Juan Jesús Martínez Reyes
Los libros son los artefactos que nos dejan como testimonio el reflejo de una sociedad, que convergen en los avatares en que se dimensiona el hombre. Así, en “La noche debajo del puente”, de Luis Hervias Camacho (integrante del Grupo Literario Isla Blanca) se constata a través de sus personajes la psicología del ser humano, atormentado por sus demonios.
En esta obra, encontramos un conjunto de narraciones (nueve en total), donde Hervias va explorando diversos tópicos, todos concatenados por el estambre de la muerte. Algunas de estas transitan en la línea de minicuento (modalidad textual breve con estructura clásica o lineal, según la concepción de Lauro Zavala) como “La noche debajo del puente”, “El último regalo” y “El ataúd”.
En “La noche debajo del puente”, es una historia realista donde el autor consciente de su entorno, nos narra un breve pasaje de un año caótico, la pandemia del COVID -19. Se trata de un minicuento donde confluyen dos voces narrativas, la primera, es la de un perro; la segunda, la de Lucho. Ambos van andando en dirección al Hospital La Caleta, para que atiendan los síntomas de la terrible enfermedad que aquejaba a Lucho, quien inevitablemente sucumbe ante el virus.
En “El último regalo”, el protagonista es quien nos va narrando sus peripecias de amor no correspondido con Loshy, quien lo busca para confesarle algunas cosas y que su vida estaba en peligro. El desenlace de esta historia es sorprendente, pues al final, el dueño del café – bar le dijo que tiene una hija, quien se llama igual que su madre.
En “El canto del ayaymama”,el narrador personaje (el escritor José Eduardo Camacho) nos va contando el extraño parecido que posee el cuadro del pintor (Leoncio Churay), en relación con lo que él escribía. En este cuento el narrador protagonista se desdobla en dos personas, en el escritor y en el pintor, cuyas vidas se entrelazan a través del mundo onírico. Sin duda, un cuento que nos apertura a preguntarnos si pueden existir esas raras coincidencias de hechos en nuestra vida.
En el “Ataúd”, el narrador en primera persona nos narra una situación enigmática, pues estando en una funeraria comienza a escuchar una voz que venía de un féretro. El final sorpresivo nos deja con una incógnita, porque cuando abren el ataúd solo encuentran una foto, en cuya imagen aparece el lector.
En “Oscura sombra”, se presenta una historia contada por un narrador ambiguo (en segunda persona), un tipo de narrador complejo de identificar. Se narra la historia de una mujer que sufre de alteraciones mentales, una asesina en serie que acaba con la vida de todas sus parejas. El manejo del racconto capta la atención del lector desde el inicio. Este cuento cierra con un final abierto, pues la protagonista está frente a H, su próxima víctima.
En “Alrededor de ti”, es un cuento bien hilvanado a través del contrapunto o perspectiva múltiple, pues son varias voces las que narran un mismo suceso, el suicidio del protagonista. Todas estas voces, incluyendo la del personaje principal, no van contando por qué tomó esa fatal decisión y, al final descubrimos que todos ellos nos narran este hecho cuando le están dando el último adiós en el cementerio.
En “La sombra”, se narra a través de un narrador ambiguo, el problema psiquiátrico que padece Adelaida, la protagonista. Esta mujer es atormentada por el fantasma de Joselito, su hijastro, quien la persigue en el mundo onírico y en el “mundo real” para acabar con su vida. Ella intenta defenderse del espíritu, pero es vencida y muere desangrada. Es un cuento bien tejido que explora psicología humana, en particular, la esquizofrenia.
En “El puente”, el narrador en primera persona, empleando la caja china o cajón de sastre va narrando a John Eric los diversos hechos que conllevan a acabar con Zoraida. Su interlocutor, algo incrédulo por el final de la historia, decide acompañar al protagonista para ver el cadáver de la mujer. Este finalmente es asesinado porque sabía demasiado y podía delatarlo con la policía. En esta historia, el autor, también trabaja el tópico de la locura en el personaje principal.
En “La promesa”, uno de los cuentos mejor logrados de este libro, la historia se despliega por el manejo del narrador protagonista, quien va narrando el viaje que había realizado al norte. En este periplo conoce a una muchacha de quien queda cautivado. En el trayecto sueña que está agonizando y la chica se le aparece para contarle un secreto. Al final, descubrimos que el protagonista solo había recordado aquella ocasión que sonó que viajaba al norte. Y es la voz de un narrador omnisciente quien culmina la historia: “La enfermera de turno mira al anciano agonizante, y se pregunta: – No sé por qué este señor se me hace tan conocido.”
En conclusión, “La noche debajo del puente” es un libro bien trabajado, ya que se perciben el buen dominio de la técnica y del lenguaje para hilvanar sus historias, pues todas ellas nos hacen cómplices de las peripecias que atraviesan los personajes, cuyo final epifánico es un golpe para el lector. Sin duda, estamos frente a un autor emergente que posee mucho potencial y más adelante su trabajo literario traerá buenos frutos.