La batalla entre cohetes y gases lacrimógenos en el Plan 3000 el lunes 8 de agosto, ilustra el choque de razones y emociones en Santa Cruz. Aquellos fueron el arma del bloqueo y la causa regional para que el censo se realice en 2023, estos sirvieron al desbloqueo y la causa centralista que lo reprogramó para 2024. ¿Cuáles son la razones y emociones en disputa?
Es un hecho comprobado que las razones y emociones están entrelazadas al momento de tomar decisiones políticas. Es decir, las emociones son previas a la toma de decisiones y definen, con base a lo experimentado por cada persona, una toma de posición que el cerebro tendrá que razonar. Por ejemplo, una emoción positiva, como es la esperanza, refuerza ciertas ideas políticas (razones) de las personas, mientras que las negativas, como la ansiedad y el miedo, provocan la reflexión y búsqueda de información sobre dichas ideas (Crespo, et al., 2022).
Traducido en el contexto político boliviano, la idea política de que el censo se realice en noviembre de 2022 o en junio de 2023, generó emociones positivas en Santa Cruz, pero el gobierno nacional, de acuerdo a su estado emocional negativo (miedo), lo reprogramó (idea política) para 2024.
La esperanza de que el censo sea en 2023, es una emoción positiva que fortalece la idea política regional de que Santa Cruz puede tener recursos económicos necesarios y suficientes para que su institucionalidad responda a las demandas de los miles de nuevos habitantes invisibles para el Estado, que aún no han sido censados, desde 2025.
Sin embargo, la reprogramación para 2024 ha provocado ansiedad colectiva regional, la protesta ciudadana consecuente (paro), y una permanente reflexión sobre la debilidad institucional del Estado Plurinacional y falta de voluntad política del gobierno nacional para ejecutar una política de acuerdo a normas.
Por el otro lado, las razones de la reprogramación del censo para 2024, están condicionadas por el miedo (emoción negativa) que tiene el Gobierno Nacional a que Santa Cruz, como región históricamente rebelde al centralismo, se fortalezca económica (pacto fiscal) y políticamente (redistribución de escaños) antes de 2025; además, de que los datos reales y oficiales sobre población y vivienda develen resultados no esperados y adversos a la propaganda oficialista sobre los cambios del proceso de cambio, después de más de 15 años de gobernar y administrar ingentes recursos económicos.
Con respecto a la emoción positiva, la esperanza de que volverán a ganar las elecciones generales en 2025, refuerza el razonamiento de los líderes políticos y bases sociales del MAS de que seguirán como partido predominante que controla el Estado central para subyugar a las oposiciones partidaria y regional por los siguientes quinientos años.
Por tanto, los cohetes contra los gases en el Plan 3000 fue una batalla entre: la perspectiva política de la causa regional, condicionada por la esperanza institucional y ansiedad colectiva contra la perspectiva política de la causa centralista, condicionada por la esperanza electoral y miedo partidario.
¿Ahora se entiende a que causa le conviene más politizar el proceso del censo?
José Orlando Peralta Beltrán / Politólogo de la UAGRM