Era el alba
Y él
se puso una estrella
en la boina
Sin temer
las sombras
de la selva
se internó
en ella
El mundo
de allá
daba un concierto
y cantaba
en alfabetos
no conocidos
El viento
bailaba
con las ramas
delgadas
Ondulaban
las hojas
frente al trombón
de las parabas
Con ojos
de mostaza
gimieron
las palomas
al deslizarse
la serpiente
Desovaron
los tábanos
guerreros
Y él
con una estrella
en la boina
quedó atado
con lianas
El río
escribía
esta historia
sobre el papel
del agua.
La madera del vestidor
La madera del vestidor
cruje como una brizna:
llena el silencio
Cruza el invierno
con la frazada
de mi frío
Tiemblo
y él duerme.
La carta
Y me llegaste
como llega la brisa
a desplegar los brazos
del naranjo.
Como se agacha el viento
hasta la hierba.
Como la tarde
al campo fatigado.
Así.
Dulce y amargamente.
Así llegaste, peregrino,
por la olvidada huella
de los pájaros.
Dulce y amargamente.
Biografía
Blanca Garnica (Cochabamba, Bolivia, 1944). Poeta y profesora de literatura. Ha publicado los poemarios: La vocal de la higuera (1986), La razón del musgo (1986), Retama y lombriz (1986), De la tierra y de las preguntas (1992), Vástago del sol (1993), Siempre el amor (1993), Epingles en argent (2000), Rasguño del silencio (2004), El reloj anda descalzo (2005) y La luz de la memoria (2009).