De/di Antonio Colinas Traducción al italiano Marcela Filippi
Estoy sentado frente a un muro blanco:
de cristal, o quizás como la nieve
de infancia en el silencio de los páramos.
Un muro blanco, blanco como hueso
calcinado, o quizás como cal viva
que en las tumbas abraza carne blanca.
Y, mirándolo, yo también soy blanco,
pues blanco es el fuego o es la luz
que va y viene en las venas venturosas.
Mientras dure la luz no llegará
lo negro hasta este muro limpio y blanco.
Mientras dure mi luz todo lo blanco
del mundo envolverá la sala, el aire,
las horas de esta casa que es hoguera.
Estoy sentado frente al muro blanco
esperándolo todo y obteniendo
todo de cuanto es nada en su blancura.
El muro que es desierto de mi alma.
El muro que es desierto de la luz.
IL MURO BIANCO
Sono seduto di fronte a un muro bianco:
muro scabro, secco come un grido
di cristallo, o forse come la neve
dell’infanzia nel silenzio delle lande.
Un muro bianco, bianco come osso
calcinato, o forse come calce viva
che nelle tombe custodisce carne bianca.
E, guardandolo, anch’io sono bianco,
perché bianco è il fuoco o lo è la luce
che va e viene nelle vene liete.
Finché durerà la luce nessuna oscurità
raggiungerà questo muro bianco e pulito.
Finché durerà la mia luce tutto il bianco
del mondo avvolgerà la sala, l’aria,
le ore di questa casa che è fuoco.
Sono seduto di fronte a un muro bianco
aspettando tutto e ottenendo
tutto da tutto ciò che è niente nel suo candore.
Il muro che è deserto della mia anima.
Il muro che è deserto della luce.
(De Obra poética completa. Ediciones Siruela)