompieron el clavel.

Aquí vivió la muerte.

Se vieron almas nacer.

¿Y qué?

Esa mancha es de un squirt,

allá ella murió de placer.

Esa otra mancha es del disparo

que se pegó en la pálida sien

al ver apagado su cuerpo,

y no ser lo que un día fue.

¿Y qué?

Si aquí fue cielo, allá fue infierno,

y en esa esquina perdió su fe.

¿Y qué?

¿Y no era solo una pared?

(Sin título)

No pueden los dioses conocer la luna

que tantos ojos arrancó a los hombres

ni puede la Fortuna determinar las suertes

para hacer brotar de las almas flores.

Mi mirada se posó en las altas ruinas,

una luz vi acercarse al borde.

Esperanza, madre de la angustia mía,

te dejaste caer sobre los montes.

Ningún dios fue a socorrerte,

huyeron de la memoria en desorden,

la Fortuna que el olvido vagaba,

reconoció en lo bueno, lo disforme.

Poemas del libro Aracnocromasia 2024

Reseña biográfica

Cristian Camilo Ceron, escritor y físico colombiano, nació en la vereda de San Antonio, puerta de la Amazonía, en el año 1996, y vive en San Juan de Pasto desde hace diez años. Le gusta el campo, pues se crió en él. De su vida resalta Aracnocromasía, obra donde se han recogido los escritos resultado de ocho años y que él considera vitales, también el constante agradecimiento hacia las personas que lo han acompañado en su trayectoria. Se desconoce si escribe alguna otra obra, aunque sí ha referido: hay quien escribe poesía y busca ser y llamarse poeta, pero yo no escribo poesía con aquel fin, no hay tal cosa como ser poeta porque, para mí, esa es la muerte de la actividad poética, y, mientras pueda escribir, solo seré, desde mi punto de vista, un hombre que busca lo humano, la verdad y libertad a través de la poesía.
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