En las últimas semanas en la realidad de América Latina se evidencia una constante crisis en la gobernancia de cada nación que la integran, resaltando que cada país tiene sus particularidades; una constante en las crisis es la lucha entre los poderes que se tornan ya de carácter personal entre los actores involucrados, es decir, el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial que deben ser independiente para mantener el equilibrio, entran en una permanente pelea. Sin embargo, al parecer los lideres o grupos de personas obtienen el poder para sus intereses personales y partidistas; generando pugnas que son disfrazadas de lucha por la democracia, cuando a todas luces son guerras a muerte hacia quien dirija el otro poder adverso.
Partiendo de lo antes mencionado, una de los casos que lo demuestra es la Argentina, donde la actual vicepresidenta postulo a Alberto Fernando para la presidencia con la intensión desde el ejecutivo frenar las diversas causas de corrupción, que el poder judicial había emprendido contra ella, al parecer su títere no logro su cometido llevando a la Argentina a una pugna de poderes entre el ejecutivo, el legislativo (Cristina es la presidente del senado) y el judicial; según la narrativa del gobierno Cristina es perseguida por la justicia, mientras que la justicia expresa que es torpedeada en sus funciones por la actual vicepresidenta, llevando a la nación argentina a un caos institucional de gran magnitud.
De igual forma, en el Perú Pedro Castillo fue destituyo por el congreso, el ex presidente es un personaje que llego al poder de manera inesperada y con inexperiencia de la dinámica de la política peruana, que se caracteriza como en otros países por acuerdos partidista oscuros; desde el inicio de su mandato constitucional hace menos de dos años el congreso estaba esperando el momento preciso para sacarlo del poder, es allí cuando Castillo genera las condiciones para su destitución porque comienzan a salir casos de corrupción de familiares directos del expresidente que eran imposible de ocultar; pero el momento clave fue cuando intenta disolver el congreso y determinar que se gobernaba con decretos-ley sin el apoyo del ejército, policía o sus colaboradores más cercano, reaccionando el congreso peruano con su destitución y aprensión para someterlo a la justicia.
Ambos ejemplos mencionados de manera superficial, en un primer momento se puede pensar que son pugna entre los poderes del estado, sin embargo, al profundizar en cada caso, indican que los poderes del Estado de una nación son utilizados por personas o grupos para mantener la impunidad en los casos de corrupción y cuotas de poder necesarias para sus intereses personales y partidistas.
Ronald Valera es filósofo