Angélica Guzmán Reque
El gran atractivo del teatro, para el actor, sobre todo para el actor que tiene conciencia de que es actor, es esta especie de juego humanístico que es ser el mismo y al mismo tiempo muchos otros.
Hugo Gutiérrez Vega
El teatro, desde sus inicios o desde cuando tenemos noticia, ha sido siempre la representación de hechos y circunstancias de vida. de elementos que llamaron y llaman la atención, unas veces por ser hechos inverosímiles, otros porque nos permiten reflexionar del por qué se vive así y no de otra manera, quizá inclusive por qué no se vive conforme aprendimos a vivir.
Lo cierto es que, nuestra ciudad vivió diez días de funciones teatrales donde acudió el público amante de las tablas, unas veces a reír, otras a salir de la sala profundamente cuestionados. Uno de esos casos fue la obra de Madrastra compañía de Teatro de Cochabamba, dirigida por Alejandro Marañón, que presentó la ora Rosa a consideración del público interesado que se diera cita a una gran puesta en escena, si bien el tema parece intrascendente, sin embargo, diría yo, de profunda reflexión humana y situacional de nuestro país.
La presentación escénica de calidad y de una manera muy original en el desarrollo escénico de una obra de teatro. Las escenas se van sugiriendo en la medida en que se va desarrollando la trama, que van enlazando confabulaciones interesantes del diario vivir de una comunidad, que es más bien, el diario vivir del pueblo y sus graciosas, como su intricada lógica de la vida que pasa como un torbellino de secuencias, entre la voluntad y el manejo titiritesco de la vida misma.
El elenco de personas amantes de la actuación, intervienen, se visten y hacen teatro, en la escena misma y el uso de la mímica y simulación de actividades, como la escena del conductor en carretera, risible y de connotada actuación de Melita del Carpio, que cambia de personaje de manera extraordinaria. La dirección de una persona sencilla, pero muy inteligente, donde él mismo es personaje. El personaje de la Madre, donde Melita se desempeña con maestría y soltura, es un personaje típico de la sociedad del pueblo de Cochabamba, la Llajta, aquella donde el mando familiar es matriarcal porque es la mujer la que, de manera sencilla y muy hábil maneja a su arbitrio y capricho la realidad de familia. Es madre de una hija que vive al compás de su propia realidad. Ella es Rosa, quien responde con autoridad ante el hijo, pero es y no es manejable por el varón que es objeto de la conducción caprichosa de la mujer amada.
La obra es excelente y es una obra que lleva a escena la problemática de vida de toda una comunidad: pobreza, humillación, soberbia, abuso, hipocresía, ocio, males que son endémicos y que no contribuyen al desarrollo normal y de solidez de vida.
Felicitaciones al director y todo el elenco, personas sencillas y de gran valor escénico. Todos ellos son personas y personajes de gran valor, incluyo al músico que acompaña toda la obra con sones de guitarra y de charango, haciendo que el ambiente se desenvuelva con armonía y deleite. Gracias por el tiempo que se ríe y piensa con esa filosofía de pueblo que es bueno analizar.
Nos dice el gran actor y cómico Charles Chaplin: La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida. antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.