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Desinstitucionalización un mecanismo dictatorial

La palabra desinstitucionalización es una de la mas repetidas en diferentes niveles del debate político que grafica un proceso en el que las instituciones públicas se debilitan progresivamente y sus niveles de credibilidad son casi inexistentes debido a su inapropiada utilización o porque, deliberadamente, no han sido estructuradas aquellas que deberían existir por mandato constitucional. 

Las consecuencias  nefastas las sufre la ciudadanía en su cotidiano vivir,  pero ¿a quién podría beneficiar una desinstitucionalización? sin lugar a dudas, al detentador del poder político autoritario que  impone sus propias reglas de juego e incumple las preestablecidas con lo que se atornilla en el control del estado dividiendo a la sociedad en fracciones irreconciliables, demeritando o destruyendo todo espacio democrático activador de consensos, concentrando el poder en un solo órgano y convirtiendo a los otros en instrumentos operadores y ejecutores del trabajo sucio. 

Como desprecian el cumplimiento de la ley, la corrupción es su wawa natural, de este modo el aparato de estado es el instrumento ideal para ejecutar su angurria afanándose lo que llega a sus manos.Todo lo que tocan se pudre. 

La dimensión de sus actos requiere de cómplices, aliados, encubridores, padrinos, socios, protectores, no existe un corrupto solitario, en sus grandes como en sus pequeños emprendimientos la necesidad de otros es obvia.

El escándalo en el que esta involucrado el exministro de justicia y varias autoridades judiciales, no es un hecho aislado es más bien un modus operandi del gobierno del MAS desde que se hizo cargo del poder, sea quien sea el que llegue a un ministerio u otra instancia gubernamental, es un engranaje de una maquinaria bien aceitada.

Centrar la investigación en unas cuántas personas, no solo es un error político sino un acto de injusticia, porque de esta manera se corre una cortina de humo que oculta la forma de ser del poder y sus operadores, los que deberían merecer un enjuiciamiento político.

Las pruebas están por doquier, a la fecha están encarcelados injustamente cienes de bolivianos por razones políticas sobre los que han caído  fiscales y jueces desalmados que tendrán que rendir cuentas de sus actos; la dictadura recurre a la mentira sin reparo alguno; el lenguaje ha sido afectado, a las palabras le asignan un significado contrario a la realidad, la razón está proscrita. 

Una máxima indica que si se puede lo máximo se puede lo menos o viceversa, de tal manera que si la podredumbre la practica la cúpula, también lo hacen los niveles medios e inferiores, porque están protegidos por un manto de impunidad.

En lo micro y en lo macro los efectos son pavorosos, hace días atrás la institución independiente internacional World Justice Proyect que trabaja sobre la situación de la justicia y el cumplimiento normativo en los estados, señala que Bolivia es el segundo país más corrupto del mundo, más allá de alguna expresión opositora de preocupación no hay ninguna iniciativa, todos alegan que cuando ganen las elecciones todo se resolverá, semejante apuesta esta ilusionando a la ciudadanía que de no ver resultados inmediatos se podrían convertir  en demanda callejera del nuevo gobierno.

Gobernadores, alcaldes, asambleístas, concejales y otros servidores, son parte de la desinstitucionalización del estado en todos sus niveles, incumplen el mandato de la norma constitucional al grado de que una simple resolución administrativa es un instrumento violatorio del estado de derecho en complicidad con una burocracia ociosa, que hace demostraciones de su poder frente al ciudadano indefenso, presionándolo para que “reconozca” los servicios que presta con prebendas y mordidas, que ya son normales en las instituciones.

No es de extrañar que la mayoría de las ciudades están sometidas al desorden y falta de autoridad, puestos de vendedores que copan acera y calzadas porque nadie atiende sus requerimientos de espacios, sin mayor problema se cierra una calle o un espacio público para actividades festivas ante la mirada cómplice del funcionario municipal que no interviene porque seguramente es parte del jolgorio, la contaminación acústica vulneradora de derechos ciudadanos no encuentra una sola institución o funcionario que ponga las cosas en su lugar, la contaminación visual con una maraña de cables es parte del “desarrollo” de los pueblos. Nuestro cerebro ha sido ganado por lo anormal, lo irregular y lo ilegal.

La imposición del estado plurinacional ha rezagado a Bolivia a principios del siglo pasado, culturalmente se han impuesto pautas renuentes a mirar el futuro, con una retórica reaccionaria que se enorgullece de la torpeza e ignorancia antes que del conocimiento reflexivo.

Todo está armado para favorecer a la fiereza autoritaria que tiene al frente a contendientes pusilánimes que deberán reaccionar con energía sino quieren ser arrasados por la crisis política, social, económica y moral. 

Vale la pena que los aspirantes a ser gobierno vean el bosque y no las ramas, que no se dejen distraer con una sola parte de hechos repudiables, tienen la obligación de ver todo el  entramado corrupto de la dictadura. 

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