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INRA, petroleras y la delincuencia masista

La que debería ser la institución llamada a solucionar, o por lo menos ordenar el problema de la tenencia de la tierra en Bolivia, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en un instrumento mas del abuso, la prepotencia, la ineptitud y la corrupción del gobierno masista. La madre tierra, “la Pachamama”, nunca antes fue tan emputecida y violada, como ahora, ejemplos sobran y las denuncias ya son innumerables.

El que debía ser un gobierno de los indígenas, originarios, campesinos, es un gobierno de etnocidas, ecocidas y traficantes de toda laya. Socios y fieles guardianes de los oscuros intereses de las grandes transnacionales del crimen, a saber: el narcotráfico, la industria petrolera, Monsanto, el terrorismo islámico y un largo etcétera. Estas afirmaciones no son temerarias, los hechos así lo demuestran. Existen varias investigaciones serias al respecto.

Volviendo al tema del INRA, cabe recordar que, cuando la delincuente Achacollo fue ministra, ya hubo muchas denuncias sobre la creación de un INRA paralelo, cuyo objetivo, entre otras fechorías, era extorsionar a los propietarios para evitar que los delincuentes llamados “interculturales” avasallen sus tierras. No es casualidad que la delincuente mencionada líneas arriba, sea hoy en día una prospera ganadera y la mas grande traficante de tierras del país. Aunque debería estar presa.

“Interculturales”, ex colonizadores. Grupo de avezados delincuentes masistas, especialistas en avasallar y depredar tierras fiscales, y privadas, cuando se les presenta la ocasión. Antiguamente liderados por el tristemente celebre ex senador Fidel Surco, connotado masista de frondoso prontuario. También son parte del infame “Pacto de unidad”, núcleo del poder corrupto de Evo Morales. Es por eso que gozan de muchos privilegios y total impunidad.

Esta marabunta insaciable de depredadores masistas, es la que pretende, nuevamente, ilegítimamente, apoderarse de tierras que le pertenecen al pueblo chiquitano. Pueblo que, como la mayoría de los pueblos del oriente boliviano, ha vivido siempre postergado y olvidado. Los pueblos indígenas de tierras bajas son las nuevas victimas propiciatorias de un falso desarrollo, basado en la explotación insostenible de los recursos naturales. Explotación que solo produce buenos negocios para la oligarquía azul.

 Los atropellos suman y siguen. No me sorprendería ver, dentro de poco tiempo, que el INRA ha dotado de tierras a los “interculturales” en la reserva natural de Tariquía. Ambos, petroleras e “interculturales, harían un buen equipo para destruir la poca naturaleza que nos queda. Puestas, así las cosas, seria una terrible irresponsabilidad, casi un suicidio colectivo, permitir que Evo Morales y su pandilla de indolentes impostores nos sigan gobernando

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