PRÓLOGO de Susana Rozas para el poemario “Ardua”.
Azoramiento de mujer
“No hay nada más secreto que una existencia femenina”
M. Yourcenar
Si después de Freud (“Tótem y Tabú”), donde éste plantea la prohibición del incesto y une el deseo a la ley, Lacan resume en “el Nombre del Padre” esa ley que permite al individuo acceder a lo simbólico, al lenguaje, y lo lleva a satisfacer su carencia: “La ley y el deseo son una misma cosa”, “El deseo es la metonimia de la ley”.
Recordamos que esta problemática se presenta unida a la posmodernidad y a la ruptura de los formalismos. La posmodernidad estética rehabilitó lo inconsciente y lo corporal y la posmodernidad teórica estableció “acabar con la primacía del discurso, del texto, de la palabra, del significante: la muerte de la hegemonía de lo escrito”. En definitiva, y para no alejarme de este poemario que dispone de una impecable retórica, con palabras de Lacan: “Yo soy lo que no soy”.
En Ardua encontramos un yo lírico femenino al servicio de un autor masculino, no hay conflicto. Cada poesía carga con la escenografía propuesta por Rolando Revagliatti, quien atesora unas imágenes que rozan el umbral de la simbología apenas, sutilmente. Insinuada por la cadencia audaz del silencio, inesperado actor en algunos versos. Ni la rima ni la medida son condiciones indispensables para mantener el ritmo de un poema, sin embargo, es el ritmo quien mantiene el lazo con el lector. Aparece una galería de mujeres donde se destacan sugerentes detalles, aproximándose a una caracterología. La esencia del género se manifiesta con autenticidad, es creíble.
El personaje es un producto lingüístico, por lo tanto, no existe más allá de las palabras, pero representa a personas según las modalidades de la ficción y así Revagliatti hace hablar y callar a estas criaturas de papel. Porque, aunque es en el erotismo, en el sexo, en la elección donde se juega el espacio poético, no es excluyente. El género es atravesado, penetrado por la palabra, pero no en este conjunto de poemas, ya que en Ardua intuyo que el autor, luego de una mentada decisión, logra fluir con absoluta espontaneidad. Por lo tanto, puede presentar a estas mujeres desde el hedonismo, el hastío, el juego especular, la infidelidad, la infelicidad…
Si la definición de “arduo” es “escarpado, difícil” y el poeta ha elegido justamente un adjetivo ambiguo para el título de su libro, como todo adjetivo cumple su sino de referirse al sustantivo para determinarlo (¿la mujer, las mujeres?). El poeta describe momentos íntimos y también externos propios de la condición femenina. En estos textos encontramos una privilegiada y mesurada (o no) exposición de adjetivos y así “ardua” será: atrapada-enamorada-dichosa-amenazadora-reconocida-resignada-contemplada-acompañada-pragmática-facilitadora y continúa…
Digo, lector, que esta página puede ser un azoramiento de mujer.
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EPÍLOGO de Simón Esain para el poemario ‘Ardua’.
Ese poliedro.
Ella y la manzana, pero a solas.
Escasamente ridícula, nunca cómica.
De las históricas cualidades y defectos, síntomas que compaginan la mujer deseable.
Para la que es tan importante hacerse desear como desear. Que se exhibe y desnuda también para rechazar. La pendiente. La que es a cuenta de lo que serían.
Y cómo será de sintomática que ha dado o dará el sí a pesar de las contrariedades.
‘Ardua’ es, en mi opinión, la mejor serie poética parida por Revagliatti. Me remite a una función mediumnice, del dentro fuera y del dentro dentro. Y duplica (no doblega) su mérito haber, con palabra y lenguaje, traspasado un quicio: el del género. Y haber apenas levantado el ropaje aquí y allá en un rebuscado streap tease, más diseño puro que homenaje. Y con levedad de mariposa tardía, propia de la erotización femenina, alude sin calumniar a la cómoda muchedumbre opuesta mediante perros y caballos y tal vez hambrientos, no otra cosa, que ladran o se desenfrenan, como a las puertas de una provincia romana.
Sometida a contingencias tan carnívoras como la menstruación, la penetración, el embarazo, el aborto, el parto, el amamantamiento y hasta el maquillaje, pareciera obligarse la mujer a elaborar y mantener una condición en pugna permanente consigo, los apetitos y el mundo, en tanto el hombre da por sentado que el mundo es sólo su creación, su alimento o, en el peor caso, su enemigo.
Una mujer se desdobla para no enfrentar al hombre sola, y de ser necesario acude a sus dobles de ayer y de mañana. Porque con ese hombre termina sabiendo quién es, algo tan inapropiado a lo que no es su cuerpo.
Lo planteado en HOMBRES TAN, donde el ser hombre pasa por el cuerpo de la víctima y su terror absolutamente femenino, puede serle planteado a la mujer, y no pasará ella por ningún cuerpo sino por sus efectos: lo indeseable.
De lo que la MULTI reniega sin acabar de convencerse, y con tanta vehemencia diferente expresa VIUDA, la mujer recobrada de la esposa, cuyo horizonte no concita al hombre sino a la que fue antes. Como si ser, fuera para la mujer, también un no hacer imperioso. Ardua empresa íntima cuya contraparte tanto empecina al erecto foráneo. Hombre con mejores condiciones de meter mujer en la mujer, con y por lo mismo que de mujer le sale a ella.
Si a mi entender, esta poética culmina en A UN PAÍS, al poemario culmina una imagen criolla y wagneriana, diametral y extraordinaria: una viuda que camina por el campo, acompañada de sus perros.
Adelante, alrededor, sobre menta o trébol, trota la melancólica profundidad ardiente, de lo desnudo e invisible, de lo evocado siempre ajeno, aún en sí, como el cuerpo mismo del deseo.
Simón Esain
Enero de 2008
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HARD (Ardua):
“Voces femeninas que dejan espacio al lector”
por Bouke Vlierhuis
(Fragmentos del comentario crítico del libro “Hard”, Ediciones Stanza, Apeldoorn, Holanda, 2006 —edición bilingüe castellano-neerlandés, traducido por Fa Claes, del poemario “Ardua” de Rolando Revagliatti— publicado en medios electrónicos de Europa. La edición bilingüe es la quinta en soporte papel. El poeta belga Fa Claes es quien ha traducido estos fragmentos.)
Se puede gozar de las magníficas traducciones de Fa Claes. “Hard” es un poemario maravilloso. Revagliatti deja la palabra a las mujeres en “Hard”. Quiénes son y cuál puede ser su relación con el poeta, no se aclara en ninguna parte. Relatan sobre sus escapadas sexuales, sus bodas enfriadas, sus incertidumbres y sensibilidades. Hablan ponzoñosamente de su papanatas de marido, una vez hablan secamente, otra vez con indignación sobre la muerte, y se resignan con envejecer y estar descuidadas. Añoran su juventud o su inocencia. Son atractivas, provocan repulsión, se quejan de que los hombres no entienden sus necesidades, y filosofan un poco mientras están penetradas de dos lados.
(…)
Una coral de voces femeninas, escritas por un hombre. Ya sólo eso procura a los textos una estructura estratificada muy interesante. ¿Quién está hablando? (…) Añádese a eso la magia de la lengua española y las características típicamente argentinas a que los textos se refieren. Materia para pensar, rebuscar y releer.
Revagliatti deja mucho espacio para la interpretación. Sus poemas son cortos y abiertos, a veces una especie de epigramas crípticos. Nos invitan a releer cada vez de nuevo y a intentar otra vez rellenar de una manera u otra los espacios vacíos.
19 de octubre de 2006
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Breves comentarios sobre ‘Ardua’:
Simón Esain (Chascomús, Buenos Aires, 9.7.2002): “Qué libro singular. Como una descarga de confidencias. Siempre me ha dado la impresión de que estás detrás de un vidrio, detrás del lente, detrás del ojo detrás del ojo.”
Susana Carnevale (Buenos Aires, 11.4.2003): “Me impresionó muchísimo. Es sorprendente, extraordinariamente original la propuesta.”
Marizel Estonllo (Buenos Aires, noviembre 2003, de una reseña propuesta para una revista): “…es en esa franja donde la libertad es tan absoluta como espontánea donde Revagliatti se mueve con la soltura de quien elige con qué jugar y jugarse y el vestuario y la ambientación de cada juego donde la verdad despierta plena, destacando el pliegue de la osadía.”
Viviana Abnur (Buenos Aires, mayo 2004): “Leer poesía suele provocarme desconcierto, perturbación, pero rara vez felicidad, como me ocurre con tus poemas.”
Alejandro Margulis (Buenos Aires, 10.3.2005): “He leído y releído, encantado con el tratamiento y el suave suspenso erótico que le das al tema.”
Marina Pacheco: “…donde hay textos muy jugados trabajados con una sensibilidad y una gran ironía que me dejaron boquiabierta.”
Lina Caffarello: “He leído y releído tu ‘Ardua’. Quiero decirte que me resulta misteriosa e inquietante, ingredientes que se resuelven con cierta magia. Es algo diferente, pero construido con la misma prolijidad de otros poemarios tuyos.”
Luis Benítez (junio 2024, a propósito de un poema del libro: ‘¡Diosa!’): “Impacta la brevedad plena de densidades de este poema de Rolando Revagliatti, como siempre ducho en los juegos de palabras, particularmente en lo que hace a los parónimos, que le permite desplegar una singular polisemia en cada texto. Su manejo de los coloquialismos amalgamados con las alusiones cultas resulta siempre inmejorable. Uno de los poetas argentinos más originales de las últimas generaciones, sin lugar a dudas.”
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Muestra de poemas de ‘Ardua’:
Ambas con la vigilia
Ambas con la vigilia
a hombros
y un airecillo insondable
¡No te nos escaparás!
con nuestros corazones
en tu fibroso trinchante.
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Rengueando
Amanecí ardua
(escasa por el insomnio)
rengueando de la equidad
(mis patitas
del medio).
*
Ya casi
Ya casi no vivo:
estoy atrapada
Atrapada en una familia:
la mía.
*
Enamorada
Enamorada de mi miedo
es mucho el frío que hace
donde me interno:
la tapa de mis sesos.
*
A un país
A un país
súbitamente lejano
se me van
espantadas
la senectud de mi amado
y mi niñez.
*
Seré, si no
Seré dichosa si no
te decepciono
Deberé trasuntar que no sé
lo que aprendí
lo que siempre intuí
y luego confirmé
Seré dichosa si no
te decepciono.
*
¿Amenazada?
Erra en mí
que lo construyo
Oficioso
sobre mis restos
Amenazada por su imprecisa seducción
mi abstinencia
lo dota.
*
Finó
Soy la mujercita
que se iba a casar
Finó mi prometido
y de momento
dicha circunstancia
me empobrece.
*
Usualmente
Él me dice usualmente esas cosas extrañas
y me abraza
Termino casi siempre sabiendo qué soy
Después
huye.
*
Reconocida y desleal
Reconocida y desleal
aún segrego tus efectos personales
Bien sé que no todo es quedarse
ni acomodarse
en las fronteras
Trémula
como mi madre cuando dio conmigo
cavándote mis rictus de presa
morí cómica
Yo con vos no tengo
ni un soberbio fracaso.
*
Sentí
Sentí algo:
he sido atropellada
por un recuerdo
allí.
*
Escribas
Tus grafismos en mis espaciosas
aréolas
Mis letritas de imprenta
en tu pene
leve.
*