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Viviana Gonzales, la poeta de la “Terredad”

Viviana Gonzales

A lo largo de mi vida he sido jurado de concursos de novela, cuento y poesía. Las lecturas de las obras que se presentan a los concursos y, naturalmente, mis lecturas cotidianas me han dado cierta experiencia en el reconocimiento de un texto de calidad y lo digo con humildad, pero con convicción. El año 2019 fui jurado del concurso nacional de poesía otorgado por el Gobierno Municipal de Santa Cruz, Bolivia, por unanimidad decidimos dar el primer premio al poemario Hay un árbol de piedra en mi memoria, cuya autora resultó ser la poeta boliviano/mexicana Viviana Gonzales que acaba de obtener, en los Estados Unidos de Norteamérica, el International Latino Book Award en la categoría Poesía con ese mismo libro que fue una epifanía para los sus lectores.

“El Premio Internacional del Libro Latino, por su traducción al español, es un evento organizado por la organización estadounidense Latino Literacy Now, cofundada por el empresario cultural Kirk Whisler, el actor Edward James Olmos y la rama Reforma, dependiente de la American Library Association que está vigente desde el año 2007. Estos premios se celebran para reconocer y premiar a los mejores escritores latinoamericanos que hayan publicado libros en lengua española, portuguesa o inglesa, en diversas categorías establecidas”[1].

Viviana ha sido publicada en varios países y su libro Canto de un pájaro de fuego, publicado por Buenos Aires Poetry en 2020, en la Argentina también será reconocido con una “Mención de Honor” en una recepción de gala que se realizará el próximo 21 de octubre en Los Ángeles, Estados Unidos. Su poesía es una mezcla de mundos, culturas, espiritualidades y vivencia, además, naturalmente, de una gran erudición producto de sus lecturas. Es una poeta de la poética de la «terredad», concepto acuñado por Eugenio Montejo para definir nuestra profunda relación con la Tierra, el lugar donde vivimos, los mitos, en fin…la vida misma.

Viviana Gonzales estudió Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid y tiene un Máster en la Universidad Complutense de Madrid, además de ser Especialista en Conflictos en América Latina por la UNED de España. Ha sido profesora de creación literaria y fomento a la lectura para la Secretaría de Cultura de México; la Secretaría de Hacienda; la UNAM; el Museo de Arte Contemporáneo del Sur (Lanús, Argentina) y de manera independiente y ha participado en distintas ferias de libros, ponencias y lecturas tanto presenciales como virtuales. En Bolivia es miembro del Colectivo Poetas del Mar Interior de América que dirige Gigia Talarico. Muchos de sus poemas están incluidos en antologías mexicanas y latinoamericanas.

Cabe destacar que “su trabajo como docente se ha centrado en el fomento y la mediación de la lectura para jóvenes. Sus talleres titulados Diles que no me maten, sino que me lean o Por los caminos del Quijote. Una lectura contemporánea del caballero andante ha tenido gran acogida y han sido impartidos en distintas sedes y también en línea”. Ha trabajado como investigadora y compiladora en la antología de cuentos El espanto que nos une de la Editorial Planeta. Una recopilación de cuentos contemporáneos y clásicos de terror escritos en América Latina.

Este año del Señor de 2023 saldrá su tercer poemario, Te doy el tiempo de un zapato que fue finalista en el concurso de Nueva York Poetry Press. Su cuento en verso, Mamá tiene miedo está siendo traducido al inglés e ilustrado para su próxima publicación en edición bilingüe y, por si esto fuera poco, Viviana también ha sido seleccionada para participar en una beca de creación literaria en Seattle, Washington en la Residencia de escritores de Mineral School. La beca es para poetas que residen en distintos estados de los Estados Unidos; Viviana ha sido seleccionada como la única representante del Estado de Texas.

Hace un tiempo la invité a responder el cuestionario que el escritor Marcel Proust hizo famoso, respecto a la pregunta ¿Tu ideal de felicidad?, Viviana respondió: “Poder mirar atrás y decir, sí, todo valió no solo la pena, valió la alegría” y tal parece que la vida le ha sido propicia tanto en la literatura como en su cotidianidad familiar: A la pregunta ¿Tu ocupación favorita?, nos dijo: “Leer. Trotar. Escribir”, le faltó agregar pasear con sus perros.

Indudablemente que los los méritos para ganar premios son individuales y los de Viviana le pertenecen a únicamente a su calidad poética, es justo reconocer que nuestro país se beneficia cuando algún escritor/escritora y/o poeta logra un galardón fuera de nuestras fronteras; este es el caso de Viviana que, junto a otros bolivianos y bolivianas, nos honra con su talento, con mayor razón si tenemos en cuenta que es la primera boliviana en obtener esta importante distinción.

Dos poemas de Viviana Gonzales

QUE ALGUIEN ME DIGA CÓMO ALCANZAR A LOS DIOSES

Oh Dios de la mañana
de la tarde y de la noche
persigo tu olor a selva alta…
Mikeas Sánchez

Hay dioses que respiran madrugadas
ávidos de alzar en sus hombros mercancías humanas
elevar a los seglares

hijos del trueno
y curarlos de espanto.

Hay dioses sempiternos
que alcanzan menguantes por las noches
las jacarandas de lluvia
en sus mantos.

Dioses como hojarascas que hablan como nosotros
que cosen lunares y mejillas,
estrellas condescendientes
se esconden en mandiles y huapangos.

Dioses danzantes saltimbanquis,
reptiles y cucarachas
acaso también piedras lunares
ataviados de luciérnagas

y esquites

comalitos diminutos
hongos de niño santo.
Hay hombres como yo
que persiguen la escalinata divina
para alcanzar a esos dioses que a veces
solo a veces
se hacen muy lejanos.

ATARDECER CON PERROS CALLEJEROS

Tengo trece lobos en mi espalda

y cuarenta y ocho mariposas,

municiones suficientes para habitar la urbe,

cargamento que descargo a ras de las montañas

antes del amanecer.

No he logrado poblar espacios,

los caminos son de piedra,

dos perros me miran a lo lejos,

el retrato de una niña en la casa de mi madre

sonríe

con un árbol de navidad de fondo.

Le he dicho piedra

y me ha contestado

hombre,

con los brazos en la nuca he clamado piedad

y la piedra ha vuelto a repetir

hombre.

Los perros se bañan con el agua del río

que veo desde mi ventana,

mañana volveré a tomar mi camino

empinado

y estoy segura que me he de caer

más de una vez.

La niña de la foto no sonreirá entonces,

no lo hace desde hace varios años,

luego me llamarán y me dirán que mi madre ha muerto,

antes de abrir la puerta los perros callejeros

vendrán a olerme,

el río llevará los cuerpos,

la vista desde la cocina

de la casa de mi madre


[1] https://www.opinion.com.bo/articulo/cultura/viviana-gonzales/20230927103501922127.html

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