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Un virrey masista

Si Cuba ha logrado sostener una ferrea dictadura durante más de sesenta años y además ejercer una importante influencia política en la región, es en parte gracias a su poderoso aparato de inteligencia. El hecho de que haya podido resistir un enfrentamiento con el vecino más poderoso del mundo, se explica también de alguna manera en la reciente constatación de que un funcionario de la alta esfera del servicio exterior, haya estado al servicio de sus intereses durante cuatro décadas. Para muestra un botón, dicen.

Y es que escuela nunca les ha faltado. Los cubanos, más que inventores, fueron brillantes discípulos de la larga tradicion rusa en las artes del espionaje. En eso los rusos simpre fueron potencia mundial desde la epoca de los zares, hasta el día de hoy, en el que ese país es manejado por un experto criado en la KGB. De los chinos seguramente han debido también aprender mucho en los últimos tiempos.

En Bolivia siempre se habló de personajes influyentes sobre los cuales pesaba la sospecha de ser agentes cubanos, pero una cosa distinta es descubrir que el mismísimo Virrey (como se denominaba a los embajadores norteamericanos acreditados en el país), hubiera sido un agente cubano encubierto. La historia que se abre con el desencubrimiento de Manuel Rocha trasciende lo novelesco y será probablemente motivo de producciones hollywoodenses. 

El tamaño del papelón para la inteligencia norteamicana estará sujeto a lo que con el tiempo se vaya sabiendo sobre las hazañas de Rocha, no solamente en Bolivia, sino en también en Argentina y en los otros altos cargos que ocupó en su dilatada carrera “diplomática”. Si por alguna razón judicial o personal Rocha decide cantar, habrá sin duda mucha tela para cortar en el futuro.

En el caso nuestro ya tenemos elementos concretos para reinterpretar algunos hechos bajo la luz de este impactante descubrimiento, pero todavía falta saber cual fue el alcance real y la influencia de Cuba y de Venezuela en la ascensión del Movimiento al Socialismo al poder. Por lo pronto queda claro y confirmado que, en el episodio de las elecciones del 2002, hubo una intervención directa del “jefe de campaña de Evo Morales”, que tuvo un efecto electoral en la votación de Morales, que pudo haber sido un importante antecedente para su posterior victoria en las elecciones de 2005.

Me dirá usted que esto no es ninguna novedad, y que siempre se supo de la dependencia externa masista, pero esta constatación dará lugar a una relectura de los acontecimientos que podría cambiar sustantivamente la interpretación de algunos hechos que han sido el fundamento del relato político de Evo Morales y el MAS.

Un primer hecho en el que muchos insistieron durante años sin la mínima prueba, queda desmentido: que el MNR y sus asesores de campaña fueron quienes pactaron con los Estados Unidos la declaración de Rocha, como un maniobra electoral, para hacer crecer a Morales y rematar a Reyes Villa.

El verdadero rol de Manuel Rocha en ese episodio le pemitirá más bien al expresidente Sánchez de Lozada insistir en lo que siempre sostuvo: que su segundo gobierno no sucumbió como producto de una mala gestión y de una insurrección popular, sino que fue derrocado por un golpe de estado financiado y orquestado por Cuba, a través de Venezuela. Podría ser este el comienzo de un intento de redención de errores y de reconstrucción de la imagen y del legado histórico del controvertido Goni.

La impresionante historia de Manuel Rocha, el virrey masista, recién comienza y promete nuevas sorpresas. 

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