Manuel Serrano
El Seguro De Vida
Después de pagar el seguro de vida durante más de treinta años, murió sin nadie a quien dejárselo. Era tan avaro que se presentó en la compañía de seguros a cobrarlo. Ni que decir tiene que le extendieron el cheque en medio de arcadas y vómitos.
Cuando llegó al banco se repitió la escena, pero no pudo hacerlo efectivo porque estaba tan manchado que no era legible.
Confesión
—Escriba su confesión.
—Pero, pero…
—No hay pero que valga.
Una hora después la libreta estaba llena de “X”.
Ya No Somos Amigos
Tengo un amigo de la infancia que desde hace algún tiempo tiene una manía tonta. Nunca le han gustado las motos, pero ahora va todo el día en moto. Una moto imaginaria, claro.
Un día le llamé y me dijo que vendría con ella. Y le veo aparecer haciendo el ruido de la máquina.
—Es una Harley, ¿te gusta?
—Muy chula.
Y hablamos de muchas cosas. Cuando nos despedimos, se subió en su moto y se marchó.
Ayer me llamó para decirme que se la habían robado.
—¿Dónde la tenías?
—En la calle,
—Le pusiste la cadena.
—Nunca la ato.
—Por eso te la han quitado.
—¿Me ayudas a buscarla?
Cuando llegué estaba a punto de ponerla en las redes sociales.
—¿Tienes una foto?
—¿Cómo la voy a tener?
—No sé.
Dos días después, y ante su desesperación, se me ocurrió decirle que la tenía yo y que se la llevaba. Cuando llegué a su casa se enfadó.
—Eres un mal amigo. Si querías que te la dejara no tenías más que haberlo dicho. Pero que me la quites, no te lo perdono.
Erudito
Me encantaría leer a Baudalier en su idioma, pero no quiero aprender italiano.
