Pablo Mendieta Paz
Esa noche vestía de sarcófago
con fuego negro como abrigo.
Las oraciones lloraban amenes
y cruces de tonalidad pálida.
Al momento de la sepultura,
silencio y rítmicas paladas de tierra,
los árboles se agitaban
en brisa espiritual.
Escoltaban el oscuro ojo
de regreso al horizonte.
Silencio sepulcral, húmedo,
rastreando significados.
No llores, no llores…
Cada partícula de ceniza que vuela
es una nota musical resucitada.