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La fortaleza de un buscador de palabras

Iván Jesus Castro Aruzamen

Homero Carvalho es un ser de una cordialidad inigualable y una incesante búsqueda de palabras. El teólogo o el filósofo han sido desde los albores del pensamiento incansables buscadores de la verdad. Pero el novelista o el poeta son por antonomasia amantes de las palabras. Y el Homero escritor y ser humano de una afabilidad única, ha sido y es un infatigable buscador de palabras. Hace ya un cuarto de siglo cuando el maestro Carlos Rimassa nos presentó, esa bondad de Homero me animó a pedirle un favor: nos cediera algún texto para publicar en el proyecto editorial cartonero. De ese modo salió uno de los primeros textos de esa aventura: El rey ilusión. Ese día comenzó una larga amistad literaria y personal invariable. Después de tantos avatares cuando miro hacia atrás me siento confortado al ver que el legado literario de Homero sigue deleitando a miles de personas ansiosas de palabras y el anhelo de un mundo mejor, porque la aliviana la cruel realidad de un mundo cada vez más camino al despeñadero existencial.

Sin duda para un aprendiz de filósofo o teólogo como yo, adentrarme en el estudio de la obra de Homero Carvalho fue una excelente ocasión para medir la fuerza y el alcance de su literatura, así como su vocación por la palabra y constatar cómo su talento creador crece día a día. Su presencia en nuestra literatura nacional y latinoamericana es ya evidente. Quienes hemos seguido de cerca su trabajo y esa voluntad indoblegable y esa admirable dedicación a buscar palabras para tejer sus textos, sabemos que no deja de sorprender a lectores y académicos; por eso Homero sabe que su obsesión por las palabras es un modo de vida. Su obra narrativa y poética es el testimonio de ese estado de creatividad incesante.

En el presente libro, Homero Carvalho. La odisea de las palabras, deseo ofrecer a los lectores lo más destacado de lo escrito acerca de su obra o en última instancia la resonancia del magisterio literario de Carvalho Oliva. Es decir, que en este texto están las voces escritas de poetas, novelistas, periodistas, académicos y personas ligadas al arte, y en ellos cuentan lo que más les impresionó del corpus carvalheano diseminado en sus cuentos, novelas y poemarios. De modo que le lector pueda sentir la presencia de quienes dialogan con los textos de Homero. Y así de esa manera tocado por el comentario pueda trasponer ese espacio para sumergirse en las obras de nuestro autor.

En la primera parte están textos introductorios a la obra y vida de Homero Carvalho. Y en la entrevista que abre el libro, realizada por Francisco Trejo, dice nuestro autor: «el lenguaje es la patria final de los escritores y en ese territorio me sentía cómodo, aunque era un principiante reconociendo el mapa, los caminos, las ciudades, aprendiendo a manejar la brújula de los cuentos y buscándome en cada frase que escribía y en cada texto que leía. Quería creer que mi nombre era un destino, que por algo mi padre me había bautizado con el nombre tan feo de Homero». «Cuando escribo solo pienso en mí mismo como lector y pretendo ser un lector exigente, intento escribir algo que no he leído».

En la parte dedicada al cuento, los textos escogidos ofrecen las claves para entender hondamente la orientación seguida en su cuentistica que no es otra, ya desde el inicio con Joñiqui, su temprano compromiso con la palabra.

En la tercera parte referida a su obra novelística, los textos recogidos presentan pasajes memorables esparcidos en sus novelas, que sitúan las obras en su contexto, rescatando con exactitud el fondo y forma, de forma tal que el lector encontrará y tendrá la impresión de ser testigo junto al intérprete de un segmento o la obra completa.

En la sección dedicada a la obra poética, las claves que atraviesan los textos es que Homero es un enorme poeta de las aguas, y como dice Pablo Cingolani: «Homero, el movima, no el griego», completa la idea Marcia Batista quien dice que Homero es sobre todo un  «poeta de las aguas, iluminado por el fuego de las palabras». Por esa razón símbolos como el agua y el camino o la memoria o los sueños están presentes en toda la poesía de nuestro autor.

En los textos de Homero las palabras son precisas y ritmadas y es de allí que nace su poder de convicción y defensa de la cultura. En este sentido ruego a quienes luego de leer el libro recuerden que la figura y el semblante de ese buscador de palabras que es nuestro autor, a más de su inconfundible bigote y caminar pausado, su voz amazónica es una defensa de la belleza, de la verdad, de la naturaleza, de los sueños y, sin duda, de esa cotidianidad desbordante en la que sus personajes se mueven, o el escenario tropical de esa hermosa ciudad húmeda como es la Santa Cruz de Santo Vituperio.

Asimismo estoy convencido que la mirada profunda de Homero Carvalho desde y cómo amazónico ya en sus poemas desde el principio advirtió de la extensa riqueza verde en  ese territorio de las aguas, hoy en llamas. De esa vena poética se desprende el llamado de que el único modo de salvar el legado de las culturas amazónicas a las nuevas generaciones  y así mantener viva una cultura que ha atravesado el tiempo y la memoria es la armonía y la relacionalidad, categorías distintas a las propuestas por los modelos vigentes en el escenario contemporáneo.

Cuando observamos la lucidez y serenidad de un hombre que se ha dedicado a buscar palabras para tejer su obra, superando los achaques propios de escritor como son la soledad, la tristeza o el silencio, debemos recordar que esa fuente de creatividad en Homero no brotó del aire o cayó del Olimpo de los dioses griegos, aunque pienso que no es fácil cargar con el nombre de unos de los aedas más grandes de la antigüedad; pues en la fortaleza de Homero subterráneamente está el esfuerzo y la disciplina; estas son el fruto de una vida consagrada al ideal de buscar palabras exactas para transmitir a los lectores la experiencia de estar en este mundo y no sucumbir ante sus contradicciones o finalmente frente a la presencia del mal.

Para terminar, tomo una afirmación de Paul Ricoeur en Tiempo y narración. Configuración del tiempo histórico: «El creador de palabras no produce cosas, sino solo cuasi-cosas; inventa el como si […]. El poeta no encuentra solo en su caudal cultural la categorización implícita del campo práctico, sino también la primera formulación narrativa de ese como». Y como digo en el estudio introductorio, toda obra literaria es contextual de un modo u otro. Es contextual además por el modo como el escritor busca palabras o las inventa para transmitir su comprensión de la experiencia humana en esta vida. Gracias Homero por ese infatigable esfuerzo en busca de palabras.

Iván Jesus Castro Aruzamen es filósofo y teólogo, escritor y poeta.

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