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Microrrelatos – Colección de literatura breve CXIII

Bodegón onírico

Paola Tena – México

Homenaje Jorge Luis Borges

Soñé que cargaba una bandeja con la cabeza de un atún. La había cocinado alguien conocido así que no podía hacerle un desaire. Come, come, me urgía el onírico chef mientras yo presentía, dentro de mi sueño, que mirar los ojillos gelatinosos del pez decapitado era tan perturbador que seguramente iba a terminar soñando con ellos.

La posibilidad del amor o desamor en el tiempo

Carmen Tocay Gómez – Guatemala

Dime Abuela Luna, entre tantas noches, tantos siglos, tú, que has visto tantos amores posibles e imposibles, dime Abuela Luna:

¿Este amor es posible?

Dina Grijalva – México

Twiteriliada

Aquiles se encolerizó y los troyanos casi ganan la guerra.

Entre dos mundos

Estéfani Huiza – Bolivia

Ella era del Sur, del altiplano. De esa estepa contradictoria rodeada de paja brava y flores coloridas en primavera. Él venía del Norte, del otro lado del mundo, de largos inviernos y frío intenso. El Sur y el Norte se encontraron un día de neblina y frío, uno propicio para un café, conversaron de la fragilidad de la vida, de las guerras, política, muerte, cultura, no eran tan diferentes, pero jamás hablaron de amor, eso lo dejaron para después.

La evasión

Manuela Vicente Fernández – España

Comenzamos a pintarlas como un juego, en una de las muchas vueltas que solíamos dar en torno al muro del patio. Uno de nosotros comenzó, no importa cuál, porque cuando llevas el mismo uniforme no hay gran diferencia entre unos y otros para ellos. Existen los matices, claro, y causan grandes conflictos a la hora de convivir, pero para los ojos que nos miran todos somos masa. Una masa de fracasados, delincuentes y escoria que lucha a navajazos para sobrevivir. Pues en una de esas vueltas apareció. Una mariposa roja pintada con sangre. ¿De qué otro tipo de pintura íbamos a disponer en un lugar como ese? Se estableció el juego, y las normas fueron surgiendo sobre la marcha: Una mariposa, primer aviso. Dos mariposas y era hora de jugar a los dados. Tres mariposas y uno de los nuestros volaba por encima del muro: ¡Pum! Así de fácil.

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