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Narel Paniagua: «Perdemos mentes brillantes, científicos que podrían realizar investigaciones increíbles en Bolivia»

Mirna Echave Mallea / Inmediaciones

Con el cabello recogido, empolvada, botines, pantalón de lona, gorra e impermeable, Narel Paniagua Zambrana se ve en las fotos que muestran cómo recorre cerros, campos y zonas selváticas para registrar plantas y saberes tradicionales.

Hace una semana, esta joven profesional boliviana recibió, en Estados Unidos, el premio OWSD-Elsevier 2019, que reconoce a las científicas de todo el mundo, destacadas en el campo de la biología.

Sobre las cuatro investigadoras también galardonadas resalta —en la siguiente entrevista— la forma cómo lucharon para alcanzar sus metas y opina que en Bolivia se pierden recursos humanos en diferentes áreas, por la falta de formación y empleo.

Se especializó en etnobotánica en el exterior, labor que la lleva a registrar y documentar los conocimientos tradicionales, aunque más allá de aquello, Narel se esfuerza por difundir los resultados de sus investigaciones entre las comunidades de esas regiones, a través de materiales educativos, para que esta misma gente proteja sus conocimientos, sus usos y costumbres.

La bióloga Narel Paniagua en un trabajo de campo

¿En qué consiste el trabajo que permitió que te otorguen el premio?

La etnobotánica, que es la mención que hizo el premio, es la ciencia que estudia el uso de las plantas por las poblaciones locales. Este uso puede ser como alimento, medicina, vestimenta, material de construcción, herramientas, utensilios, y uso cultural entre muchos otros. Entonces nuestro trabajo consiste en documentar este conocimiento y realizar la correcta identificación de las plantas a las que las personas atribuyen este uso. De esta forma tenemos la información de uso, nombres locales y clasificación local proporcionada por los miembros de la comunidad, y además tenemos una colección científica de la planta que nos permite saber exactamente de que especie estamos hablando. Esta colección es depositada en el Herbario Nacional de Bolivia, que es el centro donde se encuentran depositadas las muestras científicas de todas las plantas que han sido identificadas en Bolivia, y que sirve como referencia para trabajos futuros y para preservar el Patrimonio Natural de nuestro país.

Todas nuestras investigaciones han devuelto la información a las poblaciones locales en formatos e idiomas escogidos por ellos, y en muchos casos este material ha sido incorporado dentro materiales educativos en las escuelas locales. De esta forma apoyamos a los procesos de transmisión de conocimiento entre generaciones, que en muchas comunidades se estan perdiendo debido a tantos cambios sociales, ambientales y culturales.

Un aspecto importante en todas nuestras publicaciones ha sido reconocer a los participantes locales como los autores principales en todas las publicaciones, incluidos artículos científicos publicados en periódicos internacionales. Esta forma de publicación asegura la propiedad intelectual de este conocimiento para los propietarios de este conocimiento, ya que al estar esta información en dominio público no puede ser patentada. Y además  pone en sus manos la desición de cómo usarla.

Todas nuestras investigaciones son realizadas con un “consenso previo informado”, que garantiza que nuestras investigaciones cuenten con la aprobación y permiso de las comunidades donde trabajamos.

Los métodos que aplicamos son discutidos y modificados de acuerdo con el requerimiento de ellos. De esta forma aseguramos que la información que generamos responda a una necesidad local y que a futuro pueda ser utilizada como una herramienta que les ayude a tomar mejor sus decisiones, de aprovechamiento, manejo y/o conservación de sus recursos o el conocimiento asociado a ellos. Sin duda alguna, no se puede proteger ni conservar lo que no se conoce.

¿Cuál es la importancia del tema que abordaste?

El conocimiento es la forma por la cual las personas nos relacionamos con nuestro entorno. Nos permite adaptarnos a él, por lo que no es estático sino cambia. Y en este último aspecto radica la importancia de estudiarlo continuamente.

Las comunidades locales y los pueblos indígenas tienen un conocimiento tradicional que les ayuda a “relacionarse” con la naturaleza, mucho más allá de solo utilizarla para su beneficio. Su relación involucra muchos otros aspectos que debemos considerar cuando hablamos de conocimiento tradicional. Entenderlos y aplicarlos como una herramienta de conservación es esencial, considerando que son parte integral de los ecosistemas naturales y culturales que queremos conservar.

¿Qué perspectivas ves para la etnobotánica?

La etnobotánica no es una ciencia nueva, y al estudiar un conocimiento que es dinámico y cambia nos ofrece incontables oportunidades de explorarlo, entenderlo y documentarlo. Por lo que veo, los etnobotánicos en Bolivia tenemos trabajo para mucho tiempo.

La etnobotánica busca preservar los conocimientos ancestrales

¿Cuál es tu formación profesional?

Soy bióloga, con especialidad en etnobotánica. Hice mi licenciatura en Biología en la UMSA, obtuve mi maestría en Ciencias en la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, y mi doctorado en Biología en la Universidad Autónoma de Madrid.

¿Qué te impulsó a formarte en este campo de la ciencia?

Crecí y estudié en las minas de la Comibol (Corporación Minera de Bolivia), entre 1976 y 1990, siempre jugué y exploré al aire libre, ahí nació mi pasión por la naturaleza.

La Biología llegó por una extraña coincidencia a mi vida. Cuando terminé el colegio no sabía de la existencia de esta carrera, estudié y me crie en las minas, y quería estudiar algo que me permitiera trabajar en el campo, entonces escogí Agronomía. Pero mi primer día de clases en el vestibular fue una experiencia terrible. Había tanta gente que apenas podía ver y menos oír al profesor, y viniendo de un ambiente tan tranquilo y pequeño como los campamentos mineros fue un impacto muy fuerte para mi. Entonces, un amigo de la familia, que coincidentemente era el director de Agronomía me preguntó sobre mi impresión ese día. Seguramente mi respuesta no le gustó y recuerdo que me sugirió una “carrera nueva”, mucho más “científica” y con “mucha menos gente”. Esto último fue lo que me animó. Esa misma noche pasé mi primera clase en el vestibular de Biología. Desde ese primer día supe qué era lo que quería hacer.

Decidí estudiar a las plantas porque fui aceptada en un curso de “Evaluaciones Biológicas Rápidas” organizado por Conservación Internacional en 1993. Allí, de la mano de uno de los especialistas más importantes en Flora Tropical, el doctor Robin Foster, comencé mi pasión por las plantas y al mismo tiempo comencé a descubrir lo maravillosamente diverso que es nuestro país.

El curso fue realizado en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado. Hasta ese momento jamás había visto un bosque tropical.

Coincidentemente, mi interés por estudiar el uso de las plantas, la etnobotánica, comenzó en una expedición organizada por Conservación Internacional en 1997 para inventariar la biodiversidad del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, cuando aún no tenía esta categoría y no se conocía casi nada de su biodiversidad.

Durante esa expedición conocimos a una pareja de “sabios” tacana, ambos residentes de San José de Uchupiamonas, quienes durante todo un día nos mostraron y hablaron del uso que los tacana hacían de las plantas.

Quedé impresionada, por ello escogí una planta útil, el motacú, para mi tesis de licenciatura. Un par de años más tarde recibí mi primera beca para desarrollar un estudio etnobotánico en San José de Uchupiamonas, con esta pareja y con todos los comunarios como autores del libro con el que devolví el conocimiento tradicional a esta población indígena. Ese fue el inicio de todo.

¿Qué otros logros obtuviste por tus investigaciones?

En 2001 gané un premio de la Cámara Junior de Bolivia por Liderazgo Ambiental. Pero a lo largo de mi carrera he ganado diversas becas de investigación que, considerando las imitaciones de fondos que tenemos, podrían ser consideradas como premios. El último que obtuve fue de la WWF, me permitió imprimir los libros que devolví a las comunidades, como parte de mi tesis de doctorado.

Conociste a mujeres que trabajan en la ciencia, ¿qué puedes destacar de ellas?

Las mujeres por naturaleza somos muy emprendedoras y pocas veces dejamos que los obstáculos nos alejen de nuestro camino y de llegar a la meta.

Las cuatro científicas con las que compartí este galardón tienen historias increíbles, llenas de desafíos y obstáculos, pero también de muchas oportunidades muy bien aprovechadas.

Lo que destaco es que jamás han dejado que nada las detenga.

¿Qué opinas del campo de la investigación en Bolivia?

La investigación en Bolivia tiene un nivel excelente. Las instituciones académicas que forman y alojan a la mayoría de los científicos de nuestro país tienen muchas limitaciones, pero dentro de ellas se hacen investigaciones de excelencia. De ellas, la investigación que me llevó a obtener el premio es solo una pequeña muestra.

El trabajo científico necesita de los conocimientos y saberes de las comunidades indígenas

¿Cuáles ves que son los principales obstáculos para los investigadores jóvenes?

Aunque muchos espacios académicos en nuestro país han desarrollado centros de posgrado y especialización, aún hay disciplinas científicas en las cuales existen vacíos. Por ello, muchos jóvenes profesionales deben buscar oportunidades fuera del país, lo que no siempre es fácil, y tienen muchas limitaciones.

Una vez fuera, sin embargo, casi siempre destacan por su trabajo y son invitados a quedarse y formar parte de estas instituciones. Ante la falta de oportunidades en nuestro país deciden aceptar y no volver. Perdemos mentes brillantes, científicos que podrían realizar investigaciones increíbles en Bolivia y, lo más importante, educar a la nueva generación.

Ojalá se pudiera ofrecer más oportunidades de formación completa en Bolivia, así como un trabajo permanente en nuestro país.

¿Qué sugerirías para que las nuevas generaciones puedan formarse correctamente y llegar a realizar investigaciones y aportes científicos al mundo?

La educación es escencial y hay que poner un empeño especial en aprovechar esta fase, pero deben saber que si deciden dedicarse a una carrera científica van a tener que trabajar muy duro, sobreponerse a los errores y aprender de ellos. Por eso les sugiero que aprovechen las oportunidades y principalmente que nunca se rindan.

Fotos: Narel Paniagua Zambrana / Inmediaciones
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