Blog Post

News > Sociedad > En el Hospital de Clínicas, el «ratoncito» Félix espera por un hogar

En el Hospital de Clínicas, el «ratoncito» Félix espera por un hogar

Mirna Echave Mallea

Inquieto y sigiloso. En las noches, Félix recorre los espacios entre las camas de los pacientes internados en Neurocirugía, del Hospital General, en busca de las galletas, jugos o frutas que esperan aliviar los males de estas personas.

“Parece que un ratoncito anoche vino a visitarme”, dice con voz elevada el paciente de la cama 12, tratando de mantener la seriedad, porque sabe que Félix Mendoza Quispe lo escucha sentado al borde de su cama, la número 19, y sabe que lo apodan “ratoncito”, justamente  porque busca qué comer mientras los otros duermen y recorre este espacio en silencio, tratando de burlar el cuidado de las enfermeras

Hace tres semanas ya fue dado de alta, pero aún no hay un hogar que acepte acogerlo, pese a los esfuerzos de la Alcaldía de El Alto, ciudad donde fue hallado y atendido por un golpe en la cabeza. Ahora, sin poder abandonar su cama, él espera y recibe el cariño de sus vecinos de cama, de los familiares de éstos, de médicos y enfermeras.

A su alrededor, la gente va y viene sin parar. Las 20 camas en el pabellón de varones casi siempre están llenas. A diario es normal recibir a un paciente nuevo y también es frecuente despedir en silencio a alguien cuyo cuadro era muy delicado.

Una caída, un accidente, un asalto, embolia, en fin. Los adultos mayores, pese a ser cubiertos por el seguro de vejez, siempre tienen que comprar algún medicamento, que no hay en la farmacia hospitalaria. Además están las costosas tomografías que, sin importar el estado del paciente, deben ser realizadas en un centro particular, por encima de los 450 bolivianos. Quienes no cubre el seguro, deben correr con muchos más gastos.

Félix retorna de un paseo, con una enfermera.

82 años le quitaron ritmo y fuerzas a las piernas de Félix. Sin embargo, con pequeños pasos avanza a diario hacia la puerta y, en más de una ocasión movilizó a todo el personal en su búsqueda, porque logró salir del pabellón y recorrer algunas secciones del laberinto hospitalario.

“¿Abuelito a dónde vas a ir?” le preguntó la semana pasada  una enfermera, tras descubrir que había atado en una sábana, su ropa y algo de alimentos. “A El Alto”, respondió Félix.

Y es que en las ocasiones en que alguien le pregunta dónde vive, él cambia la respuesta. A veces es en El Alto, otras en Chijini, en Viacha y hasta en Cochabamba. El pasado viernes dijo que vivía en Comanche. Tal vez estos son los sitios que conoce o visitó, porque según la investigación de las trabajadoras sociales, realizadas a través del Servicio de Registro Civil (Sereci) y del Servicio General de Identificación Personal (Segip) él no tiene ni hermanos ni hijos.

En el tiempo en que estuvo internado, por un hematoma subdural, en la región derecha del cráneo, nadie llegó a visitarlo. Sin embargo, el personal de El Alto no pierde las esperanzas de que en algún lugar del país, el ratoncito Félix tenga familiares.

Le regalaron pijamas, zapatones y ropa de abrigo, y no falta quien le ponga en las manos alguna fruta, galletas o gelatina, que rápidamente consume en su cama, sentado en los escalones o de pie cerca de la puerta.

En algunos casos la evolución de los enfermos es lenta y agotadora. El paciente se aburre, la familia, y el trabajo no termina para los médicos especialistas que deben tener presente el historial de cada uno de los casos, porque además de los 20 internados varones, tienen una cantidad similar de mujeres y deben estar pendientes de los enfermos de terapia intermedia y de quienes lleguen a la sala de Emergencias.

Para todos, un apoyo muy importante e invaluable es el que presta el servicio de ambulancias de la alcaldía paceña, a la que se puede pedir el traslado gratuito para llevar y traer a los pacientes a donde se harán las tomografías. Sólo cuando ya no tienen disponibles estos vehículos, el alquiler de un particular cuesta entre 150 y 200 bolivianos, por viaje, es decir, solo de ida o de retorno.

Por ello es que el curar a un paciente sin familiares que lo apoyen es más difícil aún. Con Félix lo lograron.

El miércoles 22 de mayo, personal multidisciplinario del Hogar Quevedo llegó a evaluar la situación de esta persona en particular, a petición de la Unidad del Adulto Mayor de El Alto. El 29 tendrán una respuesta. Sin embargo, según el municipio, son varios los adultos mayores que se encuentran en busca de un sitio que los acoja y les permita tener quién los cuide. Se estima que, cada mes, el hospital atiende en promedio a unos diez ancianos solos o abandonados, por diferentes dolencias y males.

Félix espera, sentado al lado de su cama.


error

Te gusta lo que ves?, suscribete a nuestras redes para mantenerte siempre informado

YouTube
Instagram
WhatsApp
Verificado por MonsterInsights