Marco Basualdo
Argentina, otrora país primermundista, atraviesa en los últimos años una serie de crisis con pomposas aristas. Apuros financieros y sociales pero, por sobre todo, la crisis moral encarnada en su élite política y artística, hablan de una decadente realidad. Desde el ex primer mandatario, pasando por senadores, diputados y funcionarios, hasta conductores, youtubers y líderes de opinión mediática, son varios los casos que han provocado escándalo entre la población argenta, con otras graves preocupaciones al encontrarse sumida en un 52,9% de pobreza, según datos del primer semestre de este 2024.
Para uno de los analistas de aquel país, José Luis Romero, “la crisis argentina se ha transformado en un lugar común. Lamentablemente el hecho es cierto, sobre todo si se añade que se trata de una crisis grave. Pero no es fácil discriminar cuál es exactamente la crisis profunda y cuáles son las crisis derivadas. Lo que es seguro es que, entre estas últimas, hay una crisis moral. (…) hay algunos signos inequívocos de que el sistema de normas morales que nuestros padres nos han legado ha perdido su validez”. Ante esta realidad, la letra de Cambalache, de aquel tango compuesto por Enrique Santos Discépolo a principios del siglo XX, parece estar más vigente que nunca.
La clase política
El caso más explosivo tiene comprometido al hoy ex Presidente de la República Alberto Fernández, quien se presentó como defensor de la igualdad de género y el feminismo, que había llegado a tal posición para acabar con el patriarcado y que, para lograrlo, daría vida al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Hasta que su ex pareja y primera dama Fabiola Yáñez, encendió el ventilador en agosto pasado. La Justicia investigaba a Fernández por un decreto irregular, que obligaba a organismos estatales a contratar servicios de seguros a través de una filial del Banco Nación y en esa vía, los legisladores a cargo de dicha investigación decidieron incautar el celular de una de las asesoras del entonces Presidente, donde se encontraron chats de Yañez con Fernández e imágenes enviadas por la ex primera dama que evidenciaban graves lesiones.
Fernández negó las acusaciones, pero la olla ya estaba destapada. Los medios iniciaron su cacería y descubrieron que, además de golpear su ex esposa, Fernández hacía uso de la residencia presidencial y de la misma sede de gobierno, Casa Rosada, para dar rienda suelta a sus perversiones sexuales. La periodista Mercedes Ninci contabilizó, dentro de su investigación, a una veintena de mujeres que habrían visitado a Fernández, incluso en tiempos de cuarentena, y que en virtud a esas audiencias fueron beneficiadas con trabajos muy bien remunerados. El caso más llamativo fue el de la peluquera Valeria Araujo, a quien el ex Presidente conoció por Facebook y que terminó trabajando en una central nuclear con un sueldo más que jugoso.
Por otro lado, el periodista militante del kirchnerismo Ezequiel Guazzora, a quien le gustaba “marcar” públicamente a políticos opositores al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, fue detenido por acusaciones de abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores. La víctima fue una menor de 14 años, por quien el fugitivo había pagado dinero y entregado drogas a su madre para poder violarla. La denuncia se inició cuando la Policía descubrió las aberrantes charlas entre Guazzora y la mamá de la menor, en las que se revelaron los infames acuerdos para el abuso, donde la jovencita era sedada para que el acusado pueda abusar de ella.
Otro bullado caso fue el del senador José Alperovich, ex gobernador de Tucumán. La víctima de abuso sexual simple y reiterado fue nada más y nada menos que una de sus sobrinas, quien ejerció como su asesora desde el 2017 al 2019. Ante esas acusaciones, Alperovich sostuvo siempre su inocencia y acusó a la víctima de mentir para destrozar su carrera política. “Este es un juicio inventado, armado, donde claramente les voy a explicar que hubo un móvil económico y político, de eso no tengo dudas”, declaró al iniciarse el juicio. Pero finalmente, en junio de este año, un juez lo condenó a 16 años y seis meses de cárcel además de inhabilitarlo de por vida para ejercer cargos públicos.
En mayo de este año, se conoció el denominado Yategate. Sus protagonistas fueron Martín Insaurralde, ex Ministro kirchnerista del Gobierno de Buenos Aires, y la dama de compañía Sofía Clerici. En plena crisis, ambos viajaron a mediados del 2023 a Marbella, España, donde se alojaron en una villa de lujo y abordaron el yate El Bandido, para una recorrida por el Mediterráneo mientras tomaban champagne francés. Las fotos de ese viaje fueron compartidas en Instagram por Clerici, junto con otras imágenes de joyas y relojes de alta gama, fotografías que dispararon la investigación judicial por presunto lavado de dinero y enriquecimiento ilícito.
Pero el caso más obsceno se descubrió en febrero de este año, cuando al diputado por el oficialista La Libertad Avanza, Germán Kiczka, se le encontraron pruebas de explotación sexual infantil en sus dispositivos electrónicos. Kiczka, conocido también por su faceta de youtuber, producía junto a su hermano y su padre videos en un canal llamado “La magia del tío Germán”, en los que realizaban trucos y juegos para niños. Pero tras revelarse su conexión con una red de pedofilia, el contenido de estos videos generó horror y repudio en toda la sociedad. Dentro de la investigación también se identificaron los chats de su hermano Sebastián, que revelaron conversaciones perturbadoras, en las que describía sus encuentros con menores de edad. Hoy los hermanos se encuentran a la espera de su sentencia.
La farándula mediática
Fabián Gianola es un reconocido humorista argentino que también se desenvolvió como actor y presentador de televisión. Gozó de mucha popularidad en el ambiente, hasta que, en julio de 2023, recibió una denuncia por abuso sexual de parte de la locutora y productora Viviana Aguirre, que habría ocurrido en 2019. La denuncia de Aguirre fue por haberle dado “un beso en la boca sin su consentimiento” en un programa radial y por haberla manoseado frente a sus compañeros. El actor fue inmediatamente suspendido de la Asociación Argentina de Actores, pero con el transcurrir de las semanas empezaron a surgir más denuncias, llegando a acumular más de una docena de imputaciones públicas de abuso realizadas por colegas de teatro, radio y televisión.
Jey Mammón (Juan Martín Rago) es otra de las estrellas mediáticas que recibió denuncias por abuso sexual en marzo de 2024. Un joven llamado Lucas Benvenuto contó que sufrió un “abuso” por parte de Mammón, detallando que su relación comenzó cuando tenía 14 años y el acusado 32. Pero por el paso del tiempo el acusado fue sobreseído. “Está sobreseído por la aplicación de la prescripción, que no es lo mismo que no haya ocurrido el hecho. El hecho efectivamente ocurrió, pero se aplicó la prescripción”, dijo la parte acusatoria. Pero el escándalo para el conductor no terminó ahí. Otra presunta víctima, Matías Méndez, posteó en su red que había denunciado a Jey Mammón en el 2014 “y nadie me creyó”. Méndez en su momento había aparecido en distintos programas de televisión para hacer algunas acusaciones públicas, tuit que aprovechó Benvenuto para replicar en este contexto. Una vez sobreseído, Mammón no pudo volver a trabajar en televisión.
A mediados de agosto pasado, el conductor Alejandro Weibe, más conocido como Marley, fue acusado por Adrián Molina por presunto abuso sexual cuando contaba con 17 años. El escrito detalló una relación secreta de más de tres años entre el denunciante y Marley, que supuestamente incluyó manipulación emocional y juegos sexuales con sustancias ilegales. Marley calificó las denuncias como “falsedades”, a pesar de haber admitido un vínculo sentimental con Molina, “cuando era mayor de edad”, advirtiendo además que fue “extorsionado” por dinero. Aunque el Código Penal argentino establece que estos delitos ya están prescritos, Adrián solicitó un “juicio por determinación por la verdad”.
“Siglo veinte, cambalache, problemático y febril / El que no llora, no mama; y el que no afana, es un gil (…) / Que allá en el horno se vamo a encontrar / No pienses más, séntate a un lao / Que a nadie importa si naciste honrao / Si es lo mismo el que labura / Noche y día como un buey / Que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura / O está fuera de la ley”, reza parte de la letra de aquel tango inmortal. Más vigente que nunca.
Perversiones sexuales
El psicoanalista Sigmund Freud considera a las perversiones sexuales como “perversión del instinto sexual”, enumerando todas aquellas conductas que no buscan la reproducción en exclusiva, sino el placer, concepción congruente para quien pensaba en términos de “instinto”.
La perversión no puede definirse por el acto que se realiza sino por el sentido que ese acto tiene para el que lo realiza; supone el intento de destrucción real de lo que un ser humano tiene de personal; implica una erotización del poder total sobre el otro y conduce a una dinámica de perpetua insatisfacción que lleva
Una de esas desviaciones es descrita como la pedofilia, que es la excitación sexual como resultado del contacto físico con niños prepúberes. Otras formas de desviación sexual incluyen el exhibicionismo, el incesto, el travestismo, la necrofilia, el sadismo y el masoquismo. Así, todo aquello que se desviaba se clasificaba dentro de las patologías para ser sometido a alguna cura.
