Jackeline Barriga Nava
La violencia en niños acompañado con leyes débiles, una sociedad carente de educación integral, pobreza, disfunción familiar y tantas causas probables para que los más pequeños sean presa fácil de la violencia, es una amenaza para la vida y el futuro de Bolivia. En este caso enfatizaré la violencia sexual infantil; porque el 80 % de las victimas desencadenan patologías psicológicas, engloba la violencia física y psicológica, repercute en una salud mental nociva, en un desarrollo socioeconómico incierto y desde un enfoque humanista destruye la vida de un ser humano, por lo cual no estoy de acuerdo en ignorar estos hechos.
Los datos en Latinoamérica son escalofriantes, pero Bolivia no se queda atrás, concluimos el 2019 con 1.000 casos de violencia sexual a menores, casi dos a tres niños y/o adolescentes abusados por día, de los cuales no existen datos específicos sobre cuántos perdieron la vida, cuántos son niños, adolescentes, qué edades comprendían, cómo se encuentran y tantos datos que ayudarían a realizar un mejor diagnóstico, tampoco existen investigaciones serias sobre las causas, consecuencias y cómo terminar con esta problemática. En general el 2019 concluimos con 66 infanticidios, 2.639 embarazos en adolescentes menores de 15 años, 2.849 casos de violencia contra niños y adolescentes. Por otra parte, en la gestión 2020 solamente en 76 días de cuarentana rígida 108 casos de violación en menores (casi dos casos por día), 3.414 denuncias ante la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), el 84 % implica violencia intrafamiliar. ¡Un escándalo!
Ahora bien, el abuso sexual infantil no es un problema nuevo, sino una de las formas de maltrato infantil que acompañó al desarrollo del hombre durante toda su historia, en poblaciones marginales como en todas las culturas y clases sociales. El ámbito familiar es la más frecuente donde se produce el abuso, lo que hace su abordaje más problemático. Cuanto más cercano a la familia es el acto de abuso más difícil es trabajar.
Algunos autores constatan una salud mental nociva general en víctimas de abuso sexual infantil, con mayor presencia de síntomas y trastornos psiquiátricos; otros estudios realizados con víctimas de malos tratos infantiles, incluyendo el abuso sexual, confirman una probabilidad cuatro veces mayor de desarrollar trastornos de personalidad.
A continuación, presento una clasificación de los efectos psicológicos a largo plazo basada en la sintomatología más frecuente indicada en los estudios revisados, estos son:
- Problemas emocionales: repercute con trastornos depresivos, bipolares, de ansiedad, este último por estrés postraumático; asimismo se muestran conductas autodestructivas, autolesivas con ideas suicidas e intentos de suicidio, baja autoestima.
- Problemas de relación: el área de las relaciones interpersonales es la más afectada, destaca la presencia de mayor aislamiento, ansiedad social, menor cantidad de amigos y de interacciones sociales, así como bajos niveles de participación en actividades comunitarias, desajuste en las relaciones de pareja, dificultades en la crianza de los hijos (muy permisivos o violentos).
- Problemas de conducta y adaptación social: existemayores niveles de hostilidad, presencia de conductas antisociales, trastornos de conducta, mayor riesgo de huida del hogar, incrementa el riesgo de delinquir y de ser arrestado por delitos diversos.
- Problemas funcionales: frecuencia de dolores físicos sin razón médica, cefaleas, fibromialgias, trastornos gastrointestinales, lo que implica un importante gasto para los sistemas de salud. Asimismo, trastornos de la conducta alimentaria especialmente de bulimia nerviosa, crisis convulsivas no epilépticas, abuso de substancias, desórdenes ginecológicos, inicio significativamente temprano de la menopausia en mujeres, alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno (pérdida de memoria retrograda).
- Problemas sexuales: sexualidad desadaptativa. insatisfactoria y disfuncional, conductas de riesgo sexual, promiscuidad, inicio precoz de la sexualidad, prostitución y maternidad temprana.
- Revictimización: se entiende la experiencia posterior de violencia física y/o sexual por agresores distintos al causante del abuso en la infancia.
- Transmisión intergeneracional: de las prácticas parentales, así como del maltrato y el abuso sexual infantil sigue siendo un tema de estudio controvertido. Un niño maltratado tiene alto riesgo de ser perpetrador de maltrato en la etapa adulta con su pareja o hijos; se han obtenido cifras de la posible transmisión intergeneracional situadas entre el 20 % y el 30 % de los casos.
En síntesis, la experiencia de abuso sexual conlleva importantes repercusiones para las víctimas en todos los períodos del ciclo evolutivo, siendo necesario que los profesionales sean capaces de detectar estas problemáticas para poder intervenir en estos casos de forma adecuada y eficaz con apoyo de normas bien establecidas.
No obstante, existe otras consecuencias que repercuten en aspectos diversos como al desarrollo productivo, se supone que un país es prospero por el capital humano que posee; pero si ese capital humano está enfermo, la repercusión será negativa, además la probabilidad en edad adulta para que estos niños construyan otras familias disfuncionales es elevada, por lo cual se genera más violencia.
A continuación, propongo una serie de acciones a realizar:
Cuando una pareja decide tener hijos, esos hijos no son únicamente de los padres, también son de la sociedad; porque es el aporte de los padres a la comunidad, según mi opinión lo más importante es implementar una Educación Sexual y Reproductiva INTEGRAL desde la niñez, sin prejuicios de género, enfatizando la planificación familiar y con ello los Métodos Anticonceptivos (MAC), paternidad responsable, formas de crianza saludables, considerar la parte cultural; porque no es lo mismo educar a una mujer del área rural a una mujer del área urbana; asimismo, se debe enseñar habilidades sociales como la comunicación asertiva, negociación, en la mujer incluir en su educación la importancia de una libertad económica. Dos herramientas útiles que debieran utilizarse es el arte como un medio didáctico y los medios de comunicación para consolidar y difundir información considerando el impacto social, sostenibilidad en el tiempo y la investigación para que los profesionales no incurran en ensayo y error.
Entonces, aproximadamente existen dos niños por día que sufren violencia sexual según datos de la FELCV que denunciaron y ¿los que no denuncian?… El desarrollo productivo de un país depende de la salud mental; porque una persona con desordenes emocionales o conductuales el rendimiento laboral entre otras actividades que pueda realizar es inestable o en algunos casos se dedican a delinquir, lo cual resulta más gasto económico para el Estado, quiebre social y la pérdida de un ser humano que podría haber sido bueno.
Los niños son considerados el futuro de un país; pero qué clase de futuro vamos a tener con tantos niños que sufren abuso sexual y con 80 % de probabilidad que tendrá algún desorden psicológico; además las cifras de abuso infantil cada año aumentan considerablemente, pareciera no tener fin; es decir, ¿nos dieron leyes con un montón de artículos que no sirven? ¿aparecen congresos, cursos de expertos en psicología, derecho, psiquiatría referente a este tema quedándose en una hermosa retórica? ¿acaso no existe un presupuesto destinado a salvar el futuro de Bolivia? y ¿el dolor de los niños, no cuenta?