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Estamos pasados de moda, aunque no lo sabemos. Algunas palabras sobre Isaac Asimov

Carlos Battaglini

Siempre es bueno saber lo que se ha escrito antes, porque (casi) todo suele estar ya ahí. Obsesionados con la modernidad, con el último minuto, con la actualización inmediata olvidamos, o más bien ignoramos, que muchas de nuestras ideas, inquietudes, ‘originalidades’, ya fueron pensadas y puestas por escrito por otros hace mucho tiempo. Doloroso. Aliviador.

No sé si Borges tenía razón cuando afirmó aquello de “innovar es imposible”, pero desde luego proponer algo nuevo resulta más complicado de lo que podríamos creer. Basta con echar un vistazo a las hemerotecas para comprobar que “novedades” como por ejemplo el libro electrónico, no constituyen para nada una idea nueva. Tan solo tuve que acercarme  a unos cuantos cuentos de Isaac Asimov para descubrir que el científico y escritor ruso-americano, ya hablaba de él hace tiempo, además de referirse ya a otros asuntos que hoy nos parecen de rabiosa actualidad.

En el cuento de Asimov de título Cuanto se divertían, Maggie escribe en su diario, “¡Hoy Tommy ha encontrado un libro de verdad!”. Se refiere a un libro de papel. Corría el año 2157 y los humanos estaban inmersos en el llamado “telelibro”, un artefacto muy parecido al actual libro electrónico. Guiado por una curiosidad un tanto desganada, Tommy ha abierto uno de esos libros antiguos, para ver cómo se leía antes.

Tommy pasa bastante. La reacción de Maggie es completamente diferente. Le sorprende, más bien le fascina, que antiguamente las palabras se quedaban quietas en los libros en lugar de desplazarse por una pantalla. “Y cuando volvías a la pagina anterior, contenía las mismas palabras que cuando la leías por primera vez”. El muchacho aceptaba el hallazgo como algo normal, Maggie en cambio no salía de su asombro. Pero los libros de papel, no era lo único que sorprendía a Maggie.

También le asombraba que antiguamente los alumnos tenían un maestro, “un maestro normal”, es decir, una persona de carne y hueso. Y es que en 2157 no hay hombres y mujeres que impartan las clases, sino que son unas máquinas las que dictan la lección. Sí, se parece mucho a nuestro Internet actual.

Efectivamente, en este cuento comprobamos como innovar no es tan sencillo, ahí tenemos al telelibro concebido mucho antes de que existiese el Kindle o Amazon. Se barrunta por otro lado el proceso de deshumanización que tiene lugar con la progresiva sustitución del hombre por la máquina.

No hay una opinión definida al respecto. Maggie parece preferir el pasado, Tommy se ha acostumbrado a las máquinas y no tiene interés en mirar atrás. Hay una divergencia de opiniones también respecto a la educación. De nuevo Maggie, parece preferir las escuelas de antes, cuando todo el mundo estudiaba en la misma clase e interactuaba de manera regular. Tommy en cambio no presta el mínimo interés al respecto, adaptándose a los tiempos sin hacerse muchas preguntas.

Observamos aquí por tanto el planteamiento de un debate muy actual en la sociedad actual, marcada por una individualización extrema, donde la pantalla, el portátil y cuatro paredes, se erigen en los reyes absolutos. Algunos preferirán como se vivía antes, a otros les gusta más el ritmo actual, y hay también gente que sabe aprovechar las virtudes de ambos tiempos, así como evitar los defectos que conllevan los mismos.

En el cuento El mejor amigo de un muchacho, Jimmy se lo pasa bomba en la Luna con su perro robot Robutt. Todo cambia cuando sus padres le traen un “perro de verdad”, es decir, un perro de carne y hueso puesto que se considera así mas apropiado para la educación del niño. Sin embargo, Jimmy no está nada convencido del trueque, ya que le basta y le sobra con la compañía y el cariño que le proporciona Robutt. Pero los padres insisten en sustituir al robot ante el lamento de Jimmy. Apenado, Jimmy viene de alguna manera a plantear que las máquinas, los robots, también tienen vida, sentimientos.

Al contrario que con el libro electrónico, o la educación, no parece que  hoy en día los robots hayan avanzado tanto, menos hasta el punto de tener sentimientos, aunque hay infinidad de experimentos al respecto. Con todo, uno sospecha que debería empezar a tratar a las máquinas con respeto y hasta con un cierto cariño. Sí, definitivamente tenemos que mimar a los ascensores, al microondas, debemos besar al coche de vez en cuando. Porque nos ayudan todos los días de manera decisiva, y no les reconocemos su trabajo.

Con estos dos cuentos, vemos por tanto como Asimov con un lenguaje ultra sencillo (con más valor científico que literario) planteaba desde hace ya unas buenas décadas cuestiones que a día de hoy siguen siendo totalmente actuales. La dialéctica, hombre-máquina, sigue ocupando nuestros días, confundiendo nuestros hábitos, llenándonos de unas tecnologías, unos incentivos que nos ayudan y nos rompen muchas veces también la balanza de la armonía.

Y en esas seguimos a día de hoy.

Isaac Asimov, fue un escritor, científico y profesor. De origen ruso, se nacionalizó estadounidense y desarrolló toda su carrera en este país. Fue un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica. Se calcula que en toral escribió más de 500 volúmenes y 9000 cartas.

Su obra más conocida es la Saga de la Fundación, donde los robots tienen un papel prominente, incitando a la reflexión. Rechazado muchas veces en la universidad, con el tiempo se convirtió en una eminencia científica, y también literaria. Sus pronósticos, reflexiones siguen explicando muchas de las situaciones actuales y seguramente futuras.

¿Y tú lector? ¿Has leído alguna vez a Asimov? ¿Qué te pareció?

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