Ruego
Armando Alanís – México
–Déjenme solo –les rogó.
Pero no se fueron. Esa cabeza era su casa.
Sic gloria transit mundi
Lilian Elphick – Chile
Y cuando despertó, Dios le dijo: «Quiero que estés en el pesebre». Entonces, el dinosaurio fue y se acomodó como pudo entre la vaca y el burro. El Niño nunca más olvidó esa bucólica escena.
Nostálgico
Jorge Aguilar – Argentina
Una vez al año, sube a su trineo y recorre el mundo dejando juguetes en las casas deshabitadas de una especie ya extinta.
Retorno
Manuela Vicente Fernández – España
Miraba el paisaje maravillado, como si nunca antes hubiese visto la nieve en las montañas que lo vieron crecer, y volvía a escuchar, como si estuviese a su lado, la voz de su padre diciéndole: «Algún día volverás y lo verás todo con otros ojos».
La santa y su creador
Iván Jesús Castro Aruzamen – Bolivia
Homero había terminado de escribir una novela sobre la vida y milagros de Inés de las muñecas. Semanas después una noche de verano, justo al doblar la esquina donde la santa fuera asesina, se le apareció al escritor. Solo atinaron a cruzar una mirada furtiva y silenciosa. Tú me rescataste de la muerte. Yo te salvaré de esta efímera vida de mundo, le dijo Inés antes de desaparecer entre los transeúntes.