Cuando Luis Arce anunció el referéndum, cuyas preguntas acabamos de conocer, dijimos sin temor que se trataba de una jugada magistral del actual gobierno boliviano. Hablamos de jaque mate a Evo Morales. Ratificado.
Comencemos diciendo que no se trata de un referéndum constitucional en el sentido de buscar una nueva redacción dentro de la Carta Magna. La intención es poner al pueblo en el papel del Tribunal Constitucional. El producto final será una opinión vigorosa y vinculante del electorado boliviano sobre tres temas: la reelección discontinua, la subvención a los hidrocarburos y la distribución de escaños a partir de los cambios demográficos.
De un saque, el gobierno se libera de tres cargas. Lo que diga el pueblo es inapelable y ayuda a no tener que repartir culpas. Es decir, por ejemplo, si el votante le cierra las puertas a Evo Morales como candidato de 2025, el afectado no podrá quejarse ni armar alboroto. Vox populi, vox dei. «Es tu turno, Andrónico».
Ninguna salida que esté acompañada por el voto puede ser en esencia perjudicial. Viva la democracia.
Evo Morales parece animado a entrar en el duelo con Arce. Si acaso llegara a ganar, en 2025 habrá asegurado su reelección.
En cuanto a la subvención, parece casi imposible que la gente vote en favor de retirarla. Es como consentir una amputación. Sabedor de ello, el gobierno usaría el resultado para inclinarse por otras soluciones a la crisis como, por ejemplo, aceptar más inversión extranjera.
¿Y lo de los escaños? Si se aceptara, por voto, que los cambios demográficos no deben significar pérdidas de curules congresales para las zonas que se van vaciando, Bolivia será declarada como irracional. Santa Cruz debería transformarse en la región enemiga de esta idea compensatoria. Lo lógico que es que use su peso precisamente demográfico electoral para rechazarla. Si eso pasa, el gobierno también, otra vez, sentirá plena libertad para que Potosí u Oruro tengan menos representación en la Asamblea. No podrán quejarse porque fue decisión de todos los bolivianos.
Como se ve en los tres mini análisis, el referéndum de diciembre no solo es importante, sino útil para salir urgentemente del paso.
