Maurizio Bagatin
Nápoles puede despertar en todos lados. Es Pulchinela en todo el mundo, comedia de su plebe en las callejuelas angostas donde se concentra el perfume del ragú y una voz que canta su eterna tragedia. El África así tan cerca, Aníbal siempre de retorno. Un viento que rompe la insidia, es Nisida y la tierra fértil del Vesubio, es mil colores y mil miedos, la esperanza en la fortuna.
“No sé si Mixed by Erry es una película o una guía turística, una Lonely Planet criolla para conocer a Samuel Bellamy y todos los piratas, a Sophia Loren contrabandista de cigarrillo y la camorra con nombre y apellido. La metis de Ulises que dominó las sirenas para reinventarse siempre. Sciusciá, Pasquale Cafiero, Maradona. También un muy buen retrato de una Italia y un mundo perdido. Una guía para el uso”
Un café con el sabor a simplicidad.
Cuantas veces bajando en la Plaza Garibaldi uno se mira alrededor y piensa a la última estratagema de supervivencia napolitana. Mergellina, Sanitá, Forcella, barrios que se inventan la vida cada día, cada día inventándose algo nuevo; la genialidad que nace de la necesidad, es la T-shirt blanca con la faja negra que se vende en todos los mercado populares de la ciudad, el día antes de la introducción de la obligatoriedad del cinturón de seguridad en los autos, es la revolución de la plebe del 1799, en la cual la plebe napolitana se propone no apoyar a la burguesía porque: “Con el Rey tenemos comida, con la burguesía nadie sabe”, los casetes musicales piratas del Festival de Sanremo que circulan antes de finalizar el Festival.
Tanta comedia y mucha poesía, todos ganan, nadie pierde, la música continúa. Mañana es otro día y desde el vientre y el corazón, Nápoles sabrá sacar otra vez su cotidiana arte de sobrevivir.