El pasado artículo sobre las condecoraciones como una forma de gestión pública despertó varias preguntas entre amigxs y colegas. Algunas de ellas se referían al costo de cada ceremonia, otras sobre cómo se ejecutaba el gasto público en nuestra ciudad y otras también sobre qué debemos hacer los ciudadanxs para exigir un manejo responsable de ese dinero. Como podemos imaginar, detrás de cada efeméride hay toda una logística. En estos eventos, organizados y promovidos por las autoridades, participan activamente los funcionarios públicos sean del Municipio o de la Gobernación. Si se entrega alguna obra, se inaugura algún evento o se rinde un homenaje, hay un conjunto de acciones cubiertas por el dinero público. Los medios potosinos suelen darles cobertura a estas actividades.
Movida por la curiosidad ingresé a la página web del Gobierno Autónomo Municipal de Potosí (http://potosi.bo). Allí encontré información sobre la normativa municipal. Por ejemplo, la Ley Municipal N. 346 que trata sobre las escalas salariales para el año 2022. Esta norma municipal regula los bonos de antigüedad, aguinaldos, sueldos, régimen de corto plazo, prima de riesgo profesional, entre otros tópicos. Naturalmente, los fondos que cubren todos estos gastos proceden de lxs potosinxs. Una se pregunta si las asignaciones se corresponden con criterios técnicos o son decisiones enteramente políticas. En mi búsqueda digital no encontré ninguna información sobre los Planes Operativos correspondientes a los años pasados ni al actual.
Pensé entonces que podía haber información en el propio Gobierno Municipal. Decidí así ir directamente en mi calidad de ciudadana y descubrí que esta información está virtualmente vedada a todos lxs potosinxs. Me dijeron que si deseaba acceder a ella (aparentemente sensible) debía remitir una solicitud a las autoridades y en esa carta justificar por qué requería conocer esos datos. Aparentemente, el Gobierno Municipal se reserva el ejercicio del derecho a la información, cuando éste en rigor es una facultad reconocida en nuestro propio ordenamiento jurídico (para empezar en nuestra propia carta constitucional). Además, las instancias de gobierno están obligadas a brindarla.
Esta actitud de la autoridad local nos lleva a reflexionar sobre el deficiente acceso a la información pública con la que gozamos lxs potosinxs y bolivianxs. Tenemos una casi nula cultura de la transparencia pública. Una práctica que lamentablemente no solo ocurre en Potosí. Descocemos cómo se formulan y ejecutan nuestros presupuestos. La normativa constitucional y la nacional, como el Decreto Supremo N. 28168, garantizan nuestro derecho irrenunciable a la información. Este es un derecho fundamental de todxs en nuestro país.
Esta normativa es incumplida por nuestros gobiernos locales y departamentales. Precisamente, ese incumplimiento y esa opacidad permiten una cultura del despilfarro y del favoritismo. En nuestra calidad de ciudadanxs debemos revertir esa ominosa práctica. Nos corresponde exigir presupuestos responsables, un gasto público orientado a las necesidades reales de la población y la eliminación de una cultura del despilfarro. El dinero público está siendo usado en actos ostentosos y en salarios que no se justifican en absoluto. Sabemos que Potosí es uno de los departamentos con mayores desigualdades del país y con indicadores negativos en términos de desarrollo humano. Debemos por tanto saber usar bien nuestro dinero.
Esta situación se repite en otros lugares de nuestro país. Hace unos días estuve en Oruro, una ciudad que tiene como Potosí muchas desigualdades. Me sorprendió la poca inversión en servicios públicos. Sin embargo, las autoridades están ya completamente abocadas al Carnaval de Oruro, que como sabemos es una de las grandes celebraciones de la ciudad y del departamento. En las faldas del Socavón pude ver como los fraternos estaban preparando sus trajes y muchos comprando sus deseos e ilusiones en las Alasitas.
En las Alasitas no pude conseguir cuadernos y papeles en miniatura que simbolizaran nuestro derecho a la información, sin embargo, me anima saber que en un futuro podría encontrarlos. Confío en que gradualmente se arraigue nuestra demanda por la transparencia y se ejerciten nuestros derechos. Tal vez en una próxima feria de las Alasitas sea posible.
