Maurizio Bagatin
El café negro paulista debe haber sido tostado con azúcar, así como cierto cine melifluo. Hay que verlo pero el jogo bonito de los que fueron pobres y felices entonces, mientras hoy que juegan como los demás, son ricos.
Si un niño no se encuentra repentinamente solo en el mundo, nunca crece. La inocencia del 1970 se va llenando de ilustración y de vida, las niñas son mas emancipadas que los niños, más despiertas alguien diría, y te guían, como en el edén Eva lo fue con Adán. Aquellas reglas son como el juego del fútbol, cuando era jogo bonito y el arquero era el único en estar siempre solo: “En el futbol todos pueden fallar salvo el arquero”.
La Copa Rimet se la llevaron los verdes oro, el futbol era en blanco y negro en una Sao Paolo stajanovista y siempre gris. La pizza y la Torah eran ingredientes de barrio, el futbol puede disfrazar mil tragedias, puede embaucar mil vidas, así el dilema si Tostao puede jugar con Pelè o si las vacacione son las torturas por ser distinto, diferente.
