Instalaciones
Venas y arterias se enraízan en las paredes la luz penetra el espacio y estalla en un clímax de algarabía. El agua nutre al silencio y lo hace añicos. Torrente interno, señal de presencia humana. Sin ellas, la casa muere declina ante la lluvia. Hoy hace frío y cada gota es un puñal.
Dos hojas que revolotean
Las ramas de árbol ya no podrá sujetarlas. En vuelo zigzagueante se unen a otras en un esperado baile de crujientes roces. Antes de caer, se unen, al fin. Dorada una, de marrón intenso la otra. Mestizaje milagroso encajan perfectamente sus contornos, uno y otra y otra vez. Duran lo que el viento permite, se sueñan amantes flotando a lo Chagall. Hay una nube y un rosal, hay espinas y silencios. Hay un no saber cómo y entender por qué.
(De “La casa”, 2022)