Primera Feria Internacional del Libro de la ciudad de El Alto.
Alvaro Vasquez
Se dice fácil, aunque al decirlo se adivina mucho trabajo detrás de esta feria. Y cuando digo trabajo, digo iniciativa, paciencia, decisión, convicción.
Lo primero que llama la atención para quienes están acostumbrados a asistir a este tipo de eventos, es que la entrada sea gratuita. Entiendo que la HAM de El Alto cedió los ambientes de la Terminal Metropolitana sin costo. Bien por la Alcaldía. Esa medida asegurará más visitantes, que es lo que cualquier FIL busca: que la gente vea libros, los hojee, se antoje llevar uno. Si sirve como sugerencia, creo que habría valido la pena cobrar algo (cinco o diez bolivianos), reembolsables al momento de comprar un libro; es decir, que el visitante que compre su entrada, pueda pagar (al menos de forma parcial) por un libro con el recibo de su pago. Al final, la entrada seguiría siendo gratuita, pero los visitantes comprarían más libros, que es lo que se busca.
Debe resaltarse también el trabajo de la CDLLP (Cámara departamental del libro de La Paz), parte importante del equipo que trabajó para que esta feria se haga realidad (me parece que el departamento de La Paz es el primero en tener dos ferias internacionales del libro, aunque es un dato que habría que confirmar). Obviamente, ese trabajo se reflejó también en la presencia de editoriales y librerías de La Paz, que lograron que la oferta literaria/libresca sea atractiva. La importante presencia de escritores alteños es también un punto alto en esta feria, lo mismo que la visita de varios escritores de otras ciudades del país.
Un aspecto importante es la presencia de Francia como país invitado, lo cual, además de oficializar la calidad de “internacional” de esta feria, permite la aproximación al trabajo literario de ese país, aunque me parece que no hubo presencia de autores franceses, (aunque sí varias actividades organizadas por el país invitado).
Hablando con amigos libreros y escritores, hubo coincidencia en sus opiniones al decir que sí hay venta de libros, y que — creo que es el dato más importante — hay un mercado lector distinto al de la ciudad de La Paz. Menciono esto porque cualquier evento ferial (literario o no) no puede saber, en su primera edición, cuál será la respuesta del público. Y es satisfactorio confirmar la idea de que El Alto es una ciudad que sí lee. Y digo “confirmar” porque ya había señales positivas al respecto, entre ellas:
· Varias presentaciones de libros con buena asistencia en el café AMTA (que tiene libros para exposición y consulta de forma permanente, cerca a la cruz papal).
· La buena recepción de la gente a la apertura de varias bibliotecas públicas, un trabajo digno de resaltar que lleva a cabo Daniel Averanga, persona generosa como pocas al momento de apoyar proyectos literarios (aunque frente a un teclado se empeñe tercamente en disimularlo).
· La presencia pequeña, pero permanente, de oferta de libros usados en la Feria 16 de Julio.
· El surgimiento de varios escritores alteños en el último par de años (poco más o menos).
Son varios los motivos para que esta primera FIL de la ciudad de El Alto sea una buena noticia para todos los enamorados de los libros.
Y creo que la mejor forma de agradecer por ello es asistiendo a la feria. Alteños y paceños, porque la pasión por los libros ignora fronteras apenas administrativas, porque estoy convencido de que unos y otros tenemos más similitudes que diferencias. Y una feria del libro es el espacio ideal para reafirmarlo. Porque lecturas compartidas crean lazos fuertes y amistades duraderas.
Escuché que muchas personas se referían a la dificultad de llegar a esta feria. No hay tal. Se puede llegar en un minibús que vaya por la 6 de Marzo, pues pasará por (o cerca de) la “Terminal Metropolitana El Alto” (ese es su nombre oficial, aunque es más conocida por “Terminal bimodal” o “Nueva terminal”). Otra buena opción es la línea morada del teleférico. Se va hasta la última parada, y a la salida se puede tomar taxi (más caro) o un trufi hasta la terminal, aunque personalmente prefiero caminar. Llegar a la FIL toma máximo 15 minutos de saludable caminata.
Por si acaso, al entrar a la terminal, se debe ir hacia la derecha, casi al final del edificio se halla la zona con los stands de editoriales y librerías. Los espacios para eventos se hallan en el nivel superior. Para quienes van al mediodía, en el mismo nivel hay un patio de comida con oferta variada (sobre todo pollo a la broaster, que como se sabe, es el plato favorito en esta ciudad).
Este fin de semana (últimos dos días de feria) la FIL ofrece varias presentaciones de libro, conversatorios (algunos con invitados extranjeros), proyecciones de películas, lecturas, música y danza.
Primera FIL de El Alto, un hito. Termina este fin de semana.
Ahí nos vemos.
