Mi país
Este país tan solo en su agonía,
tan desnudo en su altura,
tan sufrido en su sueño,
doliéndole el pasado en cada herida.
Su nostalgia se pierde
más allá de la piedra;
su metal designado estuvo ya en la sangre,
ardiendo en el destino de su nombre.
¿De dónde el río oscuro
que hace a su rostro duro como el aire,
hondo como el silencio de las rocas?
Este país sin nadie que acompañe
su tristeza,
sin mano que detenga
el viento de odio
que corre por sus calles.
En sus mejillas
hay lágrimas que bajan solitarias,
imágenes que horadan su pupila,
despavorido asombro de la historia.
Su corazón oculto
se ha gastado en la muerte;
sólo queda un hueco,
una negra caverna de gusanos.
Este país tan mío,
ha descendido al fondo de la pena . . .
Se lo reparten todos sin piedad por su grito,
con los oídos secos a su llanto.
Qué cristal destrozado el de su cielo,
qué densa la ceniza de su cuerpo
crucificado por la saña.
Es este mí país
nacido para el tiempo y la esperanza.
Hoy le queda tan sólo
su huérfana ternura,
su mestiza humildad,
su carne desgarrada y dolorida…!
(De La poesía modernista y social del siglo XX, de Adolfo Cáceres Romero)
A Edmundo Camargo
Árbol desenraizado por la muerte,
la luz de los ensueños ya apagada,
el metal de la sangre ya sin eco,
el corazón sin rosa y sin nostalgia…
Perdido estoy
ante la noche súbita
que ensombrece tu frente,
ante la tempestad
que insondable
te arranca de la vida.
El mar eterno te sumergió en sus aguas,
hoy buscas
los escondidos minerales
las algas y los peces de extraño asombro.
Hoy quedas en la sombra
para hablar con la tierra de más cerca.
Polvo definitivo
tallo desencajado y roto.
Los que supimos
de tu anhelo sin puertas,
los que tocamos tu alma,
nos vemos desolados,
golpeando con las manos
tu temprana partida…
Aquí estamos,
hundidos en dolor,
despavoridos
de que no vuelvas
a entregarnos tu río.
Llevas contigo, Edmundo,
nuestra fe sin fronteras,
nuestro amor levantado frente al odio,
la verdad de saberte
siempre lirio
¡y siempre canto!
(De Del sueño y la vigilia)
(De La poesía del siglo XX en Bolivia, Antología esencial, de Homero Carvalho, publicada por la prestigiosa Editorial Visor, de España, 2015, en su colección Estafeta del viento que reúne a antologías de todos los países de Iberoamérica y que ha permitido que Bolivia esté en la librerías y en las ferias internacionales del libro del mundo entero).
Gonzalo Vásquez Méndez
(La Paz, Bolivia, 1928-2000)
Poeta, formó parte del grupo ‘Gesta Bárbara” que revolucionó la literatura en Bolivia, integrado por poetas, escritores y artistas, entre ellos el gran escritor Carlos Medinaceli. Su poesía se enmarca tanto en la nostalgia como en la melancolía de lo perdido. Su poema Mi país, es uno de los más conocidos en Bolivia y es canónico.
Obra literaria
Poesía: Alba de ternura (1957); Del sueño y la vigilia, Premio Municipal de Cochabamba de 1965, ed. 1966; Del fuego y la ceniza (1984); Antología personal 1956-2000 (2000).