Pongamos que hablo
Manuela Vicente Fernández – España
«Madrid es un poliedro», me dijo, mirándome a los ojos: «algo así como un cubo de múltiples caras». A mí, que solo me importaba la suya, me retaba el orgullo oírla hablar así: «dime cuál te gusta y la recorro contigo» le contesté en un arranque. «Imposible» me respondió, muy seria. «No ha nacido aún el hombre que me despierte», reparé entonces de que solo en una ciudad superpoblada como Madrid la soledad podía ser tan triste que empujase a un joven a hablar con una estatua.
La hoguera
Carlos Gutiérrez A. – Bolivia
A Jack London
Dicen que los fracasados y mediocres encienden una hoguera cada minuto que a los segundos lo apaga la nieve.
El último habitante
Juan Martínez Reyes – Perú
El último hombre de la ciudad desapareció. A veces, sus lamentos resuenan en las noches.
Medusa
Rodolfo Lobo Molas – Argentina
De pronto se encontró frente a la hermosa estatua de piedra de un apuesto guerrero y sin poder evitarlo sucumbió al encanto de tanta gallardía. Lo miró a los ojos y la escultura le devolvió la mirada. En ese instante la Gorgona se convirtió en humano.
Vanidosa
Armando Alanís – México
Después de probarse todos sus vestidos, salió desnuda a la calle.