El color verde y ya no azul del Titicaca revela la proliferación de microalgas y lentejas de aguas, que impiden que la luz solar entre al fondo y evitan que las plantas acuáticas hagan la fotosíntesis, unas mueren y otras no puede desarrollarse.
Gladys Mita Ramos
La flora y la fauna del lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, están en riesgo por el incremento de las microalgas que son producto de la contaminación causada en las grandes y medianas poblaciones, donde la gente bota sus desechos a los ríos de la cuenca Katari que desemboca en la Bahía de Cohana del lago, en el lado boliviano; pero también por efectos del calentamiento global. Esta situación afecta a los habitantes de las riberas del lago, donde la disminución de peces ha provocado que muchos dejen la pesca y se dediquen a la ganadería y agricultura.
“Desde 1980 que estaba bien, había pesca, (pero) no han dado importancia (las autoridades), el principal contaminante que está destruyendo es el municipio El Alto, Viacha, nos contaminan con sólidos y líquidos, ha desaparecido la flora y la fauna, porque no hay vegetación como era antes y también han desaparecido algunos peces”, contó Roberto Aruquipa, presidente de Defensa del Desarrollo del río Katari y del lago Titicaca, de la Central Agraria Quiripujo, del municipio de Pucarani, del departamento de La Paz, Bolivia.
El lago Titicaca es único en el mundo, es el mayor lago de agua dulce de América del Sur, así como el más alto, ubicado a 3.810 metros sobre el nivel del mar (msnm); es uno de los veinte lagos más antiguos en la tierra. Además, el mayor lago transfronterizo del continente, compartido entre Perú y Bolivia.
Cuenta con una biodiversidad particular donde se pueden encontrar peces de agua dulce, aves acuáticas como el zambullidor y la rana gigante, ambos endémicos del lugar y en peligro de extinción, además de algunos invertebrados como crustáceos microscópicos.
En algunas regiones, las aguas del imponente lago cambiaron de color, dejaron de ser azules y se volvieron verdes, producto de la proliferación de las microalgas y de las lentejas que viven en la superficie del agua.
Las microalgas (microscópicas) se han desarrollado poco a poco por las descargas, de más de tres décadas, de los desagües o alcantarillados de viviendas e industrias de El Alto, Viacha y Laja, principalmente. ¿Qué contienen los desagües de las casas? Las aguas que usamos para lavar la ropa, los utensilios de cocina, las heces fecales que corren por las letrinas y otros desechos que se producen en las viviendas.
A esto se suma la basura que algunos vecinos lanzan a los ríos. “Tenemos la costumbre de botar la basura al río, y, eso son alrededor de 7 mil toneladas al año de basura que estamos vertiendo al río”, sostuvo Carlos Revilla, coordinador general del Instituto de Investigación y Acción para el Desarrollo Integral (IIADI). Estas aguas también arrastran residuos de la minería y de la actividad agrícola.
Así contaminadas, estas aguas llegan al Titicaca y su presencia reduce la cantidad de oxígeno en el agua y aporta nutrientes al lago, como: nitrógeno y fósforo, que coadyuvan en la reproducción de dichas microalgas en la superficie, que aumentan con el tiempo y forman una especie de capa verde que bloquea el ingreso de la luz solar y causa la muerte de las plantas de las profundidades, como las charas, que mueren de a poco. En otros casos “las plantas acuáticas del fondo no puedan desarrollarse”, explicó el coordinador del Observatorio Permanente del Lago Titicaca, Xavier Lázzaro. Cuando la luz solar no entra al fondo del agua las plantas no puede hacer la fotosíntesis que lo transforma en materia orgánica.
A finales de 2023, el Observatorio Permanente del Lago Titicaca (OLT) verificó que el lago había llegado a ser “muy productivo” en microalgas. La microalga responsable se llama Carteria sp. y tiene 10 milésimas de milímetro.
El monitoreo de las aguas es permanente y para ello utilizan tres herramientas: las estaciones, la boya y los satélites, para observar este proceso que se conoce como eutrofización.
Existe evidencia de que la calidad del agua, en algunos sectores del lago, es “degrada”, lo que significa que se registraron cambios en las propiedades físicas, químicas y biológicas del agua. El elevado oxígeno disuelto (hasta anoxia), los nutrientes, el pH levemente ácido en las aguas ha provocado una inestabilidad como resultado de las descargas de las aguas residuales de la cuenta Katari, no solo a la había de Cohana sino también hacia Cumana y, recientemente debido al desvió del río, que tiene el mismo nombre de la cuenca, hacia Chojasivi. La zona de la isla Cojata está muy degradada por la descarga de aguas residuales provenientes del municipio de Batallas.
El sensor de la sonda multiparamétrica de la boya registró concentraciones de clorofila (Cl-a) de 15 a 35 RFU (unidad relativa de fluorescencia) que corresponden de 60 a 140 µg/L (miligramos por litro) un estado hípereutrófico característico de una floración o bloom. De hecho, a partir de 10 µg/L se considera un lago como eutrófico.
Según los expertos, la eutrofización es un fenómeno natural y sucede en todos los lagos del mundo, pero para ello necesitan decenas de miles de años para que suceda de manera natural; sin embargo, el hombre tiene esa capacidad de acelerar este fenómeno, y eso es lo que ocurre en el lago Titicaca pues somos lo seres humanos que estamos acelerando ese fenómeno, esto se conoce como “eutrofización cultural”.
Los ríos más contaminados son el Seco, el Seke y el Negro que pasan por la ciudad de El Alto, todos confluyen en el río Pallina, que pasa por Viacha, luego descienden por el río Katari para llegar a la Bahía de Cohana, del lago.
Lázzaro espera que no vuelva a ocurrir otro fenómeno como el de abril de 2015 cuando se registró una proliferación de microalgas o “Bloom”, que provocó la muerte de peces y ranas, por la disminución de oxígeno del agua, producto de la contaminación.
“El 2015 fue un año muy especial, el periodo lluvioso fue más largo de lo normal. Entonces llegó mucha agua con nutrientes y materia orgánica al lago, la proliferación de microalgas en toda la parte norte y central del lago menor (…) Eso ha matado peces, ranas, que no han podido escapar, y también ha matado aves acuáticas, sobre todo los que no podían volar, porque hay un cierto tipo de bacterias que se llaman sulfatos reductores, que liberan un gas tóxico, que es el sulfuro de hidrógeno, es el olor como a huevo podrido”, explicó el científico.
Demanda de los pobladores
Para ver la situación en el lugar, viajamos 82 kilómetros desde la ciudad de La Paz, hasta la comunidad de Tiquipa, subcentral Chojasivi, del municipio de Pucarani, de La Paz, donde constatamos la molestia de los pobladores que se han visto perjudicados por la contaminación, el enojo se debe a que las autoridades nacionales no les dan soluciones concretas para evitar la contaminación. Incluso algunos de ellos no quieren tener contacto ni con los medios de comunicación. “Vienen a ver, nos reunimos, les pedimos, pero nadie hace nada”, respondió una señora cuando hemos querido entrevistarla.
Sin embargo, las autoridades de las comunidades saben que es importante seguir insistiendo para tener una respuesta a su pedido.
“Desde El Alto y Viacha entran aguas sucias, de los baños, desechos de los hospitales llegan hasta aquí, cada año llegan aguas rojas y arrastran tierra, y hay desborde del río, cada año hay desborde, nos hacen llorar, la contaminación nos hacen llegar”, dijo el secretario general de la comunidad Quiripujo, Lucio Limachi.
Quiripujo no tiene una carretera asfaltada, aún es de tierra, aunque ya se iniciaron los trabajos para el asfalto. El sol es fuerte, el viento intenso al igual que el polvo, las casas de adobe (ladrillo de tierra y paja) están quedando atrás, pues las nuevas construcciones de ladrillo ganan más espacios, así como ocurre en otras poblaciones del área rural.
Los pobladores vivían de la pesca, pero ahora se dedican a la ganadería y agricultura. Las familias tienen sus vacas lecheras y viven de la comercialización de la leche y el queso, para alimentar a sus animales deben producir forraje y proveer de agua al ganado, así tendrán una buena producción.
Según los representantes del lugar, en los últimos años sus animales han comenzado a enfermarse, incluso, en algunos casos han muerto por enfermedades producto de las aguas contaminadas del río Katari, en época de lluvia.
“Esa agua entra a la alfa alfa, cebada, avena, todo eso daña y las vacas se enferman, o mueren, todo el forraje para los animales lo destroza. Somos 17 comunidades los afectados con las aguas contaminadas, en especial en tiempo de lluvia”, enfatizó Limachi.
Otra autoridad, Luis Limachi recordó que el año 2016 se hizo una “gran socialización” en la Chojasivi donde hubo promesas, de las autoridades competentes, para la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, sin embargo, hasta el momento desconocen si hay algún avance en dicho proyecto.
“Nosotros estamos pidiendo la planta, nos han hablado maravillas, pero no sé en qué tiempo, tal vez (yo) ya esté en el cementerio y en ese tiempo habrá, pero nosotros queremos ver, mientras estemos vivos queremos ver cómo ponen a funcionar esa planta de tratamiento para que esa agua sucia que llega de El Alto sea útil para nuestros animales”, manifestó.
El trabajo gubernamental
Las acciones por parte del gobierno central tienen retrasos, pero ya se inició la construcción e implementación de 13 plantas de tratamiento de aguas residuales y mejoramiento de sistemas de alcantarillados en diferentes regiones de la cuenta Katari, además de la ampliación de la planta Puchukollo de El Alto. De estas 13 plantas hasta el momento sólo tres han sido concluidas, el resto sigue en proceso de construcción. Para estas obras se están destinando 77 millones de dólares de los 85 millones 300 mil dólares que se gestionó entre el 2015 y 2017.
Este es el mayor trabajo que está contemplado en el “Plan para mitigar la contaminación”, y para la elaboración participaron varias entidades como los gobiernos: nacional, departamental y municipales, la cooperación internacional, ONGs, fundaciones y universidades.
La obra más costosa es la ampliación de la planta de Puchukollo, está alrededor de 35 millones de dólares y hasta ahora tiene un avance físico del 91 por ciento. En esta obra se tiene mucho retraso pues su entrega final estaba prevista para principios de este 2024. Así como está ahora “no abastece ni al 50% de la población de El Alto”, dijo Revilla.
Daniel Rodríguez, coordinador de la Unidad de Gestión de la Cuenca Katari, del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, reconoció que existen retrasos en las obras y que eso se debe a temas sociales y no técnicos, se debe realizar la consulta a las poblaciones antes realizar los trabajos y a veces, los comunarios, no logran ponerse de acuerdo.
En el país hay 17 cuencas estratégicas, una de las principales es la Cuenca Katari que desemboca sus ríos en el lago menor del Titicaca, esta cuenca está formada por 24 municipios (Achacachi, Achocalla, Batallas, Calamarca, Chua Cocani, Collana, Colquencha, Comanche, Copacabana, Desaguadero, El Alto, Guaqui, Huarina, Huatajata, Jesús de Machaca, Laja, Pucarani, Puerto Pérez, San Andrés de Machaca, Tiquina, Taraco, Tiahuanacu, Tito Yupanqui y Viacha) que están distribuidos en siete provincias (Murillo, Los Andes, Aroma, Pacajes, Ingavi, Manco Kapac y Omasuyos) de las 20 que tiene el departamento de la Paz. La extensión de la cuenca es de 7.000 kilómetros cuadrados y alberga al 12 por ciento de la población de Bolivia.
También se está trabajando en la gestión integral de residuos sólidos, con la construcción de complejos de tratamiento de dichos residuos. Al igual que con la construcción de las plantas se ha tenido problemas para que los pobladores acepten la construcción de estas áreas.
“Tropezamos porque en los municipios nadie quiere que en su comunidad se emplace un centro de tratamiento de residuos, porque ha habido malas experiencias a nivel nacional, hay olores, hay moscas. El ambiente no es lo más propicio para la vida cotidiana”, indicó Elba Janeth Vargas Copa, responsable técnico de la Unidad de gestión de la Cuenca Katari.
La construcción de los centros de tratamiento de residuos sólidos tiene más retraso, hasta el momento se tiene los estudios a diseño final. Son ocho que deben ser construidos en los municipios de: San Andrés de Machaca, Desaguadero, Pucarani, Tito Yupanqui, Jesús de Machaca, Collana, Comanche y Achocalla. En el municipio de Tiahuanacu se fortalecerá la gestión de residuos y mejorará la planta que se tiene. Con la implementación de estos proyectos se pretende evitar que la gente eche la basura en los ríos.
El trabajo no es fácil, pero se logró que se inicie con la construcción y mejoramiento de las redes de alcantarillado en 13 regiones de la cuenca, sin embargo, se debe acelerar este trabajo para concluir todos estos proyectos.
El tratamiento de la basura en toda la cuenca es crucial, ya que la basura que la gente no deposita en los basureros y bota a los ríos es arrastrada hasta el río Katari que desemboca al lago.
La molestia, tristeza y preocupación, de los pobladores de la comunidad Tiquipa del municipio de Pucarani es evidente, “estamos inundados de basura” dice una mujer de pollera quien junto a otras personas apilaban sacos de tierra en el borde del río Katari para evitar que, en tiempo de lluvia, esas aguas se desborden y lleguen a sus tierras donde se alimentan sus vacas lecheras. El año pasado ya sufrieron por las inundaciones y quieren prevenir.
Al llegar a la parte final del río, que unos 10 metros más arriba fue desviado, el panorama es desolador pues hay una gran cantidad de basura, en mayor proporción son botellas de plástico de refrescos, aceites, pintura, bolsas, la carcasa de televisores, computadora, incluso partes de grandes tanques de agua de color negro.
Calentamiento global: La sequía y los vientos
Ese sector donde antes llegaban las aguas del lago está seco, el lugar se convirtió en una pampa con mucha basura y algunos arbustos, en los costados del río también hay basura.
Los pobladores dicen que a nadie le interesa el lago, menos a las autoridades, un poblador, que no quiso dar su nombre, aseguró que hace un par de años llegó hasta ese lugar el vicepresidente del país, David Choquehuanca, y junto a otras personas realizaron la limpieza en el sector y comprometió ayuda que nunca llegó. En otro momento, las autoridades de El Alto también llegaron a Tiquipa, de la subcentral Chojasivi, hicieron la limpieza de la basura y juntaron todo en un lugar para luego recogerlo, pero el carro, para trasladas esa basura, nunca llegó en los cuatro años que ya pasaron. Son cuatro comunidades que son parte de la subcentral Chojasivi: Tiquipa, Chiluyo, Achachicala y Lucurmas, todas están afectadas por la contaminación.
El retroceso de las aguas del Titicaca es una consecuencia de la sequía que en los últimos años se ha registrado en el país, esto es producto del calentamiento global.
El nivel del lago está bajando desde el año 2004, según datos del Servicio Nacional de Hidrografía Naval (SNHN). En la sequía del 2016 el nivel empezó a caer y desde entonces se mantuvo en niveles bajos.
El coordinador del Observatorio Permanente del Lago Titicaca, Xavier Lázzaro, explicó que con la observación de la boya que tienen se comprobó que los periodos de lluvia se están reduciendo, al menos esto se observó en los periodos: 2019-2020 cuando se tenía 782 milímetros de lluvia, entre el 2020-2021 era de 677 milímetros de lluvia y, en 2021-2022 se registró 484 milímetros de lluvia. “Podemos notar que el periodo de lluvia se ha ido reduciendo. Entonces, llueve menos y la época de lluvia dura menos”, apuntó.
“Y hemos calculado después y, más o menos en cinco años, casi hemos perdido una época de lluvia. (…) ¿Qué es una época de lluvia? Por ejemplo, si perdemos cada año, de un año para otro perdemos 100 milímetros, más o menos, de lluvia. En siete años, vamos a perder 700 milímetros de lluvia, que corresponde más o menos a una época de lluvia”, explicó.
En criterio del científico la estación lluviosa de 2022 al 2023, fue muy reducida, “por lo que el nivel del lago es bajo, y se nota mucho en el lago menor, porque el lago menor es poco profundo, entonces, suficiente que baje el lago de 10 o 20 centímetros para que quede descubierta una superficie muy grande”. En noviembre de 2023, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) informó que el lago retrocedió 2,80 metros, el nivel más bajo desde 1973.
Lázzaro, cree que por el calentamiento global y el intenso calor que esto genera, las aguas del lago no volverán a subir. “La gente pregunta, ¿el lago va a volver a subir? Nosotros lo vemos muy difícil, para que suba de nuevo, tendría que llover cada año durante, por lo menos, cinco o 10 años (…) 20% más, eso es bastante improbable”.
Explicó que hasta el año pasado estábamos en periodos del fenómeno de la Niña, lo que significaba más lluvia para el altiplano y se ha visto que se ha tenido menos. Ahora estamos entrando a un periodo del Niño que es más seco, es por esto que plantea que debemos prepararnos para vivir en climas más secos.
Otros expertos como el biólogo Rubén Marín Pantoja, docente investigador de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), platea otro problema, que podría ahondar la disminución de las aguas del lago, es que se está quitado al lago el agua de algunos ríos pues la gente los desvía para utilizarlo en su consumo o en el riego.
“Las comunidades están creciendo en población y se están desarrollando, y para desarrollarse necesitan agua, entonces de los ríos que están bajando hacen las represas, hacen su red de agua potable, le están quitando el agua que ingresaba al lago y la están utilizando para todo lo que se necesita, además de riego, entonces el agua que ingresaba al lago ya no es el mismo de hace 20 años”, explicó.
Aseguró que “el ciclo hidrológico del lago es altamente frágil” pues “de toda el agua que ingresa al lago Titicaca, el 97 por ciento lo pierde por evaporación”. Además, su fragilidad tiene que ver porque están en una cuenca endorreica, significa que las aguas que se generan en todo el altiplano no llegan al océano, se quedan ahí, “se precipita y se evapora”, en cambio las aguas que llegan a La Paz está en una cuenca exorreica pues llegarán al Atlántico.
Marín teme que con el calentamiento global las aguas se evaporen más rápido.
Lo que también lo hace susceptible a la contaminación es la mezcla por el viento. Según Lázzaro, cuando en el altiplano se tenía vientos de 30 o 40 kilómetros por hora parecía mucho, sin embargo, entre julio y agosto de este año se ha tenido vientos entre 40 y 60 kilómetros por hora.
“Yo me acuerdo que en julio hemos trabajado en el lago mayor, a bordo de un barco oceanográfico peruano, es un barco de más de 15 metros, hemos tenido que regresar con vientos de 40 kilómetros por hora porque no podíamos mantener la posición del barco que arribaba. Entonces, todo eso nos muestra que realmente algo fuerte está aconteciendo. No lo podemos negar”, relató.
Para el científico, el lago Titicaca y el altiplano, son sistemas únicos, estando a la misma altura que los ríos o el bosque del Amazonas, “son ecosistemas absolutamente únicos que no nos podemos dar el lujo de perder en el planeta”.
Además, el Titicaca es un termorregulador, el clima que tiene en las zonas aledañas es diferente al resto del altiplano, lo que posibilita microclimas que permiten el desarrollo de cultivos y plantas, según Paulino Bruno Condori, ingeniero agrónomo e investigador y dicente de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).
“El agua es un espejo plano y por la radiación solar hay un fenómeno de evaporación que se va hacia la atmósfera y por condensación se generan las nubes y esto vuelve a caer no solamente sobre el lago, sino sobre las riberas del lago, las montañas circundantes, y este recurso se distribuye en pastizales, cultivos, aguas para ganado y para las personas; entonces si las aguas se van a contaminar y se va reducir la superficie del lago puede impactar muy seriamente a estos sistemas que están establecidos en esta zona”.
En las poblaciones aledañas todavía se produce una variedad de alimentos como: el tarwi, la quinua, cañahua, oca, papalisa, maíz, especies forestales medicinales, ornamentales. Además, se considera que todo ese sector es la cuna de la papa, pues “se han domesticado las papas nativas”. “Si este regulador es destruido o degradado vamos a estar a expensas del cambio climático, con todo el impacto de la escasez de lluvia”, indicó. También provocaría una reducción de la diversidad de productos.
La contaminación del Titicaca, que está provocando un incremento de las microalgas no solo pone en riesgo la flora y la fauna del lago sino también la producción agrícola de las poblaciones aledañas, trabajar en las soluciones es vital.