Mc.s. Ing. Hugo H. Padilla Monrroy
La construcción del Templo de Salomón, requirió una organización jerárquica, planificación de diseño, provisión de materiales y seguramente una previsión de tiempo.
Según la Biblia, fue el rey David quien deseaba construir un lugar de adoración para la Arca de la Alianza, Salomón emprendió la obra poco después de ascender al trono, se utilizaron materiales de alta calidad, como piedras labradas, madera de cedro y ciprés del Líbano, y grandes cantidades de oro y bronce. La mano de obra tanto del propio reino como de naciones aliadas, incluyendo al rey Hiram de Tiro.
La construcción del Templo se completó en un periodo de aproximadamente siete años, bajo el reinado de Salomón y terminado en el año 957 a.d.e. (antes de la era actual). El Templo fue saqueado y luego destruido en el 586/587 a.d.e. a manos del rey babilónico Nabucodonosor II.
Salomón, hizo venir de Tiro a Hiram Abi, hijo de una viuda de la tribu de Neftalí, el ingeniero Hiram era lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia en toda obra de piedra, madera, bronce, por ser el Venerable Maestro Mayor de la construcción del valioso edificio, fue muerto por el grupo de “compañeros” que, requerían los secretos de la construcción, poseídos por el Ingeniero Hiram Abi.
La palabra «ingeniero» proviene del latín medieval ingeniator, que a su vez deriva de ingenium («ingenio»), que significaba talento, inteligencia o una capacidad innata. Su significado para abarcar la amplia disciplina que conocemos hoy, la de diseñar y crear soluciones para las necesidades humanas.
Con un Decreto Supremo dictado el 9 de Noviembre de 1905, durante la presidencia del Dr. Ismael Montes y rubricado por el entonces Ministro de Justicia e Instrucción Pública Dr. Juan Misael Saracho, se crea, a través de la Dirección de Obras Públicas, un Registro de Matrículas de Ingenieros, en el que debían inscribirse todos los Profesionales de las distintas ramas de la Ingeniería, después de obtener un Título Nacional ó de hacer revalidar los que hubiesen obtenido en el extranjero.
Posteriormente el Ing. Juan Muñoz Reyes decide fundar, un 5 de Octubre de 1922, la SOCIEDAD DE INGENIEROS DE BOLIVIA, siendo él su primer presidente inicia sus actividades para la difusión de la ciencia y arte de la Ingeniería. Esta noble institución contó con la participación activa de sus 36 primeros socios.
El Servicio Nacional de Caminos (SNC) de Bolivia también fue creado el 5 de octubre de 1961. Esta institución fue la continuadora del Servicio Cooperativo Boliviano Americano de Caminos (SCBAC), fue una escuela de formación complementaria, fue la formadora de una generación de sacrificados profesionales de la vialidad, primeramente de manera casi empírica, en el arte de construir progreso con técnicas propias sin sofisticada tecnologías, solo el valor del ingenio aplicada a los conocimientos teóricos adquiridos en vida universitaria, levantando plataformas con préstamos laterales o roturando montañas, venciendo ríos y perfilando precipicios.
Los pioneros de la vivencia ingenieril que aportó progreso a las tierras del Gran Paitití, hace 53 años, fundaron (se estima) el 5 de julio de 1972) la Sociedad de Ingenieros de El Beni como filial de la SIB nacional, nóveles ingenieros, vieron la necesidad de agruparse a través de esta magna entidad profesional.
Es así que se reunieron en una cena fraternal, los ingenieros: Máximo Hinojosa Antezana (+), Hans Schlink Monasterio (+), Rodolfo Pinto Parada (+), Oscar Paz Hurtado(+), Hugo Martínez Mejía (+), Roberto Aliaga Huisi (+), Jesús Dávalos Mendoza (+), como apoyo se incluyó al Arq. Alfredo Ascarrumz Rivero (+), Arq. Rosario Toledo Velarde, Arq. Miguel Sawaf Hanny Ascimani, y al Topógrafo Mario Vilca Lani (+), todos profesionales por la afinidad y la familiaridad laboral en el Comité de Obras Públicas de El Beni, la primera entidad de orden público y técnico que planificó el desarrollo del Departamento.
Una segunda generación de profesionales ingenieros que, se integraron como socios activos, fue entre los años 1973 al 1980, citando a los ingenieros Alfredo Calderón Paredes, Cesar Vaca Carrasco, José O. Monasterio Chávez, Hans Dellien Barba, Hugo Padilla Monrroy, Carlos Chávez Roca (+), Aquiles Egüez Cadario (+), Luis Cabrera Fernández, como crecimiento de una organización profesional que inyectaría nuevas visiones de desarrollo, no solo a la capital beniana, sino a todo el departamento, ya sea construyendo viviendas, hospitales, abriendo caminos, construyendo puentes. Ese primer grupo de profesionales de la construcción resalta la importancia de un pueblo que necesitaba progreso y colocarse a la par de los otros de la república.
La historia del desarrollo de la ingeniería en tierras mojeñas se remonta a tiempos pretéritos, cuando los vivientes ancestrales desarrollaron las lomas, terraplenes y canales, que hoy son arqueológicamente evidenciados. En época colonial los misioneros jesuitas construyeron sus magníficos templos con el arte de labrar la madera, sin cálculos ni tecnología, eso si con un inmenso desarrollo de sapiencia precaria y empírica, templos que duraron mas de un siglo.
Luego en periodo republicano dos corrientes aportaron a la ciencia y tecnología en desarrollo, la minería y la explotación de la goma, con intervención de profesionales extranjeros traídos tanto por Simón Patiño en sus minas de estaño y cobre, como por Nicolás Suarez en su emporio gomero de Cachuela Esperanza. Destacar a dos ingenieros que aportaron con la nobleza de sus conocimientos técnico, el Ingeniero naval Arturo Pomsnaski, partícipe con su embarcación “Iris”, en la guerra del Acre, luego investigador histórico, el Ing. Fornerio Gonzales de la Iglesia, enviado a Trinidad para plantear soluciones al riesgo de inundaciones, proponiendo tres alternativas, a saber a) Relleno de toda el área urbana de esa época, b) Traslado a otra ubicación con mayor altura y c) Construcción de un anillo de protección al área urbana de esa época. Además de ser el proyectista del Edificio de la Catedral de Trinidad y su Edificio Parroquial y del Vicariato.
El avance de la tecnología a permitido el desarrollo de tan noble gama con 160 especialidades en la INGENIERIA, (incluida la Arquitectura como especialidad), en la actualidad en Bolivia, a comparación de los primeros años de la SIB, que formaban cuerpo con la ingeniería de minas y la civil, fundaron 36 profesionales, en la fecha estan inscritos 66832 a nivel nacional, 1253 ejercen y radican en el departamento de El Beni, equivalente al 1,9 %.
Trasladarse de un lugar a otro, resulta hoy muy simple con el ahorro de tiempo y la comodidad, no solo por tierra y agua, se han desarrollado expectativas constructivas, como la dinámica de las carreteras y la navegación marítima y fluvial es eminentemente técnica, Un inmenso desafío del hombre, al haber dominado el arte de volar, con la construcción de sofisticadas naves; con su infraestructura aeroportuaria. Toda esta gama de conquistas, mediante el estudio de materiales y sus aplicaciones que, con apoyo de las matemáticas, la física y la química, en resumen, las “ciencias puras”, han hecho el dominio superior de conocimiento e “ingenio”, aplicado a la naturaleza.
Larga la historia de obras proyectadas para el desarrollo y vinculación beniana, como los ferrocarriles La Paz – Beni, también lo planificado de Cochabamba a Puerto Patiño, con estudios de topografía, diseño del desarrollo del trazo, asi como se conoce, Mario Gabriel Hollweg en su texto “Alemanes en el Oriente Boliviano, su aporte al desarrollo de Bolivia” (1995) cita a los ingenieros José y Francisco Keller, quienes llegaron inicialmente a Brasil para estudiar la construcción de un ferrocarril que uniría la navegación de los ríos Madera y Mamoré, como una manera de superar las 14 cachuelas de los ríos Mamoré y Madeira, para vincular Guajaramirim con Porto Belho, con ello la salida de Bolivia al Océano Atlántico.
Destacar que fueron ingenieros benianos los pioneros en el desarrollo estructural y vial del departamento, (R. Pinto, O. Paz, M. Hinojosa, H. Padilla, A. Egūez), J.O. Monasterio, H. Dellien, J.C. Villar, como logro inicial de un progreso anhelado.
Vienen incrementando las mentes dedicadas al estudio y desarrollo de muchas obras, con aplicación de especialidades que harán realidad el gripo fecundo de la benianidad, ”EL PROGRESO DE EL BENI, SERÁ OBRA DE LOS PROPIOS BENIANOS”.
Concluyamos anotando que la noble profesión del ingeniero, es solo vocación, que es el estado de vida que genera satisfacción y propósito personal.
Dedico esta nota al abuelo, al padre, al nieto novato ingeniero, que por herencia genética, siguen la noble vocación del constructor del pensamiento, con cincel y martillo, escuadra y compas, cibernética en computadora.