A la vuelta de la esquina

Armando Alanís – México

Doblar la esquina y encontrarse en otra ciudad, otro país, otro continente, otro mundo.

La dualidad de la letra “D”: entre lo divino y lo demoníaco

María Elena Lorenzin – Argentina

La letra D siempre ha tenido una doble cara: por un lado, se jacta de ser la letra de Dios, pero, por otro lado, comparte su inicial con la palabra Demonio. Recientemente, la D se ha sentido desconsolada al darse cuenta de que su supuesto poder divino no es suficiente para superar su lado oscuro.  Pero, ¿acaso no es la dualidad misma la que hace a la D una letra fascinante y compleja?

Déjà vu

Virginia Gonzáles Dorta – España

Se despertó para ir al entierro. Era jueves y no sabía con certeza quién había fallecido. Sólo recordaba el altavoz anunciando una muerte. Con prisa, se vistió, salió y pagó un café en el bar de la plaza. En ese momento el cortejo fúnebre iba por la calle.

Alcanzó a ver a su mujer, sus hijos, sus hermanos, algunos sobrinos. Imposible que él fuera el muerto, llevaba enterrado más de diez años.

Quiebra

Carlos Enrique Cabrera – República Dominicana

EN cuestión de días había perdido la totalidad de sus bienes. Mas el hecho ya no le quitaba el sueño. En la vorágine atroz en que se había convertido su vida su única preocupación vital era salvar su alma.

Por eso tomó la firme resolución de ponerla a plazo fijo en un sólido Banco local.

Génesis

Norah Scarpa Filsinger – Argentina

Y Dios creó a la mujer. Y la puso en los jardines del Paraíso que había sembrado de leves tréboles y desafiantes orquídeas, y los jaguares se acercaban a lamer sus pies mientras se solazaba en lagunas de agua tibia. 

          Un día el Señor de todo lo creado vio un dejo de tristeza en sus ojos y se dijo: “No es bueno que la mujer esté sola”. Y dio forma a un nuevo ser para que le hiciera compañía.  Sumido en esta labor, travieso, tomó de los cromosomas de la mujer un puñado de sus miles de genes y los agregó al nuevo cromosoma y, recién imaginado. 

          No es dable conjeturar si lo que se inició, fue a sabiendas.