La boliviana Lili Melgar se ha hecho famosa por el último lanzamiento musical de la cantante Shakira dedicado a la niñera de sus hijos, ella, quien había sido despedida sin recibir indemnización alguna por parcializarse en favor de la artista en su proceso de separación con el futbolista Gerard Piqué. Esta cruceña de nacimiento no está sola.
No está sola en sentido de que son muchas las mujeres bolivianas, la mayoría de las que viven en España, que trabajaron o trabajan en el sector de cuidados ajenos, es decir, cuidando a gente anciana, enferma o niños y niñas, además (generalmente incluido) de cuidar (entiéndase limpiar y cocinar) la casa de quienes las contratan de manera formal o informal.
A muchas de estas mujeres, a lo largo de su estadía de años en territorio español, se las ha despedido sin indemnización, en algunos casos acusadas falsamente de robos o destrozos, advertidas con denunciarlas y, especialmente al inicio de su migración, amenazadas con entregarlas a las autoridades porque no tenían papeles en regla. Aguantar y callar.
Suele pasar, cuando se habla de ello públicamente o cuando alguna da su testimonio, que hay cierto rechazo a aceptar esa situación o hay sorpresa de parte de un público también español: “No, esas cosas nosotros no hacemos”.
Sí, se hace y mucho y en las mejores familias y también por parte de algunas mujeres que se dicen feministas y que delegan en las migradas las labores de casa que ellas no hacen para ejercer sus profesiones y crecimiento personal e independiente.
Es más, entre los testimonios, también suelen aparecer situaciones de acoso sexual de parte del anciano al que cuidan o del hijo de éste o del marido de la jefa que las ven como objetos de uso y a quienes consideran “deseosas de atenciones por naturaleza”. Por ejemplo, el diario madrileño El País, en uno de sus artículos sobre el asunto Skakira-Piqué y Lili Melgar, destaca que “la imagen de las empleadas que destrozan familias ha comenzado por fin a desvanecerse” y centra el tema en que se las considera “busconas” sin mencionar los acosos.
Evidentemente, también puede haber casos en que alguna de ellas se haya aprovechado de alguna manera de entrar en una casa a trabajar o que se haya visto beneficiada por parte del jefe o la jefa con alguna ayuda e incluso alguna herencia; sin embargo, siempre es una relación de poder y de desigualdad de condiciones, donde estas mujeres y algunos hombres se ven en gran desventaja y vulnerabilidad. Y cuando alguna ha recibido algo añadido por sus servicios y afectos siempre aparece una duda, de parte de terceros, en sentido de si no es producto de una manipulación, por parte de la trabajadora, de los nobles sentimientos de quien la empleó.
Lili Melgar sale en el videoclip de Shakira y el tema está dedicado a ella, además se ha explicado que, luego de ser despedida por Piqué, la cantante la volvió a contratar, llevándosela a Miami y pagándole una suculenta indemnización. Es como un cuento de una moderna Cenicienta en la que la relación no es de amor entre un hombre y una mujer de distinta clase social, sino de sororidad entre dos mujeres que establecen una alianza.
El nuevo video musical de Shakira tiene millones de visitas y, evidentemente, representa un nuevo ingreso millonario para ella ¿Melgar recibirá un porcentaje de ello? Finalmente, es su historia la que cuenta la canción. Además, hay que preguntarse, ¿hasta qué punto la cantante está usando a su niñera y su situación para tener esos millonarios ingresos y, de paso, continuar en su guerra particular con su expareja?
Quien ve sororidad en esta relación jefa-empleada, no debe dejar de ver las desigualdades y vulnerabilidades por diferencias de clase, así como las relaciones de poder también por diferencias raciales y los estigmas por razón de origen de nacimiento que afectan a todas las mujeres que trabajan en cuidados.
Quien simplemente se alegra porque una boliviana haya salido en el videoclip de una cantante famosa, por favor, que haga una lectura más profunda del hecho.