La Paz celebra 215 años de su gesta libertaria este 16 de julio y los gobiernos nacional y local tienen agendas con entrega de obras y actividades culturales -que incluyen actos protocolares- para agasajar a la ínclita ciudad durante todo el presente mes.
Entre las acciones más importantes de la Alcaldía están 77 obras menores en las que predominan ajustes, encarpetados y remodelaciones así como 140 actividades culturales: conciertos, eventos artísticos dentro de espacios ediles y la esperada Segunda Verbena Paceña Internacional 2024 que se realiza este 15 de julio.
En cuando al gobierno central, los municipios de Humanata, Sorata y Huarina del departamento de La Paz, recibieron ya un paquete de obras con una inversión de aproximadamente Bs 46,7 millones y se inició formalmente la construcción de la Planta de Agroinsumos en las riberas del Lago Titicaca que demandará más de Bs 40 millones.
Funcionarios de ambos niveles de gobierno (del Estado y de la ciudad) se esmeran con publicaciones y anuncios de las tareas que ejecutan y además -aseguran- beneficiarán a paceños y no paceños con su funcionamiento así como atenderán sus demandas y necesidades urgentes.
Los precios de la propaganda son altos y las gestiones a favor de la ciudad de La Paz son relativamente perceptibles; sin embargo falta hacer visible y potenciar el trabajo conjunto -si es que existe- para el abordaje de problemáticas de la ciudad que llevan años sin solución o -lo peor- se agravaron por la indiferencia de los gobernantes que están más preocupados en la politiquería de siempre.
Mencionamos entre las acciones que son urgentes -y en primer lugar- el control de las torrenteras, canalización de ríos y riachuelos que desde febrero e incluso hasta abril del presente año ocasionaron severos daños (especialmente en la zona sur de la urbe paceña) con desbordes, sifonamientos, caída de taludes, inundaciones de puentes vías y parques en una época de intensas lluvias.
También es importante el mantenimiento de gaviones y muros de contención; limpieza de sumideros y acumulación de basura en varios lechos de río al igual que lograr un verdadero control en las construcciones de viviendas, retiros y ampliaciones en lugares que contenían una serie de recomendaciones como zonas no aptas para todo tipo de edificaciones, en otras palabras enfrentar a los temidos loteadores.
Son significativas las tareas relacionadas con seguridad ciudadana que no se resuelven mediante la instalación de cámaras de filmación o luminarias; sino con políticas, normativas y operaciones que brinden tranquilidad -ya perdida hace mucho tiempo- a todos los vecinos. Ninguna zona está libre de asaltos y accidentes.
También es apremiante desarrollar trabajos para enfrentar las consecuencias del cambio climático que tanto daño causan al medio ambiente y a la salud de seres vivos, además de mejorar servicios como el del recojo y tratamiento de residuos (con muchos defectos) y el de inspección de lugares de expendio de alimentos y comida callejera.
Otras acciones que deberían ejecutarse de forma imperiosa son las relacionadas con el transporte público. Ni las líneas de teleférico ni los buses Pumakatari solucionaron dificultades de tránsito vehicular en la urbe paceña. Al excesivo número de minibuses –que por sí solo ya es un grave problema- se suman los constantes abusos de chóferes del sector: trameajes; uso indiscriminado de rutas; cobros indebidos (esto especialmente en móviles de radiotaxis), maltrato a pasajeros, exceso de velocidad, falta de higiene, etc. son la angustia de cada día.
Son escasas las normas para el cuidado de las poquísimas áreas verdes en la ciudad y tampoco se fomentan tareas de arborización. A esta situación se suma la inadecuada acción del Gobierno Municipal de La Paz (GMLP) en cuanto a la disposición de los desechos (mucha gente no usa los contenedores y tira la basura en cualquier lugar) así como de los escombros que dejan constructoras y albañiles en varias vías públicas.
La reglamentación para las construcciones es ignorada y se piensa que el progreso consiste en levantar edificios por doquier sin entender que ese “florecimiento” arquitectónico que se dio bajo el falso concepto de auge de la construcción en lugar de ser reflejo de la realidad económica, es simple fachadismo. La Paz creció hacia arriba y no se prestó ninguna atención a su expansión demográfica dejando al abandono a la inmensa población que al no tener ningún incentivo en el campo, invadió la ciudad creando el amplio cordón marginal que la rodea. Esto sin lugar a dudas un grave error de la actual y anteriores administraciones del Estado boliviano.
Adicionalmente, hay gran descuido del patrimonio cultural paceño porque existen muchas casas que se están viniendo abajo con el -pareciera- asentimiento del GMLP, que no se preocupa por ejecutar ningún tipo de acciones para preservar esas infraestructuras patrimoniales. Este abandono no solo afecta la estética y el valor histórico de la ciudad, sino que también pone en riesgo la identidad y la memoria colectiva de sus habitantes.
No basta con ejecutar obras de infraestructura o hacer espectáculos llamativos; la población se da cuenta. Es fundamental contar con varios mecanismos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los habitantes y hacer de La Paz un lugar donde se pueda coexistir dignamente.
En esta parte final, cabe mencionar que muchas actividades como los desfiles cívicos y la exagerada realización de fiestas patronales, por ejemplo, solo generan caos, un gasto innecesario y, definitivamente, una distracción que deja de lado temas importantes que deben ser atendidos.
La Paz requiere menos retórica y más acción, planificando con previsión y respondiendo de manera adecuada y oportuna a los desafíos y desastres.