Hay quien dice que es de humanos equivocarse, de sabios rectificar y de idiotas persistir en el error. En el país todavía quedan muchos idiotas, afortunadamente cada vez son menos. Pero no seamos injustos, hay quienes lo son por necesidad, y como todos sabemos, la necesidad tiene cara de hereje. Otros lo son por ignorancia, a esos se los cura educándolos. Y otros lo son por conveniencia u oportunismo, estos son los peores y hay que erradicarlos. Los que nos gobiernan pertenecen al último grupo, sus seguidores a los dos primeros.
Persistir en el error es un gesto de arrogancia y soberbia. Rectificar es un gesto de humildad y sabiduría, virtudes muy escasas hoy en día. Oposición política y gobierno compiten, en una carrera muy pareja, para ver quien se alza con el trofeo de la idiotez. Los unos por no darse cuenta que el pueblo tampoco los quiere, y los otros por pretender eternizarse en el poder contra viento y marea
No es casualidad que ahora Alvarito nos salga con que han aprendido de sus errores, y que intentaran seducir nuevamente a la clase “decadente”. Eso ya no será posible, el galán ya mostró su verdadero rostro, y es muy desagradable. La clase decadente no había sido tan decadente ¿no es cierto Alvarito? Pretender tapar el sol con un dedo es realmente de idiotas.
Tampoco es muy inteligente repetir consignas, como loros, sin analizar los hechos. Etiquetar, descalificar, insultar, decir medias verdades y por ultimo mentir descaradamente, es una costumbre muy arraigada en el masismo, y en la clase política en general. Estos últimos días se escucharon muchas y se siguen escuchando.
Hay una consigna que me llama particularmente la atención de parte de los masistas. Es la que habla de dignidad y soberanía. Les debe parecer muy digno ser genuflexos y obsecuentes con el poder. Robarles a los más pobres como en el fondo indígena. Humillar y atropellar a los indígenas de tierras bajas como en el TIPNIS o Takovo Mora. Faltar a la palabra empeñada y no reconocer la derrota. Quemar la alcaldía del Alto para proteger a un corrupto masista (Patana) y un largo etcétera…
En cuanto a la soberanía, les debe parecer una actitud muy soberana entregarles el país a los chinos, cuyas empresas actúan con total impunidad en todo el territorio nacional, pasándose por el forro las leyes laborales y explotando a los trabajadores bolivianos. Tener una política exterior basada en consignas trasnochadas dictadas desde La Habana o Caracas, sin velar por los genuinos intereses de la nación. En fin…
No somos un país de idiotas…