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Después…

Nadie escoge el lugar donde va a nacer. Sin el atlas, así, sin saber nada, uno nace y hereda viejas rencillas; incluso, odios imperdonables que uno mismo no sabe cómo se originaron; quizás, el lugar que uno nace, estaba elegido antes mismo de que uno naciera; tal vez, hay un destino o una fuerza que hace con que las cosas sean como son; tal vez, porque no podemos recordar no significa que uno hubiera o no elegido algo.

Dicen que todo comienza siempre de nuevo. Las cosas buenas y las cosas malas, también. Un día cualquiera ocurre algo y se desborda la furia de un individuo que tiene poder, entonces, él destruye todo, mata a todos los que estaban en el territorio destruido, desde su escritorio, de dónde ordena el fuego que devasta todo y que extermina la vida. Con la certeza de que, un día todo pasará y cuando pase, todos serán felices.

Los poderosos, mientras mandan a matar, tienen la certeza de que sobrevivirán los más fuertes, los que podrán reconstruir los lugares y contar una historia donde hablarán del horror, como quien habla de un instante fugaz.  Cuando cese el fuego, los que queden, se sentirán libres para olvidar sus recuerdos y su propio nombre. Nadie querrá buscar su antiguo patio; tampoco preguntaran por las cartas extraviadas…

Sin exagerar la emoción, los veteranos, en las raras ocasiones que hablen, dirán que tuvieron temor y contarán del llanto de sus madres, del mal gobierno, de los errores y de los crimines que cometen los poderosos en contra de los más vulnerables. Visto desde lejos, el rostro de la mujer amada será siempre bello y su cintura siempre podrá ser rodeada con una mano. Pero ella ya no estará para mirar con sus ojos grandes, para envolver con sus piernas largas, porque hubo un desencuentro consecuente de la guerra. Con la mirada fija en el cielo, los veteranos, siempre tragaran una lagrima discretamente. Pero, eso no importa a los poderosos, ellos seguirán pisando sobre sus alfombras persas, hechas de seda, hechas a mano…

Después, todos querrán beber un poco de vino y reír de lo que sea para olvidar el pasado. Después, necesitaran un poco de orden para olvidar el caos. Después, muchos se dedicarán a la jardinería y esperarán la llovizna para lavar sus lágrimas, en una calle cualquiera de un lugar cualquiera, hasta que la muerte los recoja.

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