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Medios buscan a periodistas todo-terreno, multiusos y por paga baja

Las habilidades requeridas son cada vez mayores, lo que hace que también haya menos periodistas especializados. A la par, los riesgos para los trabajadores de la información se incrementan tanto en lo externo como en lo interno.

Periodistas, fotógrafos y camarógrafos en una cobertura durante la pandemia.  Foto: Juan Quisbert / APG
Periodistas, fotógrafos y camarógrafos en una cobertura durante la pandemia. Foto: Juan Quisbert / APG

“El año pasado fui a unas cinco entrevistas, me pedían disponibilidad total de tiempo, manejo de redes sociales, hacer cobertura de prensa para el medio, redactar notas para subir a las redes sociales, editar fotos y videos, además de hacer transmisiones en vivo”, cuenta Miguel Escobar, periodista desde 2017.

Su testimonio es similar al  de muchos periodistas, fotorreporteros y camarógrafos que, aunque tienen mucha experiencia, no es suficiente para asegurarse un lugar dentro de la poca demanda laboral en el rubro.  “Ahora piden mucho y pagan poco”, sostiene.

La crisis económica que viven los  medios de comunicación por la baja de los ingresos, el impacto de internet, las tecnologías en la producción y difusión de información, y el escenario político impuesto por el Gobierno cambiaron las reglas de la demanda laboral de los periodistas. Así lo explica un estudio realizado por el Cedla y la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB), con el apoyo de la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social (Unitas), en 2023.

“La demanda se contrajo considerablemente al generar pocos nuevos empleos y en condiciones precarias. La contracción es más acentuada en Beni, Pando y Tarija, y en otros departamentos que no son parte del eje central, donde la demanda de comunicadores y periodistas es casi marginal”,  señala el documento.

Pero la demanda no sólo es poca, sino que ya no se buscan periodistas especializados en un área de cobertura o en sus formatos de prensa, radio o televisión. Como mencionaba Escobar, ahora las convocatorias especifican que no solo estén actualizados de acuerdo con el avance de la tecnología, sino que realicen muchos más trabajos por el precio de uno.

“Multiusos y polivalente”

“La demanda actual se orienta más a trabajadores polivalentes, multifacéticos y multiusos, perfil que justamente no poseen los comunicadores formados en las universidades y los periodistas de oficio que se especializan en ciertas áreas de trabajo”, sostiene el documento del Cedla.

En Santa Cruz, a estos reporteros se los denomina “periodistas multiplataforma”. Cumplen  diversas tareas como la cobertura, la edición, la redacción, la gestión de redes sociales e incluso la búsqueda de publicidad, entre otros trabajos.

El manejo de redes sociales y la tecnología es requerido por los medios. Foto: Juan Quisbert / APG

Por medio de entrevistas a más de un centenar de periodistas de todo el país, el Cedla identificó varios aspectos llamativos en la demanda laboral.  Uno de ellos es que el título profesional en Comunicación Social o en Periodismo no es un criterio principal de contratación.  

«Me pedían disponibilidad total de tiempo, manejo de redes sociales, hacer cobertura de prensa, redactar notas, editar fotos y videos, además de hacer transmisiones en vivo», dijo el periodista Miguel escobar

Si bien en el pasado tampoco era un factor determinante, en la actualidad, la no exigencia de la formación técnica o académica se generalizó.  En consecuencia son otros los criterios usados.

Piden desde experiencia en ciertas habilidades y aptitudes como saber redactar, manejar cámaras, locución o saber de fotografía hasta criterios políticos y subjetivos. También hay  exigencias de conocimiento y manejo de las redes sociales, debido a que gran parte de los medios de comunicación incursionaron en el periodismo y comunicación digital.

“El campo laboral es cada vez más exigente y el periodista actual debe ser multifacético. Debe ser capaz de trabajar en diferentes formatos de medios, como: texto, audio, video y multimedia. Debe tener habilidades en el uso de herramientas y plataformas digitales para realizar trabajos que van desde la lucha contra la desinformación, por la proliferación de  fake news, hasta investigaciones más complejas”, afirma la periodista Erika Segales.

Para ella, que tiene experiencia en medios escritos y se ha especializado en periodismo digital, aunque sus colegas tengan estas habilidades, enfrentan dificultades para encontrar un trabajo estable y bien remunerado. “Cada vez son menos los medios independientes que tienen estabilidad y en un país altamente politizado representa un riesgo de autocensura”, sostiene. 

Edad y físico, otros requisitos

“Es más común chocarse con estos requisitos para trabajar en televisión. Tienes que cumplir con ciertos estándares físicos, como ser delgada, tener la piel blanca o determinada estatura”, sostiene una reportera de La Paz que pide guardar su nombre en reserva.

Un testimonio similar fue recogido por el Cedla entre los entrevistados en Santa Cruz. Una reportera afirmó que “en el caso de la televisión, se buscaba más caras bonitas que buenos profesionales”.

“Y no solamente más caras  y atributos bonitos (…)  A los chicos, aunque están entrenados, igual les piden caras bonitas o que tengan fácil llegada a través de las redes sociales…”, afirma el relato tomado en 2023.

Pero no es el único requisito, la edad es otro de los factores que influyen en el momento de ser o no ser contratado. Al parecer, muchos medios de comunicación prefieren contratar jóvenes que tengan varias aptitudes para muchas fases de la producción de noticias y programas, lo que limita la contratación de personas mayores y con mayor experiencia laboral.

“La contratación de más jóvenes y sin formación profesional habría incidido, según los consultados, en la desmejora de la calidad del trabajo periodístico y en el debilitamiento del rol del periodista en la sociedad. Asimismo, la exigencia de especialidad en cierta área del periodismo prácticamente se habría diluido al demandarse más jóvenes ‘sin experiencia’ y con otras aptitudes y capacidades propias de la virtualidad”, sostiene el Cedla.

El oficio es un servicio a la población.     Foto: Juan Quisbert / APG

María Mena es periodista hace más de 10 años. Ejerció en medios importantes de Cochabamba como de La Paz. Trabajó en televisión, radio y prensa. Ahora es independiente porque, como afirma, conseguir un trabajo estable en el rubro es cada vez más difícil.

“Muchos me conocen y saben qué tan especializado es mi trabajo, pero siento que piensan que me estanqué. Hay gente más joven que está dispuesta a hacer lo mismo que yo por mucho menos. Piensan que por mi experiencia pido más pago, beneficios y comodidades”, explica desde la Llajta.  

Asegura que en la cobertura ve gente cada vez más joven, algo que le parece muy bueno,  mientras que los de su “tanda” o mayores, pese a su experiencia, se van quedando relegados. “Es que los jóvenes saben de nuevas tecnologías y aunque su trabajo es requerido, son tantos que, para conseguir un espacio, están dispuestos a trabajar por muy poco. Muchos no reciben ni el mínimo o solo les dan para sus pasajes y eso también da pena”.

En La Paz, Escobar corrobora la situación. La edad y el pago van casi de la mano. En su caso, en cuatro empresas le ofrecieron trabajar a cambio de que él llevara publicidad para el medio. Su paga sería el 10% del monto total que pudiera reunir en contratos de publicidad.

La afinidad política

En la mesa de trabajo que el Cedla instaló en La Paz, los participantes señalaron un elemento importante para destacar: la línea política. Según los periodistas, en los últimos cuatro años, la demanda laboral se ha moldeado a la  “polarización política” y el clima conflictivo en el que vive el país.

“… Promovido por los gobiernos del MAS se creó un escenario laboral, que restringe la contratación de periodistas cesantes de medios considerados de la ‘derecha’ y ‘neoliberales’, en los medios y entidades estatales e influyó en empresas privadas de comunicación…” dice parte del informe.

“En varios medios afines al Gobierno te piden que tengas afinidad o, por lo menos, que no ataques al bando. A veces te piden hacer o no hacer determinadas coberturas. Eso también influye”, afirma un reportero digital, en plena Plaza Murillo. 

Un oficio lleno de riesgos

En Bolivia, la Ley General de Higiene, Seguridad ocupacional y Bienestar, del 2 de agosto de 1979, establece que se debe garantizar la seguridad y bienestar de los trabajadores dentro de su espacio laboral. En teoría los periodistas gozan de estos derechos, pero la naturaleza de su trabajo hace que no se cumplan.

Y es que, trabajar como periodista ayer u hoy implica desempeñarse en una actividad que contiene riesgos laborales para la salud, la seguridad, el bienestar físico y el mental.

“Hace unos meses tuve un accidente. Chocamos, se volcó el trufi, y yo quedé con golpes en la cabeza, en la pierna, pero aún así tuvimos que seguir adelante con vida  (…) si no hubiera  la  protección que impide que la movilidad vaya al precipicio, no estuviéramos conversando”,  contó al Cedla una periodista en Santa Cruz.

A diferencia de otros rubros, el periodismo no solo involucra riesgos laborales en el interior del centro de trabajo, sino fuera de este. Es decir, aquellos que podrían generarse en los lugares donde el periodista busca información o en la cobertura de un hecho determinado.

Es uno de los oficios con mayores riesgos externos e internos.Foto: Juan Quisbert / APG

Las agresiones físicas y psicológicas, las amenazas y amedrentamientos con demandas judiciales, la censura política y la estigmatización a los periodistas y a su trabajo son los riesgos y acciones más frecuentes. Estos riesgos inciden negativamente en la seguridad ocupacional y en la estabilidad laboral por el posible despido derivado de la autocensura.

Entre los riesgos laborales internos y externos se destacan la exposición prolongada del trabajador frente a la computadora, el estrés laboral y los posibles accidentes de tránsito.

Sin embargo, casi el total de los periodistas asalariados e independientes  carecen de un seguro o un plan de seguridad industrial u ocupacional. Pese a ello continúan informando.

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