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Verdades y mentiras del lenguaje inclusivo y políticamente correcto

El lenguaje evoluciona con el tiempo y está sujeto a transformaciones

Cierto, es bien sabido que el lenguaje cambia, hay palabras que nacen y otras que mueren porque las palabras también cogen y se reproducen. Por ejemplo, cuando un idioma se acuesta con otro nacen palabritas fruto de ese amor común como Mouse, como Chip, como Makhurka o como Ch’aki. Antes era normal referirse a los desconocidos de «usted» ahora ya no es tanto y no pasa nada porque tutear no es lo mismo que putear, o sea que, todo tranqui.

El lenguaje puede ser una forma de exclusión, de dominación y de violencia

Por supuesto, una de las funciones del lenguaje es herir a los semejantes, para eso se inventaron los insultos y todo insulto es una expresión de la lucha simbólica que es absolutamente natural e inevitable. Así, el insulto sigue siendo más evolucionado y doloroso que el sopapo, por lo tanto es la representación de la creatividad humana. Pretender que el idioma no tenga tal finalidad, es absurdo, para eso mejor volvemos al lenguaje de señas o de mugidos.

Es ofensivo usar palabras que hagan referencia a las condiciones físicas de las personas

No es cierto, las palabras que designan características físicas de las personas no son denigrantes. Si soy gordo no me debiera molestar que me digan gordo, o negro, o rubia o enano. ¿Eso soy no? Esas palabras sólo son ofensivas cuando están acompañadas de expresiones soeces como por ejemplo decir «ciego de mierda», «manco del orto», «cojo conchaetumadre», así. Tampoco es ofensivo que te digan viejo porque nadie se ofende por que le digan joven. ¿Qué es esa verga de decir «adulto mayor» a ver? ¿Conocen ustedes algún puto «adulto menor»? No me jodan. Al pan, pan y Albino, vino.

Referirse a las personas con el genérico masculino es una forma de exclusión a las mujeres

Falso, es sólo una forma genérica, común y milenaria aceptada con los siglos. Si yo entro a clases y les digo a los estudiantes «Bueno chicos saquen sus libros de Paulo Coelho de mi vista», todos entenderán y nadie se sentirá excluído o agraviado. Se sentirían agraviados si les dijera, por ejemplo «A ver, manga de subnormales, saquénse el helado de su frente y terminen de botar por la nariz el último gramo de cerebro que les queda». Ahí sí, talvez alguno entienda y se ofenda, pero no ps por que les diga «chicos».

La Real Academia de la Lengua debe aceptar el lenguaje inclusivo como forma de alentar la equidad

Falso, la RAE no acepta ni rechaza nada. La RAE no aprueba ni prohíbe la maldita cosa. La RAE registra, incluye y sugiere palabras y expresiones aceptadas por los hablantes. Para que el Lenguaje Inclusivo se registre, primero tiene que ser común y de uso generalizado y, por el momento, su uso se restringe a minúsculos ámbitos académicos, a elitistas logias oenegistas y al muro del Facebook de algunas jailonas con síndrome de anarquía de tocador. La gente común, el hablante medio, todavía no lo asimila porque va contra ciertos principios básicos del hablar como la economía del lenguaje, la potencia significante y la elegancia de estilo. Y si no me creen, vayan al mercado de compras y dígan a voz en cuello «Buenos días caserites» a ver si no les meten la arroba de pape por el orte.

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