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El rey desnudo

Hace poco leí una noticia que me recordó un cuento del danés  Hans Christian Andersen, “El traje nuevo del emperador”, también conocido como “El rey desnudo”. Trata de un rey cuya vanidad lo hace fácil víctima de un par de timadores que le ofrecen confeccionarle un traje con la tela más maravillosa del mundo, aunque le aclaran que esa tela tiene la particularidad de ser invisible a los ojos de quienes carecen de inteligencia o  no son aptas para el cargo que ejercen.

El cuento muestra la estupidez de la gente que, para no caer bajo sospecha de incompetencia, halaga un traje inexistente. Lo tragicómico es que el propio rey, por el mismo temor, acaba encabezando un desfile desnudo.

La noticia en cuestión se refiere a la inauguración de la sede del parlamento de UNASUR, en San Sebastián, Cochabamba. Lo que debería haber sido un acto protocolar (en una inauguración no se debate, no se toman decisiones, apenas se sonríe a las cámaras y se pronuncian palabras amables), se volvió algo, por decir lo menos, incómodo, pues debido a un pésimo trabajo de la Cancillería, pese a haberse cursado invitaciones a todos los países miembros… no asistió ninguno, según palabras del propio canciller Pary, citado por el matutino Los tiempos.

Parece que suspender el acto hubiera sido lo más aconsejable. Si haces una fiesta de cumpleaños y tus amigos se niegan a asistir porque antes te portaste majadero con ellos, pues primero te disculpas e intentas solucionar el problema, o finalmente festejas con tu círculo más íntimo, pero no haces comida para 12 personas que ya te dijeron que no quieren saber de tu fiesta.

A eso expusieron al presidente Morales, y el resto bordea lo ridículo. Como al presi no le gusta reconocer errores(ni derrotas), apareció nomás frente a las cámaras, como el rey del  cuento, desnudo de prensa internacional, de invitados, de apoyo, rodeado apenas por sus más obsecuentes chupamedias, elogiando su traje inexistente, ciegos a toda evidencia, convencidos de que lo único que se espera de ellos es apoyo incondicional y militancia a toda prueba (no es casual que el CONALCAM haya dicho hace poco que para ser empleado público no es necesario ser eficiente, sino ser militante del MAS). Y así, pese a que las gónadas del ilustrísimo cuelgan en un lastimoso espectáculo, él elige creer las palabras falsas de elogio, que hablan maravillas de su traje inexistente, de sus inexistentes invitados, de su cada vez más precario apoyo (empleados públicos obligados a viajar a aplaudirlo, pagando incluso de su bolsillo los costos del viaje), y de su ya irremediablemente perdida de credibilidad.

Parece que a último momento, para evitar festejo en casa vacía, se decidió invitar a los vecinos, incluso a esos que ni se conoce bien (qué va a decir la gente si no viene nadie). En una foto se aprecia que la gente está acomodada dejando uno o dos asientos libres, levantando carteles para aparentar multitud. Uno de esos carteles, mostrado por un adolescente  dice “Padrino de la promoción 2018”. Quizá por eso su excelencia adecuó las palabras alusivas (que deberían haber empezado dando la bienvenida a los “ilustres invitados de los países hermanos”, seguramente) a la nueva audiencia. Parece que estaba nervioso, pues sus palabras necesitaron más aclaraciones que en otras ocasiones (revisen la cantidad de palabras que la prensa debe añadir entre paréntesis para darle un mínimo de coherencia –al menos gramatical– a su discurso).

El resto es realmente triste. En serio. Da pena ver al presi ofreciendo utilizar una infraestructura de más de 60 millones de dólares… para matrimonios, promociones de colegios (seguramente vio el cartel que mostraba el adolescente citado en el párrafo anterior), o congresos de transportistas, a los cuales, de yapa, ofreció inaugurar él mismo ese evento (o sea, se ofrece en combo). Pero no crean que el ilustre anda desubicado, para nada. Como debe educar a su pueblo, dejó en claro que después de hacer una fiesta en la sede de un organismo internacional… deben dejar todo limpio (si hubieran asistido los invitados de los países miembros, ¿les hubiera pedido lo mismo?)

Y claro, después de eso… ¡Fiesta! Y se baila rap, K-Pop, (vaya uno a saber quién eligió esos bailes, y por qué) y para confirmar los falsos elogios de un más falso traje, están haciendo su trabajo los Kjarkas, siempre fieles al poder, sin importar si éste es rosado, azul, o transparente (como el traje real que ahora les toca alabar). Una inauguración solemne transformada en desfile de errores y alabanzas.

El cuento de Andersen menciona hacia el final que un niño, con la sinceridad propia de su edad, dice al ver pasar el desfile real “pero… el rey está desnudo”, y entonces empieza un murmullo general, sobre  la desnudez de su alteza. Sotto voce, claro, porque hay que cuidar la pega, porque mejor no comprometerse, ni correr riesgos, pero es un rumor que en la historia se adivina imparable.

Parece que la inasistencia de todos los invitados a la tan mentada inauguración podría ser el niño diciendo “el rey está desnudo”. Toca al rey entender que el desfile ha terminado.

 

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