A propósito de la coyuntura política actual boliviana, recupero un párrafo del ensayo político “El dieciocho brumario” de K. Marx: “Mientras el proletariado de Paris se deleitaba todavía en la visión de la gran perspectiva que se había abierto ante él y se entregaba con toda seriedad a discusiones sobre los problemas sociales, las viejas fuerzas de la sociedad se habían agrupado, reunido, vuelto en sí y encontrando un apoyo inesperado en la masa de la nación, en los campesinos y los pequeños burgueses, que se precipitaron todos de golpe a la escena política…”
En relación a éste análisis de coyuntura sobre la Francia del siglo XIX, de acuerdo al extinto sociólogo Hugo Zemelman: “mientras algunas fuerzas que, en relación con la disputa por el poder, se ubican en un tiempo estratégico, otras lo hacen en el marco definido por movimientos tácticos”.
Consideremos ahora la disputa pre-electoral del presente en Bolivia: el campo opositor ha dado más importancia al tiempo estratégico: la gran perspectiva, es decir, democracia, libertad con la defensa del 21F; mientras tanto, el MAS de forma constante ha ido desarrollando sus propios movimientos tácticos: Ley de Organizaciones Políticas.
Evidentemente, se da un nuevo golpe y atropello a los arreglos institucionales de la democracia en Bolivia: al declarar vinculante a las elecciones primarias de los partidos que vayan a participar en las elecciones del 2019, el partido oficialista nuevamente “se hace pis” en el carácter vinculante de los resultados del 21F. Empero, desde la perspectiva de la realpolitik es un nuevo movimiento táctico que prácticamente obliga a acelerar los tiempos pre-electorales.
Ahora bien, considero que la frase “Bolivia dijo No” es icónica del tiempo estratégico, es una de las banderas que ha permitido posicionar a Carlos de Mesa como actor potencial para la presidencia, pues en diversas encuestas aparece en una posición privilegiada para sus simpatizantes y envidiable para los eternos candidatos, a pesar que hayan plataformas en desacuerdo con su biografía política.
Con todo, aprobada la nueva Ley de Organizaciones Políticas, se reconfiguran las reglas de juego y la necesidad en el campo opositor de reacomodar las piezas para desarrollar movimientos tácticos precisos, tomando en cuenta que el partido oficialista los viene dando desde hace rato como necesidad ante las constantes chambonadas de su gestión pública.