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Diez veces fundado

Este reciente 16 de febrero, la aún no escrita historia del Partido Comunista de Bolivia (PCB) se ha visto ampliamente beneficiada por la aparición en México del artículo “Los Comunistas bolivianos y el Komintern: una Historia de Desencuentros” escrito por el ruso Andrey Schelchkov y el argentino Pablo Stefanoni (Revista “Historia Mexicana”, #287).

Ambos investigadores cuentan en su escrito que el PCB no nació en 1950, como creíamos, sino dos décadas antes y que, a partir de ahí, fue naciendo y muriendo una y otra vez hasta terminar de satisfacer con sus ideas y estatutos a la jerarquía comunista internacional que tutelaba su germinación desde el extranjero.

Con los datos nuevos y lo que ya sabíamos, se puede sostener ahora que entre 1930 y 1985, hubo diez ocasiones en las que un nuevo partido comunista boliviano vio la luz. El dato testimonia no solo el grado de improvisación de la decena de intentos, sino sobre todo su carácter exógeno a la realidad nacional. El comunismo boliviano fue más un implante que un brote nativo.

Repasemos a continuación este accidentado empecinamiento.

El receptor pionero fue el obrero gráfico Waldo Álvarez, quien años antes de convertirse en el primer ministro de Trabajo durante el gobierno de Toro, creó el primer PC en 1930. Para acicalar a su criatura, le imprimió un periódico llamado “El Proletario”. Cuando Guillermo Lora, el primer divulgador eficiente del marxismo en Bolivia, se enteró de la aparición de este partido, lo bautizó con ironía como “clandestino”, no tanto porque hubiera nacido escondido, sino por su inoperancia para crecer. A Álvarez se acercaría meses más tarde José Antonio Arze, el otro notable receptor de la gesta soviética para proponerle “la segundita”, esta vez con más impulso y doctrina, un PC que se ganara, al menos, el respeto de Lora.

El proyecto de Arze era tan ambicioso que no se limitaba a tentar uno, sino tres partidos comunistas, un PC confederal que debía expandirse desde La Paz hasta Santiago y Lima. La meta era asaltar el poder en los tres países y no descansar hasta proclamar la Confederación de Repúblicas Obreras del Pacífico (CROP), una réplica criolla de la propia Unión Soviética enclavada al sur del planeta. Y claro, además de gozar del socialismo trinacional, los bolivianos podríamos haber chapoteado en el mar confederado y proletario. La creatividad de Arze era múltiple y expansiva.

Siempre según nuestros dos autores (2023), Arze llevó el documento fundacional del nuevo PC hasta los apoderados de Moscú y de la Internacional Comunista avecindados en el Río de la Plata. Y habría sido el argentino Miguel Contreras el encargado de romperle el corazón a nuestro espigado cochabambino. Lo acusó severo de intentar imitar al APRA peruano y sobre todo de no tener bases obreras, sino puros intelectuales. Pero Arze no iba a rendirse así tan fácil. De regreso a Bolivia, volvió a fundar el PC cropista con un nuevo comité central en el que, además de Álvarez, firmaban nada menos que Walter Guevara Arze y José Cuadros Quiroga, dos personalidades centrales que años después se afianzarían como ideólogos del MNR. Este tercer PC nacía el 13 de diciembre de 1931. Como era de suponer, el nuevo ensayo enojó aún más a los comisarios en Buenos Aires y Montevideo. Molestos por tantas muestras de “comunismo nacional”, traspasaron en 1932 a Lima las labores de inaugurar la retrasada filial. Para esa fecha ya se habían organizado partidos rojos en México, Argentina, Uruguay, Guatemala, Brasil, Ecuador, Perú, El Salvador, Costa Rica, Venezuela y Puerto Rico. ¿Cuándo Bolivia?

Schelchkov y Stefanoni (2023) registran la creación posterior de otros dos PCB digitados desde fuera del país. El quinto de esta lista estuvo dirigido por Ricardo Valle Cloza en 1933. La Guerra del Chaco puso fin a esta serie de nacimientos fallidos, porque Arze y Álvarez huyeron a Lima para no ser enrolados en el ejército y Valle Cloza tuvo que vestir el uniforme hasta que cayó preso en manos del enemigo paraguayo. Luego habría combatido en la Guerra Civil española.

Los restantes cinco PC nacieron, como sabemos, dos en 1950 que luego se fusionaron en un tercero, y dos más, el PCML en 1965 y el “V Congreso” en 1985. De todos ellos, solo el octavo y el noveno tuvieron una vida convencional, ganaron sindicatos, asistieron a congresos y compitieron en numerosas elecciones entre 1966 y 1997. Y claro, en medio de tantos tropiezos, lo mejor que hizo José Antonio Arze fue crear un partido nativo medianamente exitoso llamado PIR. Este ya no necesitaba aprobación foránea.

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